Llega la Semana Santa y, con ella, sus tradicionales torrijas. No hay nadie que se resista a este dulce tan tradicional con siglos de historia. A las de toda la vida las acompañan ahora nuevas creaciones como las de caramelo, mango e incluso trufa, por lo que, en la actualidad, hay para todos los gustos, siendo la tradicional la que más triunfa. Concretamente en Madrid, se van a consumir este año 5 millones de unidades, esta es la prueba de que, año tras año, siguen endulzando el paladar de los madrileños.
Hoy en día, especialmente en esta fecha, es fácil encontrar torrijas en los mostradores de cualquier pastelería. Pero originalmente, si lo que querías era comer torrijas, debías dirigirte a las antiguas tabernas de Madrid. Por el ayuno propio de la cuaresma y el fin del consumo de carne sobraba mucho pan, así que las familias españolas pronto se las apañaron para darle una segunda vida a las rebanadas que se quedaban duras, convirtiéndose poco a poco en un manjar propio de la Semana Santa.
Los Reyes Católicos
En España, hay registros de las torrijas en la Edad Media, la primera mención de este dulce como tal la hace un poeta coetáneo de los Reyes Católicos. Pero la idea de bañar el pan en leche es anterior; los romanos ya acostumbraban a hacerlo en el antiguo imperio. De hecho, aunque con sus diferencias y sus respectivos nombres, es un postre muy europeo que se puede encontrar fácilmente en Francia, Alemania o Reino Unido, aunque no necesariamente en Semana Santa. También en Hispanoamérica las torrijas o “torrejas” llegaron con la expansión del Imperio Español.
Lo más curioso de la historia de las torrijas es que nunca fueron un dulce refinado, sino un alimento popular y, en el Madrid antiguo, propio de las tabernas. Precisamente en la de Antonio Sánchez, la más antigua de Madrid, sigue sirviéndose como antiguamente durante todo el año. Es un local con mucha solera situado en la calle Mesón de Paredes. Tiene más de 200 años y los clientes, antaño, solían acompañar sus copas de vino con una rica torrija.
Las torrijas de Antonio Sánchez no solo son las más antiguas, sino también las más cotizadas. El rey Alfonso XIII acostumbraba a acudir a esta taberna para darle un bocado a este rico manjar. De hecho, la expresión “menuda torrija llevas encima” surgió en estas cuatro paredes donde los clientes, entre torrija y torrija le daban al vino y, como es natural, en muchos casos salían un poco perjudicados. De todas maneras, no hay duda de que es uno de nuestros platos más tradicionales y, ya sea en las pastelerías o en las tabernas, no hay excusa para no probar una buena torrija cada vez que llega la Semana Santa.
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