Se me había pasado comentar que el lunes, cuando el nuevo parlamento de Cataluña quedó constituído, algunos de los diputados cantaron al final Els Segadors con el puño en alto.
Si alguien cantara Els Segadors, o cualquier otro himno, con el brazo alzado franquista o nazi, el escándalo estaría servido y esta persona sería obligada a dimitir, o directamente expulsada de todos sus cargos. Además sería denunciado por apología de la violencia y del nazismo. Sin ir más lejos, esta semana dos eurodiputados han sido sancionados y temporalmente suspendidos de todas sus funciones por hacer el saludo nazi, y eso que lo hicieron en broma, como protesta.
El puño en alto reivindica una ideología totalitaria, siniestra, que niega nuestra esencia más humana, y que cuando se ha aplicado ha dado lugar a los regímenes más crueles y sanguinarios. El comunismo ha sido el gran cáncer de la Humanidad, lo que más ha destruido al hombre física y moralmente. No hemos tenido una experiencia más desgarradora y mortífera que ese comunismo que los alegres muchachos reivindicaron el otro día en el Parlament con el puño en alto.
Existe una incomprensible indulgencia con el comunismo, que es el mayor crimen que la Humanidad jamás ha conocido. Hasta que no exista una conciencia clara y una legislación todavía más cristalina que iguale al comunismo con el nazismo, y al brazo alzado con el puño en alto, estaremos coqueteando con la maldad de un modo intolerable; y estaremos escupiendo sobre la memoria de los millones de sus víctimas.
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