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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Propugna sangrado libre, da el pecho hasta los 3 años y no se depila (¿hasta tiene piojos?)

Gema Lendoiro el

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En los ochenta estaba de moda la beautiful people, un selecto grupo de gente más o menos adinerada y guapa. Despuntaba entonces una joven y tímida Carmen Posadas, casada con Mariano Rubio, durante una época poderosísimo gobernador del Banco de España. La pobre Posadas, que era ya escritora, salía más en Hola que en las revistas culturales, lugar natural para los intelectuales. Ella siempre se quejó de esto y con razón. La prensa rosa daba por hecho que si era una chica mona, estilosa y de ese grupo no podía ser intelectual.

Con el tiempo ha conseguido ser reconocida como escritora que, además, vende mucho. Pero a Carmen se le ha pegado el defecto que con ella cometían y ha escrito este artículo donde nos pone de verano a tantas mujeres que hemos elegido una maternidad diferente y da por hecho que, si damos el pecho y decidimos quedarnos en casa, entonces somos de las CUP y fomentamos el machismo. Hace un batiburrillo de muy Señor mío. Pero, sobre todo ha soltado por esa pluma frases que contradicen lo que dice la OMS y la evidencia científica. Que tiene bemoles el asunto.

LACTANCIA PROLONGADA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Empieza dándole a la lactancia.

” En un vuelo transatlántico me tocó al lado una mamá joven, muy guapa y con estudios universitarios, que viajaba con su hijo de dos años. Ante mi sorpresa, llegada la hora empezó a dar de mamar al retoño después de que este, hablando como un catedrático, solicitara el servicio de comedor. No seré yo quien se mese los cabellos ante las madres que reclaman su derecho a alimentar a sus hijos cómo y cuándo les plazca, allá cada cual con su particular afán de protagonismo, por no decir exhibicionismo. Pero ¿es compatible con una vida profesional amamantar niños hasta esa edad?

 ¿Diría lo mismo la escritora de una mujer que prepara un biberón en mitad del vuelo? No, absolutamente no. Pero las tetas, es lo que tienen. Que todavía queda mucho personal que solo ve en ellas algo sexual. Y, por lo tanto, digno de ser tapado. Todas las recomendaciones de la OMS tiradas por la ventanilla del avión. Que los científicos repitan hasta la saciedad que la leche materna es lo mejor para el niño en exclusiva hasta los seis meses y hasta mínimo los dos años en la alimentación complementaria, eso Carmen Posadas ni lo contempla. A ella no le parece bien porque cree que la mujer tiene afán de exhibicionismo y la posibilidad de que hace lo que nutricionalmente es más correcto, no importa.

Resulta todavía más inquietante el planteamiento de que ¡es guapa! y ¡tiene estudios! La misma absurda etiqueta que le ponían a ella: si es guapa y de la jet no puede ser intelectual, la pone ella ahora. Si la chica es guapa y universitaria, no puede dar el pecho a un niño de 2 años. ¿Se puede ser más machista? ¿Cómo puede una mujer universitaria dar la teta como una vulgar señora en la calle con el hijo colgando y pidiendo? (no se me ofendan, estoy ironizando) ¿Qué tendrá en su interior para que algo tan bonito como ver a una mujer amamantando le provoque tal rechazo? Esa frase revela mucho de ella. Mucho más de lo que imagina.

Enlazo aquí la literatura científica publicada en PubMed sobre los beneficios de la lactancia prolongada. Creo que en ningún lugar pone que no se dé para evitar escandalizar a señoras poco o nada informadas sobre lo que los mamíferos venimos haciendo, aproximadamente unos 200 millones de años. Ahí es nada. La naturaleza ha hecho las cosas así para fastidiar vuelos transoceánicos o para que las mujeres puedan exhibirse.

 ¿Es compatible amamantar niños hasta esa edad?, se pregunta. Es hasta absurdo hacerse esa pregunta pero ya puestos, la respuesta es que sí, absolutamente. De la misma manera que es compatible trabajar y ser una empresaria de éxito e ir al gimnasio cada día dos horas. O de la misma manera que es posible ser una trabajadora de éxito y quedar cada tarde- noche con tu nuevo ligue para tomar una copa de vino en el bar de moda.

Cuando uno quiere, puede.

