El arquitecto Pedro de Ribera fue el encargado de levantar el templo de San Antón en Madrid, curiosamente concebido en su origen como un hospital de leprosos. Siempre, hasta la actualidad, ha sido un lugar muy vinculado al cuidado de las personas y a la caridad, prueba de ello es la labor que el Padre Ángel y su Fundación Mensajeros de la Paz realiza en este lugar destinado a dar cobijo a los más pobres. El rey Carlos IV, en 1794, entrega esta Iglesia a los escolapios y, poco después, Francisco de Rivas remodeló el espacio hasta darle la forma que conocemos en la actualidad.
Así han vivido los madrileños el día de San Antón a lo largo de la historia
Es el patrón de los animales
El día de San Antón es uno de los más bonitos del centro de Madrid. Desde primera hora, cientos de personas con sus mascotas hacen fila frente a su Iglesia para que estas reciban la tradicional bendición del santo. Pese a ser Madrid una gran urbe, todo tipo de animales se concentran en este día en la castiza calle de Hortaleza donde, por una vez, el tránsito de turistas y visitantes cargados de bolsas de los distintos comercios, es sustituido por el sonido de ovejas, patos, perros, gatos, incluso cerdos, entre otros. El lado más rural de la Comunidad se deja ver por la ciudad en una jornada que rinde homenaje a uno de los santos más venerados por los amantes de los animales.
No hay duda de que desde el pasado siglo las cosas han cambiado mucho en Madrid. No hay más que echar un vistazo al archivo de ABC para comprobar cómo, hace cuestión de cien años, era habitual ver en la capital un enorme trasiego de caballos, mulas y burros que incluso tiraban de los pesados tranvías. Ahora es difícil ver a un animal de estas características cuando dejas atrás los pueblos de la región. Pero en este día suelen volver a la ciudad que poblaron para recibir su bendición.
La importancia que nuestros amigos de cuatro patas han tenido y tienen en nuestra sociedad es innegable, incluso a la hora de llevar a cabo rescates y salvar vidas. Es por lo que los perros policías o los guías suelen tener todo el protagonismo en esta jornada. Y lo cierto es que la devoción por San Antón viene de lejos, pues ya en la Edad Media se celebraban fiestas, hoy extintas, en su honor, la mayoría dedicadas al cerdo, animal con el que se le suele representar pues, según la tradición oral, el santo devolvió la vista a una jabata y a sus jabalines cuando estos la perdieron en el desierto.
Guerra de Sucesión
Aunque hoy en día es una celebración de lo más popular, no siempre ha estado permitida. En 1619 se prohibieron volviéndose a autorizar a finales de la posterior Guerra de Sucesión. Pero una vez permitida nuevamente, se convirtió en una de las preferidas por los madrileños, sobre todo entre los campesinos. No obstante, no fue hasta la construcción de la actual Iglesia que se trasladó a la capital la veneración de un santo de lo más rural. El paso del tiempo hizo que la tradición que Esconocemos hoy en día estuviera a punto de desaparecer, pero en 1983 el entonces alcalde Enrique Tierno Galván la recuperó. Es entonces cuando se empiezan a organizar los actos que se mantienen hoy en día: el pregón, la bendición a los animales y las vueltas de San Antón.
La iglesia de San Antón es un lugar lleno de curiosidades, desde el exterior se puede observar el reloj más antiguo que se conserva en Madrid, ubicado en una de sus dos torres. Dentro del templo se conservan parte de las reliquias de San Valentín, lo que convierte a esta iglesia en un remanso de amor, no solo hacia los animales.