En el mundo del ejercicio físico hay una serie de filias y fobias cruzadas muy habituales, los fanáticos de las pesas suelen detestar correr y viceversa. Quienes adoran entrenar con música a todo trapo y coreografías explosivas suelen ver el yoga como una actividad rarita pseudo mística mientras un yogui puede observar una clase de body attack como una reunión de cocainómanos en un momento de subidón. En muchos casos son estereotipos que se producen por desconocimiento de los beneficios que te pueden aportar otras maneras de entrenar. Es más, mezclar adecuadamente diferentes sistemas de entrenamiento puede dar lugar a unos resultados especialmente buenos. Este es el caso de combinar entrenamiento con pesas y el Pilates, pero ¿qué tiene de mágica esta dupla?
Si bien es cierto que tanto Pilates como el levantamiento de pesas pueden mejorar la fuerza global, cada modalidad optimiza aspectos específicos de nuestra preparación física. Por definir qué entendemos por estas actividades, vamos a considerar Pilates como el sistema integral de ejercicios que se realiza con máquinas y/o con colchoneta en el suelo centrado de manera especial en el desarrollo de los músculos internos, para mejorar el equilibrio corporal y dar estabilidad y firmeza a nuestra columna vertebral. Por otro lado, hablaremos del levantamiento de pesas como todo aquel trabajo general de fuerza y acondicionamiento que se puede realizar con mancuernas, pesas rusas o barras. Las fronteras entre diferentes sistemas de entrenamientos no son una línea roja donde los beneficios de una acaban y empiezan los de la otra, recuerda que la fuerza muscular no es más que nuestra capacidad de empujar o tirar contra una resistencia (simplemente por estar de pie todos hacemos fuerza para luchar contra la gravedad, que nos quiere ‘estrellados’ en el suelo).
En cualquiera de las dos modalidades de entrenamiento existen ejercicios enfocados a partes concretas del cuerpo por lo que elegir entre uno u otro depende realmente tus preferencias, se puede hacer un trabajo completo con ambas. Ahora bien, el límite en la cantidad de resistencia que se utiliza en Pilates es menor que el disponible en una zona de entrenamiento con pesas, por lo que si quieres aumentar tu nivel de fuerza máxima el entrenamiento con cargas externas es un valor seguro. Así que sí, en los dos hay implicación de tu fuerza, pero cada uno destaca más en unas áreas concretas:
Levantar pesas destacaría para conseguir estos objetivos:
- Su capacidad para conseguir el desarrollo muscular. Los culturistas escogen las pesas y no el Pilates para conseguir sus cuerpos, eso no quiere decir que hacer pesas te convierta en culturista de la noche a la mañana, pero la manera de entrenar con ellas (múltiples series con periodos de descanso completo) tiene mayores beneficios en términos de crecimiento muscular que un entrenamiento típico de Pilates que es de bajo volumen con poco o ningún período de descanso y movimientos fluidos, algo que no está diseñado para la hipertrofia muscular.
- Mejorarás tu fuerza de agarre: la fuerza de agarre es algo a lo que no prestamos atención salvo que nos falte o la perdamos con una lesión. Sin embargo, un agarre fuerte puede reducir problemas en el antebrazo y la mano relacionados con algo tan sencillo como pasar muchas horas delante de un teclado. Incluso se ha asociado con un menor riesgo de mortalidad a medida que envejecemos. Tener que sujetar las pesas mejorará notablemente tu fuerza de agarre, algo que no ocurre en igual medida en Pilates donde el reto consiste más en controlar tensiones que en tener que agarrar y levantar objetos pesados.
- El entrenamiento de fuerza tiende a reproducir patrones de trabajo más funcionales. Esto es cierto si incorporas en tu rutina ejercicios de fuerza que se realizan con peso libre y/o que reproducen movimientos del día a día como la sentadilla, el peso muerto o el press de hombro. En este sentido, las pesas también son muy beneficiosas como medida de protección contra la osteoporosis y, en algunos casos, puede usarse como una herramienta para minimizar sus efectos. Esto no quiere decir que practicar Pilates no ayude a desarrollar la fuerza funcional. Sin embargo, la mayor parte de la resistencia que usamos en Pilates se basa en poleas y/o resortes, lo que significa que constantemente recibes retroalimentación de ellos. Por el contrario mover un peso libre, no ofrece la misma cantidad de retroalimentación y se asemeja más al tipo de resistencia que se produce en la vida diaria, eso sin contar con que en Pilates muchos ejercicios se realizan acostados o sentados, lo que no se transfiere tan directamente a los patrones de movimiento que se realizan de pie.
Por el contrario, estos son algunos de los beneficios específicos de practicar Pilates:
- Movilidad y estabilidad de caderas y hombros. En Pilates, especialmente el que se practica con máquinas, muchos de los ejercicios implican ejecutar grandes rangos de movimiento, mientras tu torso y extremidades están sostenidos por sistemas de poleas conectadas a la propia máquina. Estos ejercicios son particularmente útiles para mejorar la movilidad en caderas y hombros porque vas a sentir mayor seguridad a la hora de llegar a ciertos límites gracias a los puntos de apoyo de nuestras extremidades o al estar acostados de espaldas, por ejemplo.
- Movilidad de tu espina dorsal. Mientras que en la mayoría de ejercicios de levantamiento de pesas, mantener una rigidez en nuestra columna es requisito casi indispensable para no hacernos daño, por el contrario el Pilates facilitará que nuestra columna pueda moverse bien a través de todas las posiciones, incluida la flexión, extensión, inclinación lateral y rotación.
- Mayor propiocepción y conciencia corporal. Cualquier movimiento puede aumentar la propiocepción o la capacidad de sentir dónde y cómo están tus articulaciones en el espacio. Sin embargo, es más fácil construir la propiocepción en un entorno de cadena cinética cerrada, tal y como es la mayor parte del trabajo de Pilates en máquina. El aumento de la propiocepción puede reducir la sensación de rigidez, malestar y dolor, al tiempo que mejora los patrones generales de movimiento. También puede mitigar el riesgo de lesiones, ya que fomenta una mayor comprensión de cómo te mueves.
Una combinación fantástica, aunque no única
En términos generales cuanto más movimiento haya en tu vida, mucho mejor. Si a la cantidad le añades variedad, le estás poniendo la guinda al pastel. Quédate con la idea de que la especialización absoluta es algo que los mejores entrenadores han comprobado que no da resultados óptimos. Un atleta completo entrena, desarrolla y estimula muchas áreas de su preparación física para dar lugar a una combinación final única. Partiendo de esta base, busca una combinación ideal para tu estilo de vida, tus posibilidades económicas, tus gustos, tu deporte preferido e intenta diversificar en un conjunto de actividades complementarias y multidisciplinares único para ti. Puede que al principio te cueste determinar qué te viene bien y qué no, pero en ese camino hay mucho aprendizaje de nosotros mismos, algo de lo que no se puede escribir, sino que lo tienes que vivir. Disfruta de ese proceso y que la fuerza te acompañe.
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