Mas inventa la independencia para tapar su corrupción

Ya no tengo ninguna duda, el debate sobre la independencia de Cataluña y el desafío lanzado por Artur Mas contra el Gobierno de Rajoy no es más que una cortina de humo, no solo para tapar su incapacidad para gestionar la crisis, sino también para intentar sepultar la corrupción que sobrevuela sobre su partido desde hace treinta años.

Los documentos que ha desvelado ABC en exclusiva y que prueban las comisiones que terminaron en las arcas de Convergencia Democrática de Cataluña (el partido de Mas y Pujol que forma  parte de la coalición CiU) es el ejemplo más palpable de por qué Mas no puede seguir al frente de la Generalitat de Cataluña.

El escándalo es mayúsculo, por mucho que quiera silenciarlo diciendo que es “juego sucio del PP”, cuando lo que tiene que explicar es si es verdad o no.

Durante años, empresas constructoras se han beneficiado de adjudicaciones, permisos y licencias, a cambio de donar dinero a la Fundación Trías Fargas, de Convergencia Democrática de Cataluña. Este ha sido uno de los medios de financiación del partido de Artur Mas y Jordi Pujol, al menos entre 2002 y 2008, junto con la mordida del 2,5 por ciento canalizado a través de los gestores del Palau de la Música. La fundación se financió hasta un 65 por ciento con estas donaciones de las constructoras.

Estos datos no son rumores, ni noticias sin contrastar, sino que forman parte del informe policial elaborado en mayo por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) y los redactados previamente por la Agencia Tributaria.

Mas, inmerso en su desvarío independentista y en ese viaje a ninguna parte de Europa en el que ha embarcado a Cataluña con la promesa de un sueño de bienestar económico que nunca se hará realidad, evitará dar las explicaciones que ayer le pidió la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. Pero por mucho que quiera escapar de esta realidad, la Justicia le perseguirá hasta conocer la verdad del expolio.