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Qué es el Índice de Masa Corporal (IMC) y por qué debes darle una importancia relativa

Te explicamos cómo hacer el cálculo de tu IMC y las pegas que tiene basarte en ese dato

Qué es el Índice de Masa Corporal (IMC) y por qué debes darle una importancia relativa
Alfonso M. Arce el

El índice de masa corporal es un indicador de obesidad que para ser calculado parte de dos variables: el peso y la altura. Dicho cálculo da una clasificación general de las personas en infrapeso, peso normal, sobrepeso y obesidad. Aunque ahora profundizaremos un poco más en la manera de obtener el dato, ya pueden surgir preguntas lógicas como, por ejemplo, por qué este índice no se ajusta en función a edad o el sexo. Tampoco se distingue entre grasa corporal y masa magra dentro del peso total. Aunque el IMC es un criterio ampliamente aceptado, no es exacto y hay un enconado debate sobre dónde deberían estar los rangos de categorización y si representan adecuadamente la realidad.

¿Cómo se calcula?

El IMC se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) por la altura (en metros) elevada al cuadrado. La operación es muy sencilla y dará un número decimal que te clasifica en cuatro grandes tramos:

Esta generalización implica que sea un cálculo aplicable solo a adultos mayores de 18 años. En niños y adolescentes, debido a sus rápidos cambios en estatura y composición corporal, hay que aplicar ajustes específicos. Vamos a “ponerle cara” al IMC y hacer las cuentas de algunos nombres conocidos para entender la falsa clasificación que puede obtenerse. Voy a coger datos de dichas personas publicados en Internet (peso y estatura) para hacer el cálculo:

 

Por supuesto que estos ejemplos están elegidos con intención, pero serían conclusiones reales. Si atendemos al IMC sin más, un campeón mundial de CrossFit es obeso. El actor Hugh Jackman con sus 55 años y su físico trabajado a fuego en el gimnasio, tiene sobrepeso. Jane Fonda con sus 82 años tiene una valoración muy similar en cuanto a su IMC que Carolina Marín, una campeona del mundo de bádminton de 26 años ¿Alguien tiene alguna duda de que existen diferencias entre una atleta de élite y una mujer de 82 años por muy bien que se conserve? Al margen de otros indicadores de salud, la clave está en la composición corporal.

Lo que importa de verdad, tu composición corporal.

El análisis de la composición corporal determina qué parte de tu cuerpo es grasa y cuál no. Dentro de estas dos parcelas, deberías mantener la grasa dentro de unos rangos normales/bajos e intentar potenciar tu musculatura, que pertenece a lo que se denomina masa magra. La masa magra es tejido metabólicamente activo, es decir, es la parte de tu cuerpo que produce tu gasto calórico diario. A mayor porcentaje de masa magra, mayor índice metabólico o lo que es lo mismo, más calorías necesita tu cuerpo. Efectivamente, dos cuerpos con la misma altura y el mismo peso pueden tener una composición corporal muy diferente y hacer que uno sea sano y otro no, que uno tenga un gasto calórico base de 2.300 calorías y otro de 3.000, por decir dos cifras al aire. Mirando solamente el dato del IMC tendríamos la misma “foto” de dos realidades muy diferentes.

¿Cómo calcular tu composición corporal?

Este cálculo requiere de algo de tecnología, ésa es la pega. La manera más sencilla son las básculas “inteligentes” que, además de tu peso, hacen mediciones de los porcentajes de grasa corporal, masa magra y líquido en el cuerpo. En función a estos datos también calculan tu gasto calórico. Por un precio asequible hay básculas muy decentes, pero tienes que tener siempre en cuenta que en sus mediciones hay cierto margen de error. No es extraño que pruebes dos modelos y los números de una y otra sean distintos. Si queremos ser más precisos, a los datos de la báscula habría que añadir también la medición de pliegues subcutáneos. Ambos métodos suelen ser utilizados por los dietistas y nutricionistas. Esta información, junto a preguntas relativas a tu estilo de vida y/o cuestiones médicas personales, serán determinantes a la hora de concretar un plan nutricional para ti.

Báscula inteligente con aplicación móvil para control de tus datos

El nivel de precisión máxima sería el de una prueba de densitometría ósea o realizar algunos de los test con tecnología disponible solo en hospitales y que, en la mayoría de los casos, suelen estar destinados a deportistas profesionales en los que hay que hilar muy muy fino de cara a su planificación personal.

¿Es la grasa el principio y el fin de todos los males?

El primer mensaje a destacar es que la grasa tiene un sentido y no es únicamente el de almacenar reservas por si llega una hambruna. Puede que sea parte del origen ancestral, pero la realidad es que el cuerpo necesita que exista grasa dentro de esa compleja fábrica que es nuestro organismo. De hecho, porcentajes de grasa corporal mínimos como los que exhiben, por ejemplo, los culturistas compitiendo o parte de la flora y fauna de las redes sociales, no solo son insostenibles en el tiempo, sino que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, de ahí que hacer determinadas locuras buscando definición a toda costa, no es recomendable. En la siguiente imagen puedes ver una aproximación (no todos los seres humanos del mundo encajan a la perfección en estos números) del aspecto físico que tienen mujeres y hombres con diferentes porcentajes grasos. Las mayores cifras expuestas en cuerpos de mujeres se deben a que de manera natural, su porcentaje graso es superior al de los hombres.

El objetivo general ha de ser aumentar tu masa muscular y disminuir tu cantidad de grasa, siempre dentro de unos parámetros saludables y siendo consciente de que ni una cosa ni la otra cambian de un día para otro. Salvo que estés haciendo algo nada recomendable, el cambio en tu composición corporal ha de ser progresivo y controlado. Acude a un nutricionista para ajustar tu manera de comer, olvida esas sesiones de cardio interminables y empieza a trabajar con peso e intensidad. Tu salud general lo agradecerá. Que la fuerza te acompañe.

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