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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Sánchez durará lo que el PP quiera

Salvador Sostres el

El Partido Popular es quien va a decidir cuánto dura Pedro Sánchez en el poder. Sus extravagantes y fragilísimas alianzas, sus retos imposibles y los desafíos imprevisibles que ni los gobiernos sólidos y sensatos resisten seràn su espada en el cuello, y es imposible que más temprano que tarde este presidente especialmente oportunista e inconsistente no cometa un error letal que le arrastre por los suelos y no le deje volverse a levantar.

El único gran aliado que en verdad tiene Sánchez es en general la derecha y concretamente el PP, que si se abandonan a la tentación tremendista van a blindarle en el poder. Sucedió con Zapatero cuando Mariano Rajoy dejó hacer a Zaplana y Acebes, sucedió con el tripartito en Cataluña cuando Mas lo convirtió en un muñeco de feria al que no paró de dispararle hasta que las tres izquierdas unidas volvieron a ganar hasta con José Montilla de candidato a presidente de la Generalitat.

Las dos experiencias contrarias fueron el País Vasco y Galicia. Cuando Patxi fue lehendakari, el PNV no perdió la cabeza con excesos, aparcó el plan Ibarretxe y al propio Ibarretxe, y practicó una oposición responsable, al servicio de los ciudadanos, de administrador de la finca que cuando unos okupas le han entrado aguarda fuera tratando de echarlos, pero protegiendo la finca porque la continúan sintiendo suya, y no incendiándola por ver si ateridos por el fuego los intrusos huyen corriendo.

En Galicia, Alberto Núñez Feijóo no enloqueció cuando Emilio Pérez Touriño fue presidente, dejó que las izquierdas cometieran sus errores, los denunció con diligencia y ejerció una oposición responsable, constructiva, moderada, ofreciendo una alternativa creíble y tranquila que los gallegos inmediatamente compraron concediéndole, hasta la fecha, tres mayorías absolutas y nadie duda que va camino de la cuarta.

Cuando la derecha ha gobernado España, las ganancias han sido evidentes. Un liberalismo graduado por un inteligente espíritu conservador han producido los años más fértiles de nuestra democracia, y entre ellos cuento a Felipe González, tal vez el presidente más pro business y reformista que jamás hayamos tenido. Pero en la oposición, la derecha no ha sabido nunca comportarse. La izquierda tampoco, pero ahora no es el caso. La oposición que Aznar le hizo a Felipe fue incendiaria, terrible. Su miserable utilización de los GAL tendría que avergonzarle para siempre. Sólo una oposición desastrosa habría podido darle una segunda legislatura al presidente más nefasto de nuestra historia, y así tuvo tiempo Zapatero de arruinarnos con su mala fe y su estulticia, y de dejarnos al borde del rescate.

La tentación tremendista sirve para alimentar los extremos y las elecciones se ganan desde el centro. Mas se pasó de histérico y le regaló el centro a la más insigne banda de zarrapastrosos que había gobernado Cataluña hasta entonces -con el tiempo fueron ampliamente superados en todos sus registros- y frente a la derecha que Acebes y Zaplana promulgaban, Zapatero pudo parecerles a muchos un mal menor. El PP desde su contención, desde su oposición gradual, moderada y constructiva puede mandar a la oposición en cuatro años o menos a este enjambre de incapaces y desleales. Si tiende a Vox, se correrá al extremo, Abascal se hará con las ganancias y hasta el gobierno más extravagante y radical que ha tenido España parecerá de centro y volverá a imponerse.

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