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Blogs El rincón del gato por Roberto Macedonio

Una historia de amor en el cielo de la Gran Vía

Dos estatuas escenifican uno de los episodios más románticos de la mitología

Una historia de amor en el cielo de la Gran Vía
La Diana cazadora en un edificio de Gran Vía
Roberto Macedonio el
La Gran Vía es un lugar en el que han surgido infinitas historias de amor. Algunas más mediáticas que otras. Si no, que se lo digan a Ava Gardner cuando se enamoró de Luis Miguel Dominguín para disgusto de Frank Sinatra. De aquellas fiestas en el mítico Chicote salieron algunas de las parejas de moda de los años 50. Hasta la fecha, esta emblemática calle sigue siendo el epicentro de una capital siempre boyante: tiendas, fiestas, turistas, más tiendas, musicales, más turistas. Y en medio de ese vaivén, del ir y venir frenético de quienes la recorren cada día, también hay espacio para el amor.
“De Madrid al cielo” dicen los más castizos. Lo cierto es que el cielo de Madrid regala a sus vecinos uno de los atardeceres más bonitos del mundo. Su color anaranjado es inconfundible. La caída del sol provoca cada tarde un ambiente casi mitológico. Esto ha hecho que el cielo de Madrid se haya puesto de moda y cada vez sean más las terrazas en las que se puede tomar algo a la luz del ocaso. Quién no se va a enamorar con esa atmósfera, aunque sea de la propia capital.
La Diana cazadora
El ajetreo propio de las grandes ciudades impide, en la mayoría de los casos, que nos detengamos a observar los detalles que nos rodean. Al levantar la mirada en la Gran Vía se descubren numerosas estatuas que coronan los principales edificios de esta calle. Entre todas ellas, una sola figura femenina: la Diana cazadora. Esta es, a su vez, la única realizada por una mujer, Natividad Sánchez. Su obra representa a una de las diosas más importantes de la antigua Roma, la de la caza. Es por ello que carga su arco y está rodeada de perros cazadores.
Estatua de la Diana cazadora vista desde la Gran Vía
Lo curioso es que, entre las muchas estatuas que hay en la Gran Vía, algunas guardan relación con otras. Es el caso de la Diana. Frente a ella, en el tejado del edificio que hay al otro lado de la calle, está el Ave Fénix cargando a Endimión. Las dos obras, rozando el cielo de Madrid, una frente a la otra, representan una de las historias de amor más bellas de la mitología.
Estatuas de la Diana cazadora y el Ave Fénix, una frente a la otra en dos edificios de la Gran Vía
Poca gente sabe, pese a la espectacularidad de las estatuas, que en la Gran Vía se halla un precioso homenaje a la mitología romana.  Según las creencias de aquella civilización, la diosa Diana observó una noche de verano al joven pastor Endimión que descansaba junto a su rebaño. Ella se enamoró rápidamente, pero Júpiter, su padre, no estaba dispuesto a permitir aquel romance, es por eso que mandó al Ave Fénix a secuestrar al pastor. Cuando este ser mitológico lo rapta, ella no duda en perseguirlo lanzándole sus flechas para tratar de derribarlo y poder estar con su amado. Este episodio es, precisamente, el que se representa en la Gran Vía, a unos cuantos pisos de altura.
Representación de las flechas en el suelo de la Gran Vía
Entre los dos edificios que albergan las estatuas de la Diana y el Ave Fénix, en el suelo de la calle, se pueden ver las flechas que la diosa lanza contra el animal para derribarlo y recuperar a su amado. Se encuentran frente al número 32 de la calle, solo hay que ser un poco observador para verlas aunque, dicen, solo los enamorados las encuentran. Habrá que probar suerte.
Madrid capital

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