Y cuando una madre quiere seguir con la lactancia (después de la ridícula baja de 16 semanas) se organiza y lo hace. Con un sacaleches. ¿Le parece ridículo? Me parece muy bien. A mí me parece muchísimo más ridículo hacer de tripas corazón en una reunión porque has dejado con 38 de fiebre a tu hijo de 5 meses en una guardería y quieres llorar y salir corriendo a buscarlo: se llama instinto. Sirve, entre otras cosas, para perpetuar la especie. Y lo tienen hasta las gallinas.

LOS PARTOS EN CASA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como no hay dos sin tres, continúa con las del parto en casa. Este tema es profundamente serio puesto que, al menos aquí en España, no se sabe muy bien porqué, persiste la idea de que las mujeres que quieren parir en casa son unas locas, hippies que fuman opio y que paren en cuevas llenas de ratas. Algo inexplicable teniendo en cuenta que en países como Holanda, es lo normal.

Para empezar el parto en casa solo es posible si la mujer está completamente sana y el embarazo es normal. Además, está atendido por una matrona, no por una bruja con hierbas que reza a una divinidad hindú. Por una matrona que ha pasado seis años por la universidad para hacer exactamente eso: atender partos.

La OMS, ya en un documento de 1985 publicado en la prestigiosa revista científica Lancet, decía que, en condiciones de salud, el parto en casa es igual de seguro que en un hospital. Lo puedes leer pinchando aquí. Inglaterra, que goza de una sanidad avanzadísima en atención al parto y post parto, en su guía NICE (por la que se guía, por cierto, el Ministerio de Sanidad español) dice, textualmente: Home birth may be the best option for low-risk pregnancies, es decir, los partos en caso pueden ser la mejor opción para los embarazos de bajo riesgo.

En este otro artículo explica con más detalle.

¿Qué es la guía NICE?  El National Institute for Health and Care Excellence (NICE) es una organización independiente responsable de proveer orientación para la promoción de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades en el Sistema Nacional de Salud en Inglaterra. En Abril de 2013 se convirtió en un órgano público no departamental (Non Departmental Public Body -NDPB-), y a la vez, adquirió responsabilidades para desarrollar guías y estándares de calidad en asuntos sociales. Para reflejar estas nuevas responsabilidades, NICE pasó a llamarse National Institute for Health and Care Excellence (anteriormente National Institute for Health and Clinical Excellence).Actualmente, la producción de sus guías se centra en: práctica clínica, salud pública, asuntos sociales,gestión de medicamentos, seguridad de los profesionales, y priorización de guías. Como ven, no son hippies de las CUP ni nada que se le parezca, son científicos y médicos que, basándose en la evidencia científica, emiten recomendaciones y, entre ellas, la de que parir en casa es la opción más saludable para mujeres con embarazos sin riesgo.

Pensar que lo hacen única y exclusivamente para tener más intimidad es retorcido. NO es por eso. Es por toda la violencia obstétrica que llevamos tantas y tantas mujeres padecido y que no cesa y es un constante goteo de malas prácticas. Dice siempre en sus charlas la psiquiatra Ibone Olza que “la cantidad de errores que se cometen en los hospitales a la hora de intervenir en los partos, no trae consigo una mayor morbilidad materno infantil porque tenemos los medios suficientes para paliar esos errores” Pero que no pase nada finalmente grave no implica que no se cometan irregularidades muy serias por el medio y que traen consecuencias tan graves como incontinencias urinarias, fecales, pérdida de sensibilidad en la zona abdominal, pérdida de goce sexual…y depresiones post parto muy severas. Poca broma.

Es más, las mujeres que deciden dar a luz en su casa (en España poquísimas, en Holanda, la mayoría), están nfinitamente mejor informadas y formadas que las que acuden inocentemente al paritorio y se dejan hacer de todo. Precisamente todo lo que la OMS recomienda que no se haga.

LAS COPAS MENSTRUALES

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Se acuerdan ustedes cuando se popularizaron los tampax? Gran parte de las abuelas españolas temieron por la virginidad de sus nietas adolescentes. ¡Menudo drama! Menos mal que a ninguna progre socialista se le ocurrió recomendarlos. Pero hemos tenido la mala suerte de que las de las CUP lo hayan recomendado para que ya todas las que lo usan sean una suerte de machorras con bebés colgando que tienen a sus hijos en cuevas, independenistas catalanas que no se depilan, que son veganas y que hacen el amor con la tierra. ¡¡¡Bastaaaaaaaa!!!!

¿Podemos, por favor, dejar que las mujeres se introduzcan lo que quieran en sus vaginas? ¿qué tendrá que ver usar copas menstruales con todo lo anterior? Nada. Pues ella va y lo mezcla todo. ¡Bravo!

