Según han informado fuentes oficiales, el ministro del interior Granda-Marlaska ha cesado al Coronel Diego Pérez de los Cobos, Jefe de la Guardia Civil en Madrid, por “perdida de confianza”. Al ser un sentimiento, la confianza, lo mismo se gana, puede perderse. Y, desde luego, a nadie puede exigírsele que confíe en quien no lo hace. En cierto modo, la confianza es como el aire, si existe se puede respirar, pero si desaparece la atmósfera se vuelve irrespirable.
El problema es la causa por la se pierde la confianza Hay veces que la pérdida de confianza, lejos de tener lugar por un determinado y puntual acontecimiento, es consecuencia de un proceso de deterioro progresivo, siendo el cese el lógico punto final. En el caso de Pérez de los Cobos, en cambio, la pérdida de confianza fue consecuencia de un hecho puntual. A saber: que el coronel cumplió escrupulosamente la ley (los informes de la policía judicial son exclusivamente para el juez instructor) y el carácter secreto del sumario abierto contra el Delegado del Gobierno (decretado por la juez de instrucción núm. 51 de Madrid) y, en consecuencia, se negó a informar a sus superiores de los informes que ha hecho la Guardia Civil sobre la manifestación del 8 de marzo en Madrid el Día Internacional de la Mujer.
¿Es posible perder la confianza en alguien simplemente porque cumple la ley? La respuesta depende de cómo administre cada uno su confianza en sus colaboradores. Hay políticos, como parece ser Grande-Marlaska, que prefieren la obediencia ciega a su persona aunque lo que se ordene sean ilegalidades que el fiel y exacto cumplimiento de la ley. Puede haber ámbitos en los que quienes ocupan cargos de confianza se pliegan, aunque sea a regañadientes, a las irregularidades ordenadas por sus superiores.
Pero entre la Guardia Civil la conducta generalizada es, como dice hoy Puebla en su viñeta de ABC, que “el honor sea su divisa”. Hay una película, titulada “Guerreras Verdes”, de 1976, del director Ramón Torrado, en la que hay una escena en la que el Gobernador Civil (interpretado por Joaquín Pamplona) le pide al teniente coronel de la Guardia Civil (interpretado por Manuel Torremocha) el favor de que traslade a un sargento a otro lugar dentro de la provincia porque sancionó al hijo del alcalde. El teniente coronel le recuerda al Gobernador lo que le dijo el fundador de la Guardia Civil, el Duque de Ahumada, al General Narváez cuando le pidió un favor parecido: esa disposición la tomará mi sucesor, démela por escrito y mañana la verá cumplida. El teniente coronel añade que ellos se guían por un código y un estilo que no puede proceder caprichosamente contra hombres de honor, “si no fuera así preferiría dejar la Guardia civil”.
Política