Todos los 8 de marzo sucede lo mismo. Voces que dicen que no ven la necesidad de dedicarle un día al año a la mujer. En concreto a la mujer trabajadora que es un pleonasmo puesto que la inmensa mayoría de las mujeres somos trabajadoras, percibiendo salario o no por ello, pero trabajadoras. Yo estoy a favor de que sí, de que exista un día para nosotras. ¿Por qué? Pues por diversas razones que voy a enumerar a continuación.
Porque seguimos cobrando un 17% menos que los hombres desempeñando idéntico trabajo según el último informe de la OIT.
Porque las mujeres que trabajamos y tenemos hijos cobramos, según dicho informe, un 5% menos con respecto a las mujeres que no los tienen, por lo que la brecha salarial con respecto al hombre sube entonces al 22%.
Porque seguimos siendo consideradas el sexo débil cuando eso es, a todas, luces, una estupidez supina. De hecho, la mayoría de las mujeres que conozco (y que tú conoces) sacan adelante a sus familias sin desfallecer y sin perder la esperanza.
Porque seguimos siendo discriminadas en los consejos de administración pese a la ley de iguald de género.
Porque somos mayoría en las universidades pero seguimos teniendo muchísima dificultad a la hora de acceder a los verdaderos círculos de poder.
Porque ser madre te penaliza en el mercado laboral, no sólo a nivel salarial como he indicado más arriba, si no también con miradas de desaprobación si te pides una jornada reducida porque no quieres dejar a tu bebé de 20 semanas 8 horas en una guardería.
En relación con el punto anterior, los empresarios siguen prefiriendo contratar a hombres porque tener a una mujer de baja por maternidad supone pagar dos seguridades sociales por un solo trabajador en la práctica. Ojo, siendo como soy una defensora acérrima de la economía liberal, entiendo que para que esto no se producza, las políticas deben ser modificadas. Es el Estado el que debe defender la natalidad, no un empresario, la mayoría de las veces, pequeño, que se ahoga directamente si tres, de sus 5 empleadas, tienen embarazos a la vez. No es culpa del empresario, insisto. Ni de la madre, sólo faltaría que no pudiéramos parir. Es culpa de las no medidas de los gobiernos que tenemos que obvian de manera constante y reiterada la maternidad. Ya me dirán de qué vamos a vivir cuando tengamos 80 años los que ahora tenemos 40 si no nacen niños. Las pensiones se sacan de los impuestos de la población activa.
Debemos seguir celebrando este día pare recordar que seguimos siendo las que cargamos con todo en el hogar después de 8 horas diarias de trabajo. Según datos de la EPA únicamente 445.000 hombres en 2013 en España se dedicaban a las tareas del hogar mientras sus mujeres salían a la calle a trabajar.
Porque la publicidad sigue siendo sexista y para anunciar un detergente siempre ponen a una mujer mientras que para anunciar un coche de alta gama es un estupendo señor el que lo hace o, en su defecto, una sexi chica cuyos mejores atributos son tener un cuerpazo y ser rubia. O morena, pero con una delantera muy apetecible.
Porque sigue muy vigente en el ámbito de prácticamente la inmensa mayoría de la población, gestos, actitudes y frases profundamente machistas que sitúan a la mujer en un plano totalmente de indefensión.
Porque las tareas del hogar así como el cuidado de los hijos, sigue siendo considerado como algo propio de mujeres cuando se supone que, si ambos trabajan fuera de la casa, lo lógico sería que existiese un reparto equitativo en las tareas del hogar. Pero no, no sucede así. Es más, todavía puedes escuchar fácilmente en España en el año 2015 que si un hombre friega es porque es “marquita” Me da hasta vergüenza escribirlo.
Porque siguen siendo asesinadas mujeres a manos de sus parejas cada año.
Porque muchas mujeres siguen sufriendo malos tratos, físicos y psicológicos y no saben salir de ahí, siguen aterradas sin tener ni el mínimo recurso psicológico para saber que esa vida que llevan es una prisión y tienen derecho a vivir sin ser pisoteadas.
