José Manuel Otero Lastres el 25 jul, 2017 La primera acepción de la palabra amenazar es “dar a entender con actos o palabras que se quiere hacer algún mal a alguien”. Pues bien, decir abiertamente que, pase lo que pase, el 1 de octubre se celebrará en Cataluña un referéndum de autodeterminación, supone hacer patente que se quiere sustraer al pueblo español en su conjunto el ejercicio de la soberanía nacional que le reconoce la Constitución. Solo los espíritus más toscos no ven en esta proclamación una amenaza contra el resto de los españoles. Lo curioso es que los desafiantes e hiperestésicos independentistas se consideran, a su vez, amenazados porque el Gobierno de la Nación se ha dirigido a algunos funcionarios de la Generalitat para que aclaren el destino de ciertos fondos que podría vulnerar una resolución del Tribunal Constitucional. Y es que, en general, los independentistas han sido tratados con tal condescendencia que consideran que una simple petición de aclaración es una amenaza. Son como los niños mal criados que acaban convirtiendo cualquier gesto que no sea de adulación en un agravio. Como saben ustedes, Job es el paradigma de la paciencia porque fue sometido por el diablo a numerosas adversidades (enfermedades, arruinarse, repudio de su mujer y fallecimiento de sus hijos), a pesar de lo cual no dejó de alabar al Señor. Espero no faltar al debido respeto a las Sagradas Escrituras si digo que no estoy muy seguro de que Job pudiera soportar la calamitosa tabarra que nos están dando los separatistas catalanes. Y visto que por la vía por la que van no van a conseguir sus propósitos, ¿tienen pensado dejarnos de dar la vara alguna vez con tanto teatro al resto de los sufridos españoles? Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 25 jul, 2017