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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El PSOE está enfermo

José Manuel Otero Lastres el

Durante la mañana de hoy, escuché en la radio dos comentarios, uno de Joaquín Leguina en el programa de Carlos Herrera en la COPE y el otro una excelente intervención de Pilar Cernuda en “El bisturí” de Onda Cero, que me han convencido de que el PSOE está enfermo.

Joaquín Leguina afirmó que en la “cultura” del PSOE no figuraba el que sus parlamentarios votaran divididos, sino que siempre actuaban como un bloque. Y horas más tarde, Pilar Cernuda, contaba que un socialista veterano le había comentado que el partido siempre vota unido y que no cabía esperar las abstenciones que podrían facilitar la investidura de Mariano Rajoy.

Pero Pilar añadió dos cosas más. La primera fue la brillante respuesta que le dio la propia Pilar al socialista veterano: que tampoco estaba en la cultura del PSOE no aceptar el resultado electoral, cosa que estaba haciendo Sánchez con su bloqueo. Y la segunda que, tras acusar de cobardía al partido socialista, el militante veterano no lo negó y lo achacó a un problema generacional.

Según el diccionario de la RAE, “enfermo” significa” “que padece enfermedad” y “enfermedad” en su tercera acepción quiere decir “anormalidad dañosa en el funcionamiento de una institución, colectividad, etc.”.

Pues bien, aclarados los significados que anteceden, creo que serán bastantes los que piensen que el PSOE actual está enfermo, esto es, inmerso en una anormalidad dañosa para el propio funcionamiento del partido. En efecto, a poco que se observe, se comprobará que el PSOE sufre dos anormalidades que son además especialmente dañosas. De una parte, el partido está férreamente controlado por una dirección compuesta por antiguos jóvenes calientasillas que gracias a su carrera vegetativa en los pasillos de Ferraz se han hecho con el poder de la organización; y, de otra, no hay nadie por desgracia en toda la formación política con la suficiente valentía como para oponerse al dislate de Pedro Sánchez y su piña de percebes de no facilitar con once abstenciones la investidura de Mariano Rajoy.

Lo malo es que la enfermedad que sufre el PSOE está dañando también a España y que son muy pocas las esperanzas de curación. Porque para curar al PSOE y a España hace falta valentía y generosidad, y que haya alguien en sus filas que sea capaz de enfrentarse con todas las consecuencias a la piña juvenil de Sánchez y su dirección, cuya principal defecto no es que prescinda de la opinión de los veteranos, sino que su ignorancia es tan supina que no se vislumbra manera alguna de apearlos del burro.

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