El abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, condenado a 14 años de cárcel por colaborar con ETA, y procesado por la Audiencia Nacional por su presunta colaboración con Sito Miñanco, ha dicho a Madrid no puede ir ni a un restaurante porque le amenazan y le insultan.
Es mentira.
A Gonzalo Boye en Madrid no le conoce nadie. En cualquier restaurante es un perfecto anónimo. Madrid pasa de Cataluña, ha dejado de interesarle. En Madrid nadie sabe nada, ni le importa, de cómo nos va. Lo último que supieron es que somos unos fantasmas y unos cobardes. Los personajes del drama ni siquiera son despreciados: para ello tendrían que ser conocidos y no es el caso. Gonzalo Boye puede ir al restaurante que le plazca y nadie sabrá si ha estado o no. Es un anónimo total, uno más que viene y va.
El independentismo no ha fracasado porque Cataluña no sea independiente, sino por la pérdida de cualquier protagonismo en Madrid, que es lo que querían. Madrid está comiendo en Barracuda y entrando a visitar el renovado Ritz. Si Gonzalo Boye aparece será exactamente igual que si no aparece. Si alguien dice su nombre, alguno de los presentes preguntará si es alguien a quien piensa fichar Florentino.
Una parte del independentismo cree que la república catalana es para mañana. Otra parte del independentismo cree que en Madrid les odian, y lo que es más grotesco, que les conocen. Y todos y cada uno de los independentistas cree que Madrid les debe algo, que España es fascista, y que ellos son unas víctimas que tienen razón pero pierden ante la fuerza de las armas y del Estado represor.
Y luego dicen que no pueden ir a los restaurantes de Madrid porque les insultan y les amenazan cuando en realidad no les dan mesa porque no son nadie.
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