Era cuestión de tiempo. La “erótica del poder” ha terminado por conquistar a Pablo Iglesias e Irene Montero y ya son unos miembros más de la casta. De esa clase social que tanto han despreciado y a la que prometieron combatir, caracterizada por la exhibición del poder en forma de propiedades de lujo y una forma de vida alrededor de costumbres de alto standing.
Han llegado demasiado pronto, y a los que llevamos treinta años escribiendo de polÃtica y han pasado por nuestras narices muchos y variopintos polÃticos del mas diverso pelaje, no nos extraña. Yo sabÃa que cometerÃan el pecado original, aunque no con tanto descaro.
Pablo e Irene ya tienen su casoplón de 600.000 euros, que hasta hora nadie lo ha desmentido. Su mansión con la que poder hablarle de tú a tú al exministro Luis de Guindos, al que recriminaron su inversión de, qué casualidad, 600.000 euros, en un ático, teniendo la osadÃa de preguntarle a la gente si entregarÃan la gestión de la polÃtica económica del paÃs a alguien que se gasta ese dinero en un ático.
¿Cómo justificarán esta inversión? ¿Dirán que es para acoger a esos inmigrantes que la gente de derechas facha y maligna no quiere que entren en territorio español? ¿lo convertirán en un centro de salud para toda esa gente que el Gobierno de Rajoy, sin escrúpulos, ha dejado sin atención sanitaria como consecuencia de los recortes? ¿será un comedor social en el que dar de comer a tanto pobre que hay en España por culpa de la polÃtica antisocial del PP, que solo beneficia los ricos? ¿abrirá las puertas de sus dos mil metros cuadros de parcela para dar cobijo a los okupas que, por culpa del PP, tienen que dejar sus casas?
Sà es asÃ, prometo rectificar este artÃculo y entonar el mea culpa por pensar mal de estos dos buenos samaritanos que invertirán los 600.000 euros que pagarán por esta vivienda en una encomiable labor social.
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