Sir Thomas Malory (1416-1471) escritor inglés cuya identidad sigue siendo incierta pero cuyo nombre se hizo famoso por ser el autor de la fabulosa obra La muerte de Arturo (Siruela), la versión sobre la historia de un rey conocido como Arturo y de sus Caballeros de la Tabla Redonda. Una saga que está basada en varias leyendas inglesas y francesas.
El rey Arturo es un destacado y reconocido personaje de la literatura europea, especialmente en las mencionadas literatura inglesa como en la francesa, en las cuales se le representa como un monarca ideal al que seguir y servir, tanto en la guerra como en la paz. Un rey que imparte justicia y dones además de ordenar caballeros, con su reconocida espada Excalibur, a aquellos que muestran su auténtica valía tanto en el campo de batalla como en las relaciones con sus semejantes.
De esta forma se inicia parte de la mítica y legendaria orden de caballería de los Caballeros de la Tabla Redonda, una orden que se fundada en la corte de Camelot, dónde reside el rey Arturo y en donde también se reúnen cada cierto tiempo todos los caballeros para contar sus aventuras y desventuras. La tabla tiene ciento cincuenta plazas que no siempre estaban cubiertas, y en ellas se sientan los más dignos caballeros de su tiempo según cuenta la leyenda. La importancia de que la mesa o tabla fuera redonda está en que nadie la presidía, es decir, que los que allí se sentaban ninguno estaba por encima de los demás, por eso la forma circular fomentando la igualdad entre caballeros. Una orden que llevó a lo más alto al reino de Logres, pero que comenzó a decaer cuando surgió la demanda del Santo Grial ya que hizo que muchos de los caballeros partieran en su búsqueda y muchos perecieran en la misma.
Se dice que la versión de Malory fue el primer relato en prosa en inglés del auge y caída del legendario rey y de las hazañas y aventuras de sus caballeros. Malory completó la obra alrededor de 1470 y fue impresa por William Caxton en 1485. Algunas partes del libro son material original de Malory, mientras que otras son las interpretaciones que el autor dio a historias anteriores. Aunque no se trata de la obra más antigua sobre el género artúrico, La muerte de Arturo se cuenta entre las más conocidas. El único manuscrito existente anterior a la edición de Caxton se encuentra en la Biblioteca Británica de Londres. El relato de Malory difiere de sus modelos en su énfasis en la hermandad de los caballeros más que en el amor cortés y en los conflictos de lealtad (provocados por el adulterio entre Lancelot y la reina y esposa del rey Arturo, Ginebra) que finalmente destruyen la convivencia despertando varias guerras civiles.
La vida de Arturo ha tenido a lo largo de los siglos multitud de interpretaciones y ha servido de fuente de inspiración para contar -en la actualidad- muchas historias a través de diversos soportes, como desde el cine, el cómic o la literatura. En ese afán por acercar las leyendas artúricas el escritor británico Roger Lancelyn Green (1918-1987), un total seguidor y aficionado a mitos y leyendas, a partir de 1946 publicó un gran número de libros: biografías de sus autores favoritos, relatos originales para niños y unos cincuenta volúmenes con su personal visión de las leyendas tradicionales, la editorial Siruela recupera como la magnífica adaptación de las hazañas artúricas con El rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda. En una edición muy cuidada y brillantísima, podemos disfrutar -además de la épica historia- con las ilustraciones de Aubrey Beardsley (Brighton, 1872-Menton, 1898) de la edición de 1893. Lancelyn Green recrea el mundo mágico en el que transcurre una de las leyendas más grandes de todos los tiempos, de la que podemos gozar con el relato de la venida de Arturo y de sus caballeros de la Tabla Redonda como de las hazañas de Sir Gawain, Sir Gareth, Sir Perceval de Gales, Sir Galahad o del gran caballero Lanzarote del Lago.
Aubrey Beardsley fue notablemente conocido por ser uno de los precursores del cartel moderno, además por pasar a la historia por tener una breve vida artística. En los siete años que fue capaz de dibujar y escribir antes de sucumbir a la tuberculosis, Beardsley desarrolló su reputación como uno de los artistas más controvertidos de su tiempo. La elegancia lineal de sus diseños, junto con el extraño sentido del humor del artista y la fascinación por lo grotesco y tabú, intrigaron y repelieron a un público conservador integrado en la época victoriana. Sus ilustraciones incluían características de esteticismo, decadencia, simbolismo y, lo más aparentemente el Art Nouveau. Cargadas de una belleza diabólica, su trabajo y su abrumadora presencia en las editoriales inglesas hicieron que Beardsley se convirtiera rápidamente en el dibujante más influyente de su tiempo.
“La auténtica valía de un caballero no radica en los grandes hechos de armas, sino en el espíritu con el que las emprende. Hay que tener un corazón puro y humilde, y hacer todas las cosas para mayor gloria De Dios y para traer esa gloria y esa paz a nuestro sagrado reino de Logres”.
Con esta épica edición de El rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda, es una ocasión excepcional y colosal de disfrutar de una de las mejores historias de todos los tiempos literarios junto con el deleite de las obras de arte de Beardsley, trazadas sobre una tinta directa azulada que capturan el ambiente del texto que acompaña y las hace aún más envolventes e impactantes, para adentrar así al lector en la atmósfera mágica y misteriosa de los paisajes y gestas caballerescas.
El artista toma prestados aspectos de varios movimientos artísticos y los adapta a sus propios propósitos apropiándose de los temas decadentes como la muerte y el erotismo para sorprender a los espectadores por su complacencia; en su estilo característico se aprecian sus delicadas formas entrelazadas y sus sinuosas líneas de matices arabescos que hacen que su trabajo fuera importante para marcar el cambio visual del movimiento estético al moderno estilo Art Nouveau.
Las ilustraciones de Beardsley ayudan a contar la interpretación de la historia del rey Arturo, tan querida por los prerrafaelistas. Las flores como recurso decorativo son utilizadas para crear un aspecto común a todas las ilustraciones dentro de una imagen enmarcada y adornada en su borde para así parecer listas para romper dicho marco y expandirse por el papel, lo que sugiere una madurez gráfica o tal vez predice el florecimiento de algo más siniestro que puede llegar a cubrir todo. Aunque el libro fue considerado solo de éxito moderado en su momento, desde entonces ha sido nombrado como la primera obra maestra de Beardsley y se le atribuye la popularización de su estilo único y original que combinó una interpretación simplificada de los patrones florales medievales del diseñador textil William Morris y el romanticismo, en el que las figuras de Beardsley desafían los roles victorianos establecidos y los conceptos tradicionales.
En definitiva, «la historia del rey Arturo y las aventuras de sus caballeros han sido narradas tantas veces que, a primera vista, no parece que haya motivo para volver a contarlas una vez más», afirma en el prólogo Lancelyn Green, quién dispone de la obra inmortal de Malory de forma excepcional en su adaptación a un lenguaje que llega a los lectores más jóvenes. «Ningún escritor puede rivalizar con el talento narrativo del autor de Le Morte D’Arthur según la versión que nos dejó hace ya más de quinientos años. Pero con las grandes leyendas pasa lo mismo que con los mejores cuentos de hadas: cada época debe volver a contarlas, pues siempre hay en ellas algo nuevo por descubrir; cada reelaboración las presenta a la siguiente generación con renovada viveza y frescura, y es ahí donde radica su inmortalidad».
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