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Blogs French 75 por Salvador Sostres

El Padre Carlos y la simpatía de Dios

Salvador Sostres el

El Padre Carlos dice que sólo puede llegar a Dios quien descubre su simpatía. Creo que se refiere a la de Dios, pero a mí me basta la suya porque es la misma. La iglesia del Padre Carlos está llena. Todo mudo quiere al Padre Carlos porque la amabilidad y la alegría son sus características. Son la prueba de Dios. Una Iglesia triste es falsa, es una herejía. Dios está contento.

Los laicos dicen que Dios es energía. porque no están contentos, contentos de Dios. Dios da intención a la energía y la convierte en alegría. Dios es la fuente de la alegría.

Acogemos a los tristes y los mecemos en nuestra infinita ternura pero para nosotros estar contentos es un deber, es una higiene, es un himno. Es lo que Jesús nos enseñó. Si no estás contento no estás preparado para servir a Dios. La tristeza es una arrogancia, un desprecio. Una Iglesia triste, una iglesia sombría, los cargos recelosos e intrigantes de las conferencias episcopales son encarnaciones del mal por mucho que prediquen lo contrario. Puede que en la Tierra tengan poder, pero no representan a Dios. Lo usurpan. Dios los ve y toma nota. Toma nota en la libreta de Dios y será implacable con ellos: me lo ha dicho muchas veces, Él personalmente, Él en todas las mujeres hermosas, en las catedrales más imponentes, en la ginebra que alarga las sobremesas, en las canciones de Paul Simon, en el agua clara de Petrarca. Me lo ha dicho en mi hija y en las demás formas de belleza. No hay ninguna belleza que no sea feliz. No hay ninguna idea del bien que no alegre el corazón. No se puede morir de demasiado amor.

Sufrimos dolor, la muerte de muy cerca, desencanto. Sufrimos a veces por sufrir y otras porque la vida golpea muy duro. Pero si buscas en el fondo de tu fe, si buscas en lo más profundo de tu humanidad encontrarás siempre un momento de revelación y felicidad, la certidumbre de que nada es en balde y de que ningún argumento consistente se sostiene sin esperanza. Lo que ha alejado a tantos españoles de la Iglesia no son los inevitables defectos e incluso perversiones de las personas imperfectas que la representan. Es la tristeza de la que están infestados buena parte de sus cargos, que cuchichean como viejas las debilidades ajenas en lugar de confiar en su luz y sus posibilidades, que son esplendorosas cuando les quieres, les infundes coraje y les dejas trabajar. El gran cáncer de la Iglesia española es no comprender la gota íntima de la alegría en la que resuena nuestro sentido.

No es que Dios sea simpático. Dios es la simpatía. Dios es la fuente de la alegría. Tú eres el agua limpia de la imaginación de Dios feliz de quererte, y te hizo a su semejanza.

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