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Blogs El rincón del gato por Roberto Macedonio

De vender pollos vivos a adornos navideños, así ha cambiado el mercado de la Plaza Mayor

Tiene su origen en el siglo XVII

De vender pollos vivos a adornos navideños, así ha cambiado el mercado de la Plaza Mayor
Vendedores de pavos en la Plaza Mayor, año 1909. Imagen: Archivo ABC
Roberto Macedonio el

Todas las navidades la Plaza Mayor de Madrid se convierte en uno de los puntos más transitados de la ciudad. Es, posiblemente, la plaza con más espíritu navideño de la capital. Esto ocurre desde hace cientos años, pues sus tradicionales casetas se convirtieron hace ya siglos en un punto de referencia para comprar, entre otras muchas cosas las figuras del belén. 

En realidad, el mercadillo que conocemos hoy en día, poco se parece a lo que había originalmente. Ni siquiera su emplazamiento es el mismo, pues los primeros vendedores se situaban en la vecina plaza de Santa Cruz, donde hoy se ubica el Mercado de San Miguel, uno de los paraisos gourmet del centro de la capital. 

Mercado navideño de la Plaza Mayor en los años 60

Ni adornos navideños, ni casetas. Los primeros vendedores ofrecían otro tipo de productos, casi todos gastronómicos, para poder llenar las mesas los días de Navidad. No faltaban las señoras ofreciendo los pavos y pollos vivos al mejor postor o los vendedores de puros. Todo se podía encontrar en esta pequeña plaza. Pero la propia demanda del público hizo que poco a poco el sentido de este lugar cambiase. 

La tradición del Belén

Fue en el siglo XVII cuando se instauró la tradición de comprar y vender entre estas calles. Poco a poco se añadieron elementos más navideños a medida que se creaba a su vez la iconografía moderna de esta fiesta. No fue hasta el siglo XVIII, por ejemplo, cuando Carlos III trajo la tradición de montar el Belén desde Nápoles, donde había reinado antes de llegar a España.

En un principio, poner el pesebre era algo de palacio que se trasladó a la aristocracia y, en última instancia, al pueblo. Los vecinos de Madrid acogieron aquella nueva tradición con mucho entusiasmo, algo que ha permitido que llegue hasta nuestros días y que recuerda el sentido católico de esta fiesta. Hasta que no fue algo asentado entre todas las clases populares, ya en el siglo XIX, no se empezaron a vender estas figuras en el mercado. 

Mercado navideño de la Plaza Mayor

Hoy en día se venden las piezas del Belén, sí. Pero también muchas otras cosas, la mayoría para hacer reír a las familias que acuden en masa estos días: los sombreros de toda clase y color o las bromas se abren paso entre los adornos más tradicionales. Pronto, aquellos vendedores de la plaza de Santa Cruz se convirtieron en centenares, incluso en miles, por lo que pasaron a ocupar varias calles con sus productos a la venta: Arenal, Toledo, Puerta Cerrada, las Cavas… Era un gran mercado. 

No fue hasta el siglo XIX, con la aprobación de una nueva normativa urbanística por parte del Ayuntamiento impulsada por el orden que venían buscando los Borbones desde su llegada de Francia, que los vendedores se situaron en el interior de la Plaza Mayor. No tardarían en llegar, además, sus icónicas casetas rojas, que ya son parte del imaginario popular relacionado con la Navidad en Madrid. Así se creó una de las postales más navideñas de la capital. 

Desde su origen, este mercado se ha montado prácticamente cada año. Solo la Guerra Civil impidió que se llevara a cabo durante ese periodo. Hoy en día es uno de los puntos más visitados y sus 104 vendedores siguen ofreciendo a las familias todo tipo de detalles navideños y bromas para sacarles una sonrisa. A fin y al cabo de eso trata la navidad: de sonrisas, tradiciones y familia.

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