En la versión digital del diario El País de hoy se publica un reportaje sobre un día con Ángel Gabilondo en la campaña a las elecciones de Madrid. Los periodistas que lo acompañaban relatan su estancia en Alcalá de Henares y en un momento determinado les dice: “lo mejor para hacer campaña electoral es ser como eres tú”.
Me parece una declaración plena de sinceridad y de acierto. Lo que viene a sostener Gabilondo es que hay que ser “natural”; es decir, que hay que ser como dice la acepción 4 de la palabra “natural” según la RAE “espontáneo y no afectado”. O, visto desde la perspectiva contraria, que no se debe ser un impostor; esto es: alguien “que finge o engaña con apariencia de verdad”.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Gabilondo. Pero: es lo que ha hecho durante la campaña? La pregunta es pertinente porque uno es lo que hace, no lo que dice. Y yo he visto una campaña muy titubeante en Ángel Gabilondo que dista mucho de habérnoslo mostrado como es.
Empezó diciendo que no pactaría con Pablo Iglesias porque le parecía demasiado radical. Y esa declaración parecía sincera. Pero probablemente al ver lo mal que iban las encuestas y seguramente aceptando a regañadientes las instrucciones del director de campaña durante el debate de todos los candidatos en televisión le espetó al líder Podemita: “Pablo nos quedan doce días para ganar las elecciones”.
Y en un mitin celebrado en Getafe la prensa dice que Gabilondo apela al espíritu de la Revolución de los Claveles, “porque queremos palabras, no balas”.
No me parece que Gabilondo estuviera plenamente convencido de que las balas procedían de sus adversarios políticos de la derecha y de la derecha radical. Pero había que insinuarlo porque éste era el leitmotiv de la campaña de su partido en ese momento.
Y él, lejos de ser como era, accedió a representar el papel que le asignaba su partido. Es cierto que eso lo hacen casi todos los políticos. Pero también lo es que a unos -y ese es el caso de Gabilondo- se les nota mucho más que a otros cuando tienen que actuar con fingimiento o impostura.
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