Ciudadanos ya se está dando cuenta de que una cosa es hablar cuando no se tienen expectativas de que se va a gobernar, entre otras cosas porque se tiene miedo a asumir responsabilidades, y otra muy distinta es hacerlo cuando sí hay que cumplir lo que se dice hasta el final, como han exigido a los demás.
Supongo que a nadie se le olvidan las veces en las que Albert Rivera pidió la cabeza de Rajoy como condición indispensable para apoyar su investidura. Un infantilismo total porque cuanto más la pedía más unía al PP en torno a su líder. Ningún partido político entrega la cabeza de su candidato porque se la pida el de enfrente y mucho menos cuando suma más votos y escaños.
Lógicamente tuvo que dar un paso atrás y dejar a Rajoy libre el camino hacia la Moncloa. Votó a favor de su investidura y aprendió que en política hay que ser más prudente antes de lanzar ese tipo de órdagos.
De aquellos polvos le siguen llegando manchas de lodo a Ciudadanos. La segunda en la frente, como se dice vulgarmente, se la va a llevar con su exigencia de limitar a ocho años el mandato de los presidentes de Gobierno.
Después de pactar con el PP una reforma legislativa para conseguir esta limitación, que afectaría automáticamente a Rajoy, ahora dicen que no tendrá efecto retroactivo, por lo que el presidente del Gobierno podría volver a presentarse en las próximas elecciones.
Ciudadanos ha pasado de Rajoy, ¡vete ya!, a ¡no te vayas todavía!
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