Gema Lendoiro el 06 may, 2016 No soy puta. No soy señorita. No soy bollera. No soy pescadera. No soy bruja y nadie me quiere quemar. Y, por supuesto soy libre. Y en el uso de mi libertad no invado tu sagrado espacio para ofenderte mientras te grito a escasos centÃmetros del oÃdo. No, Rita Maestre, ni me representas a mà como mujer (ya ni te cuento como ciudadana), ni representas a muchas. Y sÃ, soy feminista porque el feminismo no te pertenece a ti y a las que piensan como tú, pertenece a todas. Y a todos, como os gusta decir. Es patrimonio de la sociedad entera. Y soy madre de dos hijas y estoy en la sagrada tarea, que de momento desconoces, de educarlas para que sean libres y valientes, para que nadie las pisotee, para que ninguna persona como tú les socave su derecho a decidir qué rezar, qué pensar, qué decir. Y para ello les enseño a no gritar y a no insultar, les enseño a pensar y a negociar, les transmito mi amor  y entrega absoluta y que pueden tener la confianza ciega de que ni yo, ni su padre, ni sus abuelos les vamos a fallar jamás. Soy creyente. Y respeto tanto a mis hijas que cada domingo les pregunto si quieren venir conmigo a misa porque con 3 y 5 años, francamente, entiendo que se aburran y, honestamente, a mà me gusta estar a solas con Dios y, a ser posible, en silencio. Asà que, de manera egoÃsta, siempre pregunto si les apetece venir o no. Y ellas resuelven por sà mismas y unas veces dicen que sà y otras que no. Y generalmente cambian de opinión sobre la marcha y entran o salen a demanda del templo porque su padre, que es ateo, se queda fuera para ayudarme en la tarea. Pero a ese ateo jamás se le ocurrirÃa, como a tantos en el mundo, entrar en bolas para gritar nada, ni aunque sea en la capilla de una universidad pública. Y tampoco se opone a que yo les cuente lo que opino sobre Dios. Como tampoco se opone a que les cuente mi opinión sobre lo que sea. Porque educar en libertad significa exactamente eso: predicar con el ejemplo y dejar que los demás, incluso a quienes más quieres, no estén de acuerdo contigo. No, no sois libres. Es imposible ser libre cuando para decir alto y claro lo que piensas, atacas lo más sagrado que otro ser humano tiene que es su libertad. A ti te importa muy poco lo que yo y miles de personas sienten cuando se recogen a meditar en una capilla. No solo no te importa, es que te revienta que eso suceda en el ámbito público como si la espiritualidad hiciese daño a alguien o al mundo. Yo no soy esa mujer que tú dices (decÃs) representar y, como la fiscalÃa, también opino que estás en tu derecho de decir en alto que eres puta, bollera o lo que te dé la gana, pero no delante de un altar. Y sÃ, sacarse el sujetador sà ofende. Ofende al sentido común. ¿Cuántas veces te has quitado el sujetador en una rueda de prensa o en el pleno del Ayuntamiento? Pero sobre todo ofende al feminismo porque las mujeres nos somos unas tetas, somos un cerebro que, además, tiene tetas. Por cierto, diseñadas para dar leche. Lo que sà representas con esas actitudes, es la vulgaridad mezclada con el resentimiento y la ira no se sabe muy bien por qué ya que naciste con una democracia bien instalada. El feminismo no consiste en enseñar las tetas ni en amenazar. ¿Has visto alguna vez a Eva Levy levantándose la camiseta o ni tan siquiera la voz? Ni lo verás. Y su lucha feminista lleva décadas consiguiendo cosas para ti y para mÃ. Pero de una forma mucho más, digamos, elegante, más femenina. Y es que el mundo femenino es infinitamente menos agresivo, es mucho más acogedor, de hecho si fuésemos más mujeres en polÃtica, es probable que las cosas nos fueran menos mal. Pero es que las polÃticas como tú que habéis llegado a cambiar las cosas, no solo no cambiáis nada sino que aportáis la agresividad tan tÃpicamente masculina y llena de testosterona de hacer las cosas. No tenéis el patrimonio del feminismo. No tenéis el patrimonio de decidir cómo queremos vivir nuestra sexualidad. No tenéis derecho a decirnos nada que afecte a nuestro ámbito privado. Si de verdad eres libre, demuéstralo. Las personas libres no van por ahà molestando a los demás en sus creencias pacÃficas. Pero sobre todo no tenéis la capacidad de callar a las personas. No tenéis en exclusiva la voz y la palabra. No necesito que me salves de nada, no soy nieta de brujas, soy nieta de mujeres valientes que trabajaron y a su manera lucharon por nuestros derechos. Y biznieta de mujeres poderosas que amamantaron a sus numerosos hijos con amor, esfuerzo e incluso hambre. No soy puta ni lo quiero ser. La prostitución es de las cosas más execrables del patriarcado, es la máxima expresión de la violencia del hombre sobre la mujer. Una verdadera feminista jamás aspirarÃa a ser puta, o a presumir de serlo porque todo lo que rodea su concepto es machismo, violencia, cosificación y mercadeo de la mujer. ¿De qué sirve este tuit si solo se queda en eso, en tuit? Si es verdad que trabajas para todos (y para todas), demuéstralo. Yo también merezco que trabajes por mis derechos como creyente. No solo por los de los que aplauden todas las gracias. Eso es el concepto de libertad que tan mal trabajado tienes. Y hablando de libertades. La mÃa ha sido capada por tu colega porque no le gusta lo que digo. ¿Esta es la nueva manera de hacer polÃtica? ¿Esta es la nueva casta? Si no me gusta lo que dices, te bloqueo. DarÃa la risa si no fuera porque muchos tememos que lo que de verdad queréis es, precisamente, controlar la prensa. Precisamente, callarnos, Y eso es, con toda precisión, matar muchas libertades juntas. O muchas generaciones de brujas, como prefieras llamarlo. De nada sirve el bloqueo porque basta con abrir desde otra cuenta para ver qué dice. Es poner puertas al campo. AcabarÃa antes cerrando su cuenta. Pero esto dijo. No pide, ¡exige! Y es que, al señorito Errejón, cuando las decisiones de los jueces no les favorecen, entonces ni son respetuosos, ni son profesionales ni son independientes. Si, por el contrario, los magistrados emiten una sentencia que los absuelve en su repetitivo afán por ofender a los cristianos, entonces se hace justicia. La independencia judicial, asà como la prensa y la de credo, son pilares básicos de libertades democráticas. Sin ellas, no se avanza. AsÃ, que lecciones de libertad, vosotros, ni una. Tienes todo el derecho a recurrir la sentencia. Incluso a patalear y echar espuma por la boca pero ni has tenido, ni tienes ni espero que tendrás, a gritarme en el oÃdo y en medio de un lugar que para mà es sagrado, qué debo hacer y cómo. Soy libre, soy mujer, soy periodista, soy esposa, soy madre de dos niñas, soy creyente y soy feminista. Me puedes seguir en facebook, en Twitter y en linkedin Sin categorÃa Comentarios Gema Lendoiro el 06 may, 2016