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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Los partos que nos hicieron daño (emocional) pero que tanto nos hicieron crecer después

Gema Lendoiro el

Confieso que he estado muchas veces a punto de escribir esto. Y siempre me he echado para atrás al no encontrar las palabras necesarias. Pero las cosas siempre pasan por algo y a veces es necesario esperar para encontrar el momento oportuno. Gracias a las palabras de la charla que Ibone Olza dio el sábado en las Jornadas de Más Natural (patrocinadas por Näif y La Pedagogía Blanca), hoy creo tener las palabras suficientes para poder explicar lo que mi corazón sabe desde hace tiempo pero mi mente era incapaz de verbalizar: Un mal parto o un parto que termina en cesárea puede tener consecuencias psicológicas más graves de lo que pensamos.

Vivimos rápido. A golpe de click encontramos lo que nos interesa saber, casi siempre aquí y ahora y sin tiempo para contrastar. Vivimos inmersos en un ruido que no nos deja escuchar. Ni a los otros ni a nosotras mismas. Y eso tiene que pasar, de algún modo, factura. Quién tiene la suerte y valentía de mirar hacia dentro y visualizar las heridas que siguen sangrando ahí, escondidas, podrá superar muchas cosas. Quién no tiene esa suerte vivirá muchas veces sumido en la rabia, la ira, la constante búsqueda de una paz que no llega.

Cuando nació Carmen, en septiembre de 2010, entré en la maternidad sin saber absolutamente nada. Después de una cesárea que me la arrancó el domingo a las 9.15 de la mañana pasaron cuatro días con sus largas noches hasta que pude tocar su piel y cogerla en brazos. Unos días con sus extensas horas que hicieron un daño que, no por reparable es menos importante. Cuando te sientas a escuchar a una mujer como Ibone Olza que te dice, como médico psiquiatra, que está estudiado que separar a la madre del recién nacido es un shock que como tal puede salir más adelante en forma de depresión postparto, ira, angustia…muchas piezas del puzzle encajan. Me emocioné al escucharla. Es verdad que reprimí las lágrimas lo que pude porque el pudor es a veces mucho más fuerte. Pero entendí muchas cosas que, desde hace tiempo, estoy intentando recomponer en mi corazón. Entendí, por ejemplo, que esas sensaciones tan angustiosas que siguieron al nacimiento de mi hija mayor no eran más que las respuestas normales de mi cerebro. Un cerebro sano en el cuerpo de una mujer sana ante un acontecimiento antinatural: ser separada de mi cría nada más nacer. Una situación que, vista desde el punto de vista de la psiquiatría, es un shock emocional de tal calibre que trae unas consecuencias emocionales que no se las salta ni un bandido de Sierra Morena.

No voy a echar en cara a los médicos lo que hicieron. Primero porque no sirve de nada ya y segundo porque a mí lo que me importa es pasar página habiendo digerido por qué sufrí ese dolor indescriptible. Frases tipo, “no llores porque llorando no se solucionan las cosas” sonaron como espadas en aquel momento. ¿Cómo no vas a llorar si tu hija está llena de cables y no sabes qué va a suceder? ¿cómo no vas a llorar si la naturaleza ha dispuesto que tu cerebro reparta hasta el último poro de tu piel hormonas para que el vínculo madre-bebé se establezca pero no hay bebé a quién acariciar? ¿Quién puede luchar contra eso? Quizás un robot pero no una mamífera que, simplemente, se está comportando tal y como la naturaleza ha dispuesto que lo haga. Pedirle que no lo haga sería tan absurdo como pedir a alguien que no tenga sueño cuando se acerca la noche. Lo que necesita una madre en esos momentos tan traumáticos es un apoyo psicológico para superar la pena y no consejos paternalistas tipo “no llores que la niña está viva” Sí, gracias a Dios que lo está pero esa circunstancia no exime la existencia del sentimiento, inevitable, de pérdida.

Cuando escuchas de boca de alguien como Ibone Olza cosas tan de cajón como que “una leona cuando acaba de parir puede demostrar los niveles más altos de agresividad en su existencia si alguien osa acercarse a su cachorro”, te das cuenta de que lo que es evidente no tiene mayor discusión. Quién tiene o ha tenido perros o gatos en su casa sabe que cuando acaba de parir es mejor no acercarse si no quieres que te muerda o arañe. Cuando escuchas a la ciencia decir lo mismo de las mujeres, entonces te haces un montón de preguntas. Como estas.

