La motivación es uno de esos conceptos de los que no se para de hablar, posiblemente sea el elemento fundamental de la fórmula del éxito de cualquier libro de auto ayuda. Nada que objetar, salvo que la motivación es siempre un tanto abstracta, las conexiones emocionales que motivan a una persona para seguir luchando son las mismas que hacen abandonar a otra. Al hablar de ejercicio, concretar exactamente qué estamos buscando en términos de acondicionamiento físico es fundamental, de lo contrario, si sus metas no están claras, es fácil desviarse y tomar direcciones que no son sanas o, directamente, que todo acabe en otro intento fallido. He aquí algunas recomendaciones para establecer de una manera sensata tus objetivos.
Debes ser realista
No planees participar en una maratón dentro de unos meses si llevas sentado en el sofá tres años, ni pretendas convertir tu cuerpo en el de un culturista e élite de la noche a la mañana. Las metas han de ser alcanzables, eso no quiere decir puedas aspirar a mucho, pero ‘las patatas de una en una’. Si no tienes muy claro si el objetivo que persigues es alcanzable, mejor habla con un entrenador profesional o consulta a tu médico según el caso.
Intenta concretar tu objetivo
Tu objetivo debe tener términos exactos. En lugar de decir: «Voy a ponerme en forma antes del verano», tradúcelo a algo tipo «voy a poder correr cinco kilómetros sin parar antes de julio» o «voy a perder 3 centímetros de diámetro abdominal en dos meses». Sin un objetivo concreto es difícil establecer un plan para lograrlo y ajustar qué hacemos en función a lo que queremos. En la mayoría de las ocasiones, pasar cuarenta minutos subido a una elíptica o caminando en una cinta, de poco va a servir.
Marca siempre unos plazos
Debes tener una fecha límite o al menos un marco de tiempo específico. Si has fijado tu objetivo final de aquí a un año vista, tiene todo el sentido que marques etapas intermedias de medición y control. Una vez más, la ayuda de un entrenador profesional te ahorrará tiempo y a la larga también dinero.
Anota la información de tu progreso
Ten a mano siempre referencias, ya sean anotaciones, fotos, tiempos o medidas de tus avances. Puedes hacerlo en papel o utilizando una de las miles aplicaciones online que hay disponibles. Si por ejemplo estás persiguiendo el objetivo de esos cinco kilómetros sin parar de correr, tus sensaciones serán siempre las mismas, que hay un momento en el que no puedes seguir corriendo. Si tienes un lugar al que acudir para ver de una manera objetiva como día a día has ido parando un poco más lejos, te darás cuenta de que estás en una progresión constante de mejora, y eso motiva más que cualquier palabra de ánimo.
En general podemos decir que el camino es marcar un objetivo, establecer un plan para conseguirlo e ir tomando nota de nuestra progresión para darnos cuenta de que está funcionando. La buena noticia para los que tengan peor forma física es que en estos casos la progresión es muy rápida y notable. Solo cuando llegamos a un nivel medio es cuando hay que afinar mucho más y las mejoras tardan más en llegar, aun así, también se podrán ajustar los objetivos, el plan y su calendarización. Es solo cuestión de control y constancia. Ánimo con tus propósitos y que la fuerza te acompañe.
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