El Purgatorio quizá sea esa estación intermedia donde purificarse para alcanzar la gloria. O tal vez sea el lugar donde se pasa la vida con trabajo y penalidad. Puede que sea alguna de esas cosas, o ninguna. La mañana en la que ha estallado la primavera, bajo un sol dulzón y traicionero, por imprevisto, poco importaba la filosofía. El Purgatorio era un lugar feliz.
Para quien no haya oído hablar de las cascadas del Purgatorio, en la cabecera del valle del Lozoya, término municipal de Rascafría, cabría decir que es la excursión perfecta. Ni demasiado larga ni tampoco floja y corta. Ni difícil ni extremadamente blanda. En total, doce kilómetros, seis de ida y seis de vuelta. Y ahora, cuando ya ha empezado el deshielo, tan verde y deslumbrante que, al acabar, ya cosquillean las ganas de volver.
La ruta del Purgatorio comienza en el Puente del Perdón, justo frente al monasterio del Paular (sierra de Madrid). Hay un centro de información donde podrá pedir un mapa, pero no lo necesitará. Basta seguir las indicaciones para llegar al destino, esa cascada que de ningún modo es un purgatorio.
Estos días de primavera recién estrenada, el valle del Lozoya rebosa de agua, de luz, de vida. La cascada es la meta, pero el goce nos acompañará durante todo el camino, sobre todo en el último kilómetro y medio, cuando la senda invita a cruzar por segunda vez el arroyo Aguilón. Desde entonces, cuesta arriba hasta la cascada, el agua salta alegre, sin complejos, entre rocas, pinos y robles, campo, risas, un picnic que alimenta y mucha nieve aún en las cercanas cumbres.
La ruta de las cascadas del Purgatorio es una de las muchas que estos días disfrutan sus mejores días, tras un invierno en el que tanto ha nevado, tanto ha llovido. En este post dejo unas cuantas fotos de la ruta, y aquí más información sobre esta y otras cascadas en España.
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