-Si ya se sabe que tener al bebé piel con piel es sumamente beneficioso para todo incluida su curacióny/o crecimiento en casos de bebés prematuros, ¿por qué tardaron 4 días en dejarme coger a mi hija? Porque es cierto que estaba rodeada de cablecitos pero no es menos cierto que yo podía sentarme a su lado en la urna y cogerla en brazos y apoyarla sobre mi pecho. Da igual aquí la lactancia. No es que dé igual, es que pasa a un segundo plano.  Aquí lo que de verdad importa es que ella hubiera notado a su madre, la única persona que conocía y que su madre (yo) y ella (mi hija) hubieramos podido bajar todos los niveles de cortisol (la hormona del estrés y la angustia) dejando paso libre a las endorfinas y las dopaminas, las hormonas del amor y la felicidad como yo las llamo. ¿Por qué no modifican los dichosos protocolos y dejan a las madres estar con sus bebés en las UCIS siendo ellas buena parte del día sus incubadoras.

-Mi segunda hija estuvo ingresada con 11 días de vida y ¡me obligaron a quedarme en el hospital con ella! Obvio que no se me había pasado por la cabeza irme en ningún segundo pero…siendo el mismo hospital, ¿por qué la primera vez me tuve que ir a mi casa sin mi hija y la segunda vez me “obligaron” a utilizar una habitación? No tiene ningún sentido pensar que es una cuestión económica puesto que cuantos más días estés en un hospital (privado) más dinero ganan ellos. En el caso del público, desgraciadamente, esa sí puede ser una opción. Sin embargo, si se sabe que un bebé puede mejorar antes de tiempo teniendo como cama el pecho de su madre, ¿por qué no lo hacen? Estamos anquilosados y nos da miedo pensar que otras vías son posibles. No les culpo. Yo también he pecado mucho de eso. 

Si se sabe que las dos primeras horas del nacimiento son vitales para establecer un vínculo de apego seguro, eficaz, que favorecerá la lactancia (un tema de salud pública) ¿por qué empeñarse en lavar al bebé, pesarlo, medirlo y hacerle todo tipo de pruebas cuando lo que necesita es estar bien pegado al pechito de su mamá? Entendería que se hiciera con un bebé que se ve a las leguas que está mal pero cuando se ve lozano, ¿no se podrías esperar un poco al menos?

Si se sabe que una mujer puede llegar a parir sin intervención médica ni química alguna pero dejándola a su ritmo en lugar de al ritmo de las camas disponibles, ¿por qué no se hace así? Yo no soy una fanática de nada, por supuesto estoy a favor de la analgesia siempre y cuando la pida la madre pero prácticas como poner oxitocina por sistema, romper la bolsa, realizar la maniobra de kristeller para acelerar el parto y acabar cuanto antes u obligar a la madre a tumbarse cuando lo que el cuerpo le está pidiendo es ponerse de cuclillas y caminar…¿por qué esas prácticas?

Si se sabe que lo mejor es la lactancia exclusiva hasta los seis meses (lo dice la OMS) por qué no hay más enfermeras comprometidas en ayudar a las madres en lugar de ofrecerles una ayudita en forma de biberón? ¿Por qué no se forman y dejan de decir a las madres frases tan carentes de sentido como tu leche no está alimentando al niño, o dale la teta cada 3 horas y márcale un horario desde el principio? No es, acaso, una irresponsabilidad, contribuir a cargarse una lactancia con consejos que la destrozan? ¿Cómo se entendería que una enfermera le dijese a un hipertenso que no pasa nada si come con sal?

Si se sabe que el bebé alcanza unos niveles muy considerables de angustia y estrés si es separado de la madre, ¿por qué ese empeño en algunas maternidades de llevarse al bebé al nido? Yo recuerdo que con mi segunda hija la enfermera me dijo: “Piénsatelo bien porque como luego cambies de opinión no te llevamos a la niña al nido” Como era mi segunda hija no le hice ni puñetero caso y el hambre de recién nacida que yo tenía por la experiencia con la primera hicieron el resto. Es que ni mala cara le puse. Mis hormonas hicieron la amable labor de no escucharla.

