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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

¡Muy bien doña Virginia!

José Manuel Otero Lastres el

La agencia Colpisa ha difundido hoy una noticia que constituye un ejemplo de acierto y sensatez. Doña Virginia Pérez Buendía, vecina del pueblo conquense Valverde del Júcar, como no tenía familiares, hizo un testamento que me parece ejemplar.

Dejó todos sus bienes, al parecer muy cuantiosos, a una Fundación benéfico-docente a constituir (la Fundación Pérez Buendía) con el fin de destinarlos a becas de estudios para escolares y universitarios de su pueblo.

Para poder beneficiarse de una de esas becas, los estudiantes de Valverde del Júcar deberán reunir dos requisitos: tener un buen expediente académico (seguramente para aprovechar la beca) y que los ingresos económicos de sus familias sean insuficientes para pagar su formación. Más aún: para que la beca sea del todo eficiente, doña Virginia estableció que la cuantía de cada una de ellas no fuera idéntica , sino que dependería de la economía de cada familia y de las notas del estudiante.

También dejó dicho quiénes habrían de encargarse de ejecutar esas últimas voluntades: el alcalde, el juez de paz y el cura. Pero para que se vigilase el cumplimiento de sus instrucciones previó también la constitución de una comisión de seguimiento, cuyos miembros tendrían que ser: un maestro, un agricultor, un industrial, un obrero y un trabajador autónomo, todos ellos de Valverde del Júcar

Hasta aquí no puedo más que aplaudir la clarividencia de doña Virginia, así como confiar en que su millonaria fortuna tenga el destino que ella misma le dio. Pero para que su voluntad se haga del todo efectiva convendría que se tuviera en cuenta lo siguiente.

En primer lugar, habría que pedir al Estado que en este caso deje de lado su habitual voracidad impositiva, porque no hay nada más digno de apoyo público que invertir en formación educativa para los jóvenes habitantes de un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha. Y es que dudo mucho que los eventuales impuestos que recaudase el Estado de esta herencia pudiesen tener mejor destino que el que estableció doña Virginia. En segundo lugar, los tres encargados de cumplir sus mandatos, el alcalde, el juez de paz y el cura, deberían actuar gratuitamente, considerando su nuevo cometido incluido en el servicio público que prestan, sobre todo si tienen en cuenta que lo que se lleven ellos dejará de llegar a los becarios. Finalmente, la comisión de seguimiento debe ser también honorífica, pues no cabe mayor honor para uno del pueblo que vigilar el cumplimiento de tan beneficioso testamento para los habitantes de Valverde de Júcar.

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