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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Sedientos de aprobación

José Manuel Otero Lastres el

Saben ustedes que aplaudir es palmotear en señal de aprobación o entusiasmo. Hay aplausos del todo merecidos, como los que reciben a diario los sanitarios y todos aquellos que, asumiendo el riesgo de contagio, atienden, incluso desprotegidos, y hasta la extenuación a los enfermos por el coronavirus. Habría que pensar en pasar del reconocimiento con aplausos a una sustancial mejora en su retribución económica.

Hay, sin embargo, otros aplausos que son sugeridos o forzados, que es verdad que suenan, pero a falso. Estos aplausos son como la moneda falsa que empobrece al que la recibe. Y, en estos casos, hay una especie de juego de pillos: tanto el que da la moneda falsa, como el que la recibe sin rechistar saben lo que está sucediendo: el primero, intenta engañar al segundo pagándole con una moneda que no vale nada; y el segundo, la recibe por verdadera, aunque conoce su carácter fraudulento. ¡Vamos, que nadie se llama a engaño!

En el ámbito de las redes sociales, el aplauso con las manos se sustituye por los “me gusta” o “me encanta” que se representan con los emoticonos de un puño azul con el dedo pulgar hacia arriba o un corazón rojo, ambos enmarcados en un círculo de su respectivo color. Pero aunque haya variado el modo de aplaudir, el tipo de aplausos es el mismo: merecido o forzado.

Viene esto a cuento porque, como ya sabrán, en el ministerio de sanidad se han contratado masivamente “me gusta” falsos que, lejos de suponer una aprobación sincera de la gestión, son meros aplausos procedentes de robots, que suponen un ridículo monumental para los responsables.

El escándalo ha llegado hasta tal punto que la propia Facebook ha decidido investigar el asunto. Pero no es la única manipulación de las redes sociales por el “comando informático de la Moncloa”. En Twitter, era tendencia la etiqueta “Sánchezveteya” con casi ochocientos mil retuits. Pues bien, el citado comando suprimió la “z” y la dejó en “Sancheveteya” y los retuits bajaron a algo más de 80.000. Pero si se denunciaba que la nueva etiqueta “Sancheveteya” era spam, y aparecía la verdadera etiqueta con la “z” “Sánchezveteya” ésta volvía a ser la principal tendencia en Twitter.

Dos preguntas más para finalizar: ¿el precio pagado por los “me gusta” mecánicos podrían dar lugar a un delito de malversación de caudales públicos? Y ¿cuando se busca tan desesperadamente una aprobación de la gestión en la pandemia controlando los supuestos bulos en la red para minimizando las críticas a la gestión del Gobierno y con estas actuaciones del comando la Moncloa, no se intenta tapar una actuación desacertada?

 

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José Manuel Otero Lastres el

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