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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Cómo nacemos importa (mucho)

Gema Lendoiro el
Foto cedida para este blog por Eva Gascón, fotógrafa de partos

 

Siempre que veo nacer un niño, me emociono. Ya sea en foto, en vídeo, me sale un no sé qué inexplicable que me conmueve. Supongo que será el impacto de constatar una y otra vez, el milagro de la vida.

Tener hijos cambia las vidas. Eso lo sabemos todos. Y a las mujeres también nos cambian muchas cosas por dentro, después de los partos. A lo mejor no a todas las mujeres pero me consta que sí a muchas. No tengo las palabras exactas que consigan expresar cómo cambia para algunas por dentro un hecho tan único e irrepetible como dar a luz. Quizás por esto casi ninguna mujer olvida cómo nacieron sus hijos. Cada vez sabemos más qué sucede entre ambos cerebros en el momento en que se desencadena el parto y la ciencia cada vez más nos explica mejor por qué parir es un acto que nos conmueve de manera tan precisa. Para las personas que somos creyentes es algo muy parecido a un milagro. Para los que no lo son, pero respetan mucho la biología se parece bastante. El hecho es que, algo tan importante en la vida de una mujer y algo tan valioso como es una traer una vida al mundo, debería ser mucho más respetado y cuidado hasta límites insospechados por todos los sectores de la sociedad empezando por los obstetras.

Sin embargo, esto no sucede así, de ahí que tengamos la necesidad de celebrar la semana mundial del parto respetado. Porque en la mayoría de los países no se respetan los partos. ¿Y qué es un parto respetado?, se pregunta mucha gente. Pues es aquél que trata a la mujer como un ser humano con derechos y que no la trata como una enferma,  porque una mujer embarazada no está enferma y, por lo tanto, muchos protocolos podrían ser evitados. Un parto respetado es aquél que no infantiliza a la mujer echándole la bronca. Pero sobre todo es aquél que respeta lo que dice la OMS y, en concreto y  para el caso que nos ocupa, lo que marca el Ministerio de Sanidad Español.

En España tenemos unas cifras que obvian estas recomendaciones  y, lógicamente, asustan.

  • Ya tenemos un 25% de cesáreas en los hospitales públicos cuando se recomienda el 10-15%.
  • Los datos de cesáreas en la privada no son concretos porque no los facilitan todos pero se sabe que superan el 40%.
  • Episiotomía: se recomienda no superar el 15% y en España estamos en un 42% en partos eutócicos (normales, es decir, sin ninguna complicación).
  • Maniobra de Kristeller. Es el datos más importante a tener en cuenta ya que no constan casi nunca en los historiales clínicos pero según datos del Ministerio de Sanidad del 2011 sacó un dudoso 26% y digo dudoso porque se hizo a través de encuestas y se sabe que muchas mujeres no saben qué es dicha maniobra (cuando el obstetra o la matrona se pone con su cuerpo a presionar o empujar sobre la barriga). El ministerio ha fijado como criterio LA ERRADICACIÓN de dicha maniobra. En países como UK si una matrona es pillada haciendo dicha maniobra es automáticamente despedida.
  • Sobre la rotura de bolsa: estamos en el 46% y se recomienda no hacerla de manera rutinaria.
  • Sobre la estimulación del parto con oxitocina en España se supera el 53% mientras que el Ministerio dice que no se debe superar el 10%
  • Y lo más grave: partos inducidos. Tenemos una tasa de 19,4% cuando la OMS establece que en ninguna región del mundo debería superar el 10%. Esto es grave porque  dobla la tasa. En una alcoholemia estaríamos hablando de pasar de una infracción administrativa a un delito penal.

Con los datos en la mano, que son del Ministerio de Sanidad y del 2011, como mujer, madre, ciudadana, periodista, me pregunto. ¿Qué estamos haciendo para que esto sea así? Creo que varias cosas que trataré de enumerar.

 

Foto cedida para este blog por Eva Gascón, fotógrafa de partos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Falta de información a las mujeres.