Porque en la sociedad española persiste en el imaginario colectivo que una mujer como “Dios manda” no dispone de su sexualidad libremente a diferencia del hombre que, como es hombre, tiene “sus necesidades”. La mujer que decide disponer de su cuerpo sexualmente hablando, es juzgada para mal con adejtivos tales como: guarra, zorra, puta, pendón desorejado…mientras que para el hombre se establece un guiño que lo disculpa diciendo de él que es un “soltero” de oro, un cabroncete etc…siendo el orgullo, generalmente, de la madre que lo parió y de su padre. Sin embargo para esos mismos padres sería un motivo de vergüenza que su hija, si la tuvieran, actuase de ese modo.
Porque todavía muchas veces cuando una mujer es violada persiste la idea de que “algo habrá hecho” para merecerse eso
Porque somos la mitad de la población, tenemos mejores resultados académicos y porque somos fuertes no nos merecemos, bajo ningún concepto esta desigualdad.
Porque buena parte de la sociedad cree que ser feminista es un insulto porque da por hecho que defender esa causa significa “tener bigote”, “ser marimacho”, “lesbiana”, “camionera” y lindezas de ese estilo poniendo de manifiesto que quién opina eso tiene una pobreza intelectual sublime amén de no haber leído más allá que las memorias de Belén Esteban. Ignorar lo que las feministas han hecho a lo largo del siglo XX por quienes ahora somos sus nietas, es demostrar ser un cateto.
Porque, en relación con lo anterior, todavía quedan muchísimas mujeres que dicen: “Yo no soy feminista, soy femenina” como si ser una cosas imposibilitara ser la otra, como si una teoría que defiende los derechos fundamentales de la mujer pudiese ser equiparada a una cuestión banal como puedes ser flaca o gorda, rubia o morena, alta o bajita, es decir, nada relevante para la sociedad.
Porque el patriarcado que nos gobierna y sustenta es una realidad. Y esta realidad no debe ser aceptada como válida. No somos niñas que alguien deba decidir por nosotras. Somos adultas. Y, además, somos la mitad de la población.
Particularmente apoyo y defiendo con uñas y dientes un feminismo de la diferencia, es decir, quiero idénticos derechos siendo muy consciente de que no somos iguales desde el punto de vista de la antropología por nuestra específica característica reproductora. Muy orgullosa, por cierto, de tenerla. Quiero un mundo donde las niñas sean educadas sabiendo que tienen todo el derecho del mundo a opinar, a escoger, a ser, en definitiva, libres. Por eso sí creo, porque esto no está todavía conseguido, que debemos seguir teniendo nuestro día porque, además, es un día internacional y no debemos olvidarnos nunca de que la mitad de las mujeres que vivimos en este planeta son vejadas y humilladas cada hora de su existencia por ser mujeres.
En multitud de países donde los derechos humanos no existen, las mujeres son vendidas por sus propias familias al mejor postor, son mutiladas sexualmente para que no tengan placer, son tratadas como mulas de carga para servir de úteros andantes que garanticen su reproducción. Todos los países islámicos, la India, China, hay multitud de ejemplos donde los derechos de las mujeres no existen, donde gestos cotidianos como los que tú y yo hacemos: conducir un coche, están prohibidos.
Tenemos que seguir luchando porque este día deje, algún día, de celebrarse, cuando consigamos de verdad una sociedad igualitaria. No es normal que la mitad de la población sea discriminada por algo tan aleatorio como nacer mujer.
¿De verdad crees que no deberíamos celebrar este día porque es un chorrada hacerlo? Si contestas que sí, entonces deberías abrir un poco más tus ojos, tu mente, tu corazón.
Este texto se lo dedico a todas las mujeres y muy especialmente a mis dos hijas a las que me empeño en educar en la igualdad haciéndoles ver cada día que son seres únicos e irrepetibles como cualquiera de las personas que se encuentren en su día a día.
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