No ha sido un puñetazo como el de Fernández de la Vega para reivindicar que los funcionarios son suyos y que aquí sólo ella habla de si se le suben los sueldos, o no. Pero casi. El presidente del Senado, Javier Rojo, ya se ha cansado de que sea siempre José Bono, presidente del Congreso de los Diputados, el que rentabilice las iniciativas más mediáticas que pactan las dos Cámaras y ayer tomó la delantera y se descolgó con una propuesta, de esas que calan en los ciudadanos. Se viene criticando desde hace tiempo que los parlamentarios tienen unas vacaciones demasiado largas, que se van en navidad a mediados de diciembre y no vuelven hasta febrero, y que en verano cogen la sombrilla en junio y no vuelven hasta final de septiembre. Pues para hacer frente a las críticas, el presidente del Senado ha lanzado la propuesta de trabajar julio y enero, para no dar que hablar. Además de poner a los parlamentarios a trabajar, Rojo ha querido reivindicarse a sí mismo, que ya está bien que Bono se apunte el tanto de publicar en las páginas web del Congreso y el Senado las actividades de los parlamentarios, y de desvelar la carta que se le envió a senadores y diputados para explicar que no tenían las pensiones que se les achacaban. El Senado también existe y su presidente no quiere acabar sepultado bajo la estrella de Bono, que considera que brilla demasiado.
España
Pido la palabra
por
Paloma Cervilla
A Bono le sale un competidor
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