Tal vez 160.000 escritores y traductores parezcan muchos, pero esa es la cantidad que representan los 41 delegados de 21 países que celebran la Asamblea General Anual del Consejo Europeo de Escritores (EWC, europeanwriterscouncil.eu) entre los días 10 y 12 de junio de 2022. La Asociación Colegial de Escritores de España (ACE, acescritores.com) acoge estas reuniones que tienen lugar en el Círculo de Bellas Artes con la colaboración del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO, cedro.org).
La vocación europeísta del Círculo de Bellas Artes, destacada por su director, Valerio Rocco, en la presentación de estas jornadas, casa a la perfección con la alerta respecto de algunos de los peligros contemporáneos destacados por el presidente de ACE, Manuel Rico: los derivados de la guerra de Ucrania, las secuelas del Covid y, concretamente, la trasposición a España de la normativa europea referida a los derechos de autor y la remuneración justa de escritores y traductores, lo que incluye la compensación por el préstamo público bibliotecario, aún sin ajustar en España.
La novelista Nina George, que preside el Consejo Europeo de Escritores, ha recordado cómo “la historia de la literatura es también la historia de la censura”. La catástrofe sanitaria, social y económica le ha permitido evocar a Miguel de Cervantes y María Zambrano, quienes apelaban a la escritura como caligrafía o visiones del alma desde donde debemos hablar para superar las crisis. Para George, “nos encontramos en un momento crucial para la libertad, la diversidad y la viabilidad de las fuentes de toda la cultura del libro y de la economía literaria, ya sea en lo que se refiere a la gestión de la ley de propiedad intelectual, ya sean los cambios en el campo de la inteligencia artificial, y sobre todo la cuestión relativa a cómo vamos a responder a los ataques dictatoriales, bélicos y a la libertad de expresión tanto de los escritores como de los medios de comunicación y de los profesionales de la cultura”. Nina George considera que la aportación de sus colegas españoles es crucial en esta coyuntura, dado que, en su opinión, “España es uno de los cinco países más fuertes del mundo y uno de los tres más fuertes de Europa”.
Esa extraordinaria posición de España no implica que todo esté conseguido, de ahí que Manuel Rico haya recalcado el trabajo de la Asociación Colegial de Escritores para conseguir que los escritores y traductores españoles “puedan equiparar sus condiciones de vida, trabajo y derechos de autor con los de los países más avanzados”.
Esta presentación ha servido para introducir los cinco temas que, según las directivas de EWC y ACE, condicionarán el mundo del libro y sus hacedores en Europa durante las próximas dos décadas:
1.- La trasposición de la Directiva Europea de Derechos de Autor (2019/790) al Mercado Único Digital a fin de que los autores reciban “la parte adecuada de los ingresos” generados por el uso de sus contenidos por parte de las Plataformas de la Sociedad de la Información.
2.- Las normas comunes de remuneración y de los contratos más favorables a los autores, según el derecho contractual en Europa. Esto implica que las plataformas en línea y los monopolios cumplan la legislación de la Unión Europea respecto de la remuneración y documentación de uso.
3.- El aumento de la dotación de recursos destinados al préstamo público bibliotecario. Como señalan sus responsables: “El futuro de la educación y la alfabetización no debe seguir siendo a costa de los autores. Necesitamos un pacto común por la educación y unos presupuestos importantes”.
4.- La mejoría de las condiciones laborales y contractuales y la protección social de los autores. Se plantea un régimen de seguridad social y de pensiones para los autores que ejercen como trabajadores autónomos.
5.- La implementación de sistemas de transparencia en el cumplimiento de los contratos entre autores y editores, algo tanto más necesario cuando la distribución digital de las obras en Europa no deja de crecer.
Asimismo se ha presentado el proyecto de traducción #FreeAllWords (freeallwords.org) a cargo de Nicolas Couchepin, presidente de la A*dS (Asociación profesional suiza de autores y traductores literarios). Se trata de una iniciativa de apoyo a los escritores bielorrusos y ucranianos. Este programa, comenzado por las asociaciones de Suiza y Noruega, “tiene su origen en la prohibición de la Asociación de Escritores de Bielorrusia”, señala Couchepin, recordando cómo muchos escritores fueron al exilio para evitar la cárcel y que tanto en Bielorrusia y Ucrania como en otros países los escritores “tienen miedo a enseñar, a expresarse”. De ahí que hayan creado este programa en su ayuda porque “la fantasía permite ver el mundo de otra manera, y por eso necesitamos escritores y traductores. Además, dependemos de las traducciones porque es la única manera de que lo escrito en lenguas minoritarias se dé a conocer”, concluye apostando por el plurilingüismo.
@Pedro_Villora
Artistas