Si se sabe que para el cerebro de la madre recién parida y para el cerebro del bebé recién nacido lo mejor es permanecer al menos las dos o tres primeras horas en silencio, con poca luz y en íntima calma, ¿por qué no se explica esto para evitar así que familiares tipo madres, suegras y cuñadas no se sientan dolidas por no ser bien recibidas en un primer instante?

Mi pregunta es: ¿no es lo suficientemente importante nacer como para que todos, desde cada punto de la sociedad, luchemos para tener partos y nacimientos más respetados? ¿No sería muchísimo más interesante empezar las cosas por los cimientos que por el tejado o el tercer piso? Si sabemos que nacer es un acto que condiciona mucho el resto de nuestra existencia, ¿por qué no lo cuidamos con esmero, mimo, empeño y esfuerzo? ¿Acaso no preparamos así nuestra boda o el bautizo de nuestro hijo? Pues nuestro hijo no va a recordar su bautizo pero sí va a grabarse en su cerebro si fue o no recogido en el regazo de su madre nada más nacer.

Si todas estas cosas se saben porque la comunidad científica las ha investigado y ha publicado sus conclusiones, ¿por qué esto no lo saben tantos obstetras, enfermeras/os matrones/as? ¿no es lo suficientemente importante? No pienso caer en la idea de pensar que hay intereses ocultos. Simple y llanamente me parece más lógico pensar que esto sucede así porque a los humanos no nos gusta salir de aquellos lugares que nos parecen seguros por muy equivocados que estos sean.

No creo en los discursos llenos de agresividad. Sí creo en la manera dulce y honesta de contar las cosas pero, sobre todo creo en la evidencia científica. Además, si buena parte de la humanidad nos hemos creído el nacimiento de un hombre para redimir nuestros pecados, no sé por qué motivo no vamos a creernos algo tan constatable como es la evidencia científica. Por cierto y para evitar susceptibilidades soy profundamente creyente. Y el nacimiento de Jesús fue un ejemplo de parto respetado…

No sé cómo podremos hacer para ir cambiando las cosas. Agradezco profundamente la labor de El parto es nuestro porque tienen cada vez más voz y voto en lograr partos más humanizados, partos en los que la mujer, auténtica protagonista junto al niño, pueda decidir y opinar. Al menos mientras las cosas vayan bien, tampoco queremos ser tan heroicas de hacernos nuestras propias cesáreas. No. No van por ahí los tiros. Sólo queremos participar de un acontecimiento vital en nuestras vidas como es parir a tu hijo. ¿Te has preguntado alguna vez por que las mujeres siempre recuerdan cómo fueron sus partos? Haz la prueba y pregunta a las mujeres muy mayores que tengas cerca y te contarán cómo fueron.

Nada más. Desde aquí aportar mi grano de arena en este camino porque las cosas se hagan siempre de la forma más natural posible. La ciencia salva vidas y las cesáreas, cuando son necesarias, también. Yo no las desecho, he tenido dos. Ojalá que cada vez más mujeres se preparen en lugares donde les expliquen las cosas como son como en el centro Más Natural donde tuvieron lugar estas jornadas. No es que no sea necesario contarte qué debes llevar al hospital pero se hace más importante que te expliquen quién eres y de qué es capaz tu cuerpo, que, desde la evidencia científica te expliquen todo el proceso del parto, que no te mientan, que te digan qué pasa en tu cerebro y cómo él es capaz de proporcionarte la oxitocina natural para provocar las contracciones y cómo es capaz de generarte analgesia y, sobre todo (que esto es lo que más me fascina) cómo es capaz de provocarte ese sentimiento de amor indescriptible que las madres experimentamos cuando nacen nuestros hijos. Sólo porque así te creó la naturaleza, con una precisión exquisita para poder concebir, gestar, parir, amamantar y criar. Exactamente como el resto de las mamíferas. Ni más ni menos que ellas pero siendo mujer. Si tenemos tanta sabiduría para saber cómo funcionan las ratas en cuanto experimento se nos pase por la cabeza, ¿cómo es que andamos en pañales en algo que llevamos haciendo desde que existimos como especie?

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