Debería llamarlo falta de interés pero lo dejaré en falta de información. Necesitamos más medios como ABC que den eco a que no es normal inducir un parto si no hay una necesidad médica, que no es mejor que te hagan una cesárea porque así te evitas las contracciones. Asisto asombrada a frases de mujeres que me cuentan que les han programado el parto. ¿Por qué? Porque me dice la gine que el bebé está grande (ya es casualidad que apenas nace bebés en fin de semana, ¿no les parece? Y están en la semana 38. Asisto conmovida a tantos relatos de mujeres que no dicen que no dilataban y que por eso tuvieron que ponerles oxitocina, primer paso de muchos tremendos que se sucederán a continuación. Cuando ya tienen la oxitocina, la epidural es casi siempre inevitable y, en muchos casos la epidural paraliza el parto y entonces puede llegar la cesárea que, puede que sea necesaria pero que si no se hubiera empezado con inducción, quizás no habríamos terminado así. Puede que si empezamos a analizar por ahí nos salgan explicaciones a tantas cesáreas.

Obstetras que obvian las recomendaciones de la OMS y del Ministerio de Sanidad

Si los datos avalados por el Ministerio de Sanidad y la OMS son los que son y en España tenemos esta tasa de cesáreas, episiotomías, Hamilton, Kristeller, inducciones…o una de dos, o las españolas tenemos un gen defectuoso que nos impide parir bien (y lo tenemos desde hace no más de veinte años) o los obstetras están haciendo caso omiso a las recomendaciones. De hecho muchos ni se han leído el informe o, lo que es peor, no saben ni de su existencia.

Falta de conciencia de la sociedad

Como siempre que se tratan asuntos que tienen a la mujer como centro del debate, el tema está politizado. Muchos hablan de manera despectiva de las mujeres que reclamamos que el parto sea de verdad nuestro, como una hippies locas o perroflautas que quieren volver a parir como en las cuevas. No, nada que ver. Ni estoy loca, ni soy hippie, ni soy perroflauta (tampoco llevo perlas) ni muchísimo menos quiero parir como en las cuevas. Solo quiero que nos respeten en un proceso que llevamos millones de años haciendo y que tenemos impreso en nuestro ADN. Que nos dejen pasear mientras tenemos contracciones, que nos dejen ponernos de cuclillas, que nos den el tiempo que se necesita para parir, sin ruido, sin presión, sin protocolos de personas entrando en la habitación rompiendo tu intimidad, tu sagrado momento de dar vida para gritarte, ponerte una vía que no necesitas, para romperte la bolsa cuando no está indicado…en fin, son tantas cosas que ya me pierdo en la enumeración.

La biología, esa gran ausente en todo este debate

Por supuesto, después de enumerar todas estas cosas que no deberían superar las tasas, en el peor de los casos el 15%, vienen las demás consecuencias asociadas a éstas y que tanto dolor nos trae a tantas: la separación de la madre y el bebé con todas las implicaciones psicológicas a a corto y largo plazo que ya se sabe que tienen y que la mayoría de las mujeres desconocen inexplicablemente. Pero, y esto es lo más grave, que desconocen muchas profesionales sanitarias. Para muestra, una de las preguntas más absurdas que se le pueden hacer a una mujer recién parida y que es: ¿vas a querer que tu hijo vaya al nido? Obviando lo que somos, mamíferas, obviando los derechos del bebé a no ser separado del único cuerpo que conoce y que es el de su madre, obviando la naturaleza que hace que si estamos pegadas piel con piel con el bebé subirá mejor la leche, se harán las conexiones neuronales precisas…se producirá el milagro de la vida. Romperlo sin causas graves que lo justifiquen debería ser un delito, o un pecado, o ambas cosas a la vez.

No se trata de reivindicaciones políticas, son de salud, de vida, de psicología. Un parto es demasiado importante en la vida de cualquier mujer para no ser respetado. Además, es que cómo nacemos, importa. Y mucho. Aunque ése ya es tema de otro debate mucho más amplio y fructífero. Y, como me pregunté una vez en este mismo blog ¿cómo podemos estar en pañales en el siglo XXI con un acto que llevamos haciendo desde el comienzo de la vida.

Toma conciencia, haz que respeten tu parto. Es tu derecho. Un parto no respetado es violencia sobre la mujer.

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Gema Lendoiro el

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