Si una mujer decide que quiere usar copas menstruales por ecología, porque considera que no es necesario una candidata más para ensuciar el planeta, ¿cuál es el problema? ¿Acaso no es feminista dejar a la mujer decidir sobre su propio cuerpo?

QUEDARSE EN CASA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tampoco le parece bien a la señora Posadas que una mujer decida quedarse en casa a cuidar a sus hijos, es decir, que haga realidad su santa y sagrada voluntad.  Supongo que contarán con su aprobación las madres trabajadoras a las que no les queda más remedio que dejar a los bebés 10 horas en guarderías, tirar de abuelos jubilados y exhaustos o que te los críe una mujer que, a su vez, ha dejado a sus propios hijos a miles de kilómetros al cuidado de otros. ¿Y a eso se le llama progreso y por eso han luchado las feministas? Pues no lo quiero, gracias. Progreso ¿para quién? Para las empresas, supongo, porque en lo que respecta a los niños, lo dudo. Y a las mujeres también tengo mis reservas. Un niño, mientras es un bebé, donde mejor está es cerca de su madre. Sí, puede sonar machista pero no lo es, es que la naturaleza, tan políticamente incorrecta, nos hizo así. Y una madre, generalmente vuelve a las 16 semanas a trabajar con un no sé qué en la tripa y llorando. Es verdad que luego dejas de llorar y trabajas pero porque no hay más remedio.

Yo pertenezco a ese grupo de privilegiadas que sí concilian profesión y niñas. Trabajo desde mi casa, decidí hacerlo porque quiero estar presente en la vida de mis hijas cada tarde cuando llegan del colegio. Debo de ser una antigua o una moderna, depende de quién te ataque, una machista o una feminazi también depende de quién te ataque. Pero lo único que soy es coherente con lo que quiero. Y libre para hacerlo. Porque yo soy una privilegiada. He podido hacerlo. Pero no todas pueden. Sin embargo,  las que verdaderamente son unas privilegiadas son mis hijas que, a sus 3 y 5 años, con quién de verdad quieren estar es conmigo. Y no se ha resentido mi carrera profesional. Al contrario, se ha enriquecido, especialmente en gestión de tiempo.

Dice la escritora en su artículo:

¿En qué momento las mujeres que tanto luchamos por la igualdad levantamos la guardia y evitamos ver que, llevadas al extremo, teorías como estas pueden acabar devolviéndonos a viejos roles femeniles? Una vuelta a «en casa y con la pata quebrada» y sin que nadie nos obligue, además. ¿En qué momento empezamos a caer en la trampa, en qué momento, y parafraseando Conversación en la catedral, se nos jodió el feminismo, Zavalita? 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Viejos roles femeniles. Sí, afortunadamente. Es que yo no soy un tío. Soy una tía. No tengo pene. Ni ganas. Tengo un útero por algo y tengo unas tetas para algo (para dar de mamar y, si acaso, para otros fines) Soy excesivamente respetuosa con la naturaleza, con lo que somos los humanos, con la biología. Vuelta a casa, sí, pero porque queremos, porque a muchas nos lo pide el cuerpo y le hacemos caso. Y nos quedamos no siempre para siempre. Unas sí, otras no. Quedarse en casa, además, no significa estar de marujeo como Omaíta. ¿Trabaja Carmen Posadas, acaso, en una empresa? ¿No trabaja escribiendo novelas y artículos? ¿A alguien, en su sano juicio, se le ocurriría llamarla antigua por no fichar de 9 a 5 en una oficina?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tenemos un problema. Grande. Enorme. No nacen los suficientes niños y de seguir así, en veinte años no habrá manera de pagar las pensiones. Urge fomentar que las españolas o las que vivan en España, tengan más hijos. ¿Cómo? Dando, por ejemplo, bajas maternales más largas. Al menos de 6 meses aunque lo ideal sería de un año. No castigando al empresario a pagar parte de la baja. Fortaleciendo la ley para proteger a las mujeres que son madres y trabajan.

No todas las mujeres ganan 80.000 euros al año. Sería interesante hacer la valoración de este tema bajándose de la atalaya de vivir en un mundo privilegiado porque no todas las maternidades, por desgracia, son iguales. El dinero o, mejor dicho, la falta de éste, determina muchas decisiones. Las hay que ganan 800 al mes (o menos) y una guardería, en el mejor de los casos, no baja de los 500. Haga usted las cuentas, señora, y dígame si son tontas o son verdaderamente listas. Me temo que lo último. Más que listas, son sabias. Dar lo comido por lo servido y para que tus hijos reciban peor calidad no parece la mejor de las opciones. Afortunadamente para eso se crearon las excedencias.

