Si está usted leyendo estas palabras es porque ha sentido la curiosidad de acceder a un nuevo blog. Se lo agradezco y espero convencerlo de que debe seguir leyéndolo en el futuro. Soy de los que piensan que uno es como cree ser, pero también –y tal vez en mayor medida- como lo ven los demás. Por eso, no diré ni una sola palabra de cómo soy, ya que serán ustedes los que acaben por asignarme un perfil que es posible que difiera del que yo mismo me atribuyo,
Llevo publicando artículos de opinión en la prensa escrita desde el año 2000 y me he decido a acceder a la vía digital por tres razones: porque tiene mucho futuro; porque, aunque la red es un camino por el que transitan los jóvenes, cada vez navegan más por ella gente de todas las edades; finalmente –y sobre todo-, porque la sensatez desde la que me propongo comunicarme con los lectores es patrimonio de todas las edades a partir del uso de razón.
Cada uno de nosotros tiene su sentido propio y el mío creo que está integrado en una buena parte por el sentido común. Este es el bagaje intelectual con el que les ofreceré mis opiniones. Por eso, espero de quienes deseen comentar mis pensamientos que utilicen las mismas armas: el argumento desde la opinión sincera y sin recurrir al insulto, porque como escribió Quevedo «el insulto es la razón del que razón no tiene».
Comparezco con muchas ilusiones, y si no logro que se conviertan en lectores habituales, la culpa será solo mía. Prometo sinceridad y escribir lo que pienso y no lo que a ustedes les gustaría leer. Tengo bastante edad y no estoy para engañar ni engañarme.
Finalizo con la justificación del título del Blog. Con fecha de 28 de febrero de 2002 publiqué un artículo titulado “Escritor de sentimientos” en el que decía que “Escribir es tender un puente, hecho de palabras, para que las ideas pasen de nuestra mente al mundo de lo sensible”. En lo sucesivo, les ofreceré mis puentes de palabras.
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