Desde este jueves, 8 de febrero, el musical Los chicos del coro se representa en el teatro Tívoli de Barcelona, donde permanecerá tres meses antes de pasar al Olimpia de Valencia y regresar en octubre a La Latina de Madrid. Escribir la adaptación y las letras de este espectáculo ha sido uno de los trabajos más hermosos de mi vida profesional y me gustaría contar algunas cosas acerca de la dramaturgia y especialmente sobre las canciones, tanto las originales de Bruno Coulais y Christophe Barratier como las nuevas creadas para la ocasión en colaboración con el músico Rodrigo Álvarez.
La historia que se cuenta en esta obra se ha escrito tres veces con anterioridad: dos como película (La cage aux rossignols, de Jean Dréville, en 1945, y Les choristes, de Christophe Barratier, en 2004) y una como espectáculo musical estrenado en París en 2018 por el propio Barratier. La dramaturgia española se inspira fundamentalmente en la película de 2004 e incorpora elementos provenientes de las otras dos versiones.
De la película de Barratier nace buena parte de la estructura, situaciones y diseño de la mayoría de los personajes, además de las célebres canciones corales, aunque el diálogo ha sido cambiado y ampliado por las enormes diferencias entre un texto cinematográfico y otro teatral. De Dréville (y de aquellos primeros escritores: Georges Chaperot, René Wheeler y Noël-Noël) se ha recogido la atmósfera de cierta felicidad brotando tras el drama; la importante presencia del amor; la confianza en el arte, en uno mismo y en los demás; e incluso cuestiones que afectan a la disposición espacial y a la presentación de personajes. Por último, de la primera versión teatral provienen algunas de las canciones y algo tan relevante como la incorporación de niñas al reparto.
Este último hecho ha dado pie a uno de los cambios más importantes en la obra: el aumento de la presencia femenina con sentido dramático más allá de la necesidad de consolidar las voces blancas del coro. Así surgió la posibilidad de crear a la profesora Langlois, que tuviese un cargo directivo al igual que Rachin, y que propusiese un discurso propio de una mujer avanzada de 1949 que, sin transgredir el espíritu de la época, añadiese un elemento más al mensaje sobre el papel del arte y la educación. Precisamente había sido una mujer, Anne-Marie de la Morlais, quien en 1940 había creado Ker-Goat, el centro de educación de jóvenes delincuentes e inadaptados cuya coral inspiraría La cage aux rossignols. Así nace también la canción «Profesora», homenaje a cuantos compartimos una vocación por educar y aprender de los demás.
También el personaje de Violette Morhange ha crecido, no solo para justificar el sueño de amor y esperanza de Mathieu y escribirles el dúo «El amor vendrá mañana», sino para traer el equilibrio, la serenidad y el optimismo a la adversidad. Eso ya se ve en la canción «Cuento un paso más» («Chanson de Violette»), que proviene de la obra teatral francesa y que aquí se ha cambiado ligeramente de lugar por efectos dramáticos. Es algo que también ocurre con la canción de Mathieu «Yo no viví, solo soñé» («Ma vie je l’ai juste rêvée»), mientras que «Jamás decir jamás» («Jamais ne dire jamais»), de Mathieu, y «Acción-reacción» («Action-Réaction»), de Rachin, permanecen en su lugar original. Otras canciones de la obra francesa que han sido modificadas en parte son «Canción de las niñitas» («Chanson des minettes»); «Perverso» («Instinct grégaire») y «Cuando veo tu culo» (con la música de «A la claire Fontaine»), de Mondain; y especialmente «Si hay algo que arreglar» («Ma caisse a outil»), que en la versión original es un solo de Maxence y que aquí he cambiado para introducir a los niños y generar un gran número de movimiento. Por cierto que Maxence marca el carácter musical de esta versión con dos canciones nuevas situadas al inicio de la función casi en continuidad: la breve «No cada día es un sábado» y «Aquí viene a enseñar», que sirve para introducir la acción y los personajes. Otra canción nueva es «Soy ese extraño», de Mondain, unida al «Kyrie» que cantan los niños para uno de los momentos más dramáticos de la obra.
Las canciones del coro son las mismas de la película, si bien todas ellas traducidas y adaptadas al español para poder incorporar las letras a la trama, de tal manera que, además de su enorme valor estético, potencien su significado teatral. Se trata de «Mira frente a ti» («Vois sur ton chemin»), «Una caricia en el mar» («Caresse sur l’océan»), «Luz estival» («Lueur d’eté») y «La noche» («La nuit», con música de Rameau). Es también el caso de «Avioncito de papel» («Cerf-volant»), donde he sustituido la “cometa” original por un “avioncito” y así crear un hermoso efecto escénico. Los niños, fuera del coro, tienen una canción de burla; en Francia es «Crâne d’obus» pero aquí la he sustituido por «Cabeza buque», que es la que he tenido que sufrir decenas de veces en el colegio, al igual que tantos otros que se reconocerán en ella.
Por último, y hablando de los chicos, he sustituido casi todas las canciones que interpretan en la escena en que prueban sus voces y he puesto en su lugar canciones francesas que puedan tener sentido para un espectador español, como «Mi hombre» («Mon homme») o «La pequeña Tonkinesa» («La petite Tonkinoise»), o españolas con sabor francés, como «Bajo los puentes del Sena». He mantenido un fragmento de «Carmen» y «Frére Jacques» en francés; «Un elefante se balanceaba» es de origen francés, igual que «Mambrú se fue a la guerra»; y he traducido parte de «Ça c’est Paris», «Sous les ponts de Paris» y «Le Boudin». «María de la O» es una canción de 1933 que canta Checa, un personaje de nueva creación para el que me he inspirado en un tío abuelo mío que estuvo internado en Saint Cyprien y en Mauthausen. «La Marsellesa», finalmente, es un homenaje a ese maravilloso país que es Francia.
@Pedro_Villora
Reparto:
Manu Rodríguez (Clément Mathieu)
Rafa Castejón (Rachin)
Iván Clemente (Pascal Mondain)
Chus Herranz (Violette Morhange)
Eva Diago (Profesora Langlois)
Xisco González (Maxence)
Jorge Lucas (Doctor Dervaux)
Dirección: Juan Luis Iborra
Dramaturgia, adaptación y letras: Pedro Víllora
Dirección musical y música adicional: Rodrigo Álvarez
Escenografía: David Pizarro
Iluminación: Juanjo Llorens
Sonido: Javier G. Isequilla
Caracterización: Silvia Lebrón
Vestuario: Iria Carmela Domínguez
Coreografía: Xenia Sevillano
Dirección de producción: Víctor Aranda
Producción: Kak Group, Pentación Espectáculos, AMR
Producción ejecutiva: Rafa Coto