No se nos jodió el femenismo. Lo que se nos jodió, gracias a un feminismo un poco cojo, fue la maternidad. Quién no quiera ser madre lo tiene fácil. Lo que es difícil es ser madre, ser consciente de que la infancia dura un suspiro, ser valiente y hacer las cosas como quieres y ser objeto de mofa de una señora que probablemente jamás se ha parado a pensar por qué lo hacemos, por qué lo hacen.

Hay muchas razones, cada mujer tiene la suya. La mía, ya la he contado, vino dada después de casi perder a mi hija al nacer. Y a partir de ahí llegó todo. Pero las razones que más importan son que lo hacemos porque nos da la real gana. Y sobre esto nadie puede decidir. Eso es feminismo. Cada mujer debe hacer con su maternidad lo que estime oportuno y la haga más feliz. Cuánta mayor sea la felicidad de la madre, mejor cuidará a sus hijos. Si quieren trabajar 14 horas, que lo hagan, si quieren media jornada, perfecto, si no quieren trabajar de manera remunerada, también. LI-BER-TAD. Eso es el feminismo. No convertirte en un machorro e ir contra natura. Esa es la mayor tomadura de pelo que nos han hecho a las mujeres, atrapadas diariamente en una constante contradicción y sentimiento (humano) de culpa.

VIOLENCIA DE GÉNERO 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Tiene todo esto que ver con la violencia de género? No, para nada. Pero ella lo mete todo en el mismo saco. Viene a decir que si hacemos eso, favorecemos que nos maltraten. Vaya por Dios. Es decir, que si nos subimos a unos tacones de 10 centímetros y salimos de casa a las 8 am para volver a las 20.00 de una exitosa y larga jornada laboral, estamos ya exentas de recibir una hostia. En resumen: que vamos provocando. 

¿Será, entonces, que entra la víctimas de violencia de género no hay mujeres que han dado el biberón o que usan tampax en lugar de la copa menstrual, o que trabajan fuera de casa?. Habla de adolescentes que son machistas con sus novios. Me pregunto: ¿Están sus padres cerca de estos adolescentes o están constantemente en vuelos trasoceánicos en sus reuniones importantísimas? Quizás, solo quizás, estar más en casa, especialmente cuando van creciendo, puede ayudar a detectar que a tu hija la está caneando el macarra de turno del instituto. Quizás.

 

El final del artículo es apoteósico:

Caer en viejos tics gracias a nuevas modas pseudoprogresistas es completamente imbécil. Suerte que soy mujer y lo puedo decir. Si este artículo lo hubiera escrito un hombre, ahora mismo lo estarían crucificando esas mismas feministas que propugnan el sangrado libre y la lactancia hasta los tres años.

¿En qué quedamos, es viejo/antiguo o es pseudoprogre? ¿Con qué derecho te crees para llamarnos imbéciles a tantas mujeres que damos (o hemos dado) el pecho más allá de los 3 meses de rigor? ¿Con qué derecho te crees para llamarnos imbéciles a las miles de mujeres que hemos decidido dar una vuelta de tuerca profesional y que no nos hemos querido tragar que somos tíos y podemos ausentarnos de casa más de 10 horas al día y perdernos la infancia de nuestros hijos? Dime, por favor, ¿en qué te basas para ser tan profundamente insultante con nuestra decisión libre y sagrada. 

Suerte que soy mujer y lo puedo decir. No te pertenece el feminismo. Nos pertenece a todas. Feminismo es hacer lo que cada mujer elija porque tiene opciones. Lo que tú defiendes no es más que un sucedáneo del patriarcado disfrazado de falsa progresía: nos dices cómo debemos ser en base a tu criterio, más o menos como han solido hacer los hombres hasta ahora. Solo te ha faltado añadir que, además, tenemos piojos. Como dice un amigo “no es tanto politización, la visión de Posadas la compartan mujeres de todo el espectro electoral, bajo la amalgama de una difusa ideología de género que usan, según conveniencia, tanto para un roto como un descosido

Te lo dice una feminista de talante, digamos, bastante conservador, que no hace tartas caseras y que le compra los trajes de chulapa a sus hijas en el chino. Ni de lejos soy yo algo parecido a las de las CUP. Y me trae al pairo el sangrado libre.

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