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Blogs Pido la palabra por Paloma Cervilla

Rendidos a Soraya

Paloma Cervilla el

No sé que pensaría hoy la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, desde la tribuna del Hotel Villamagna donde participaba en el Foro de Europa Press, cuando con una sola miraba a la sala divisaba a todo el poder político y empresarial que había sido capaz de congregar en esta primaveral mañana de octubre en la capital de España. (Antonio Vázquez de Iberia, Borja Prado de Endesa, Florentino Pérez de ACS, Fernando Martín de Fadesa, Rodrigo Rato de Bankia, Esperanza Aguirre, Alberto Ruíz-Gallardón, Luis de Guindos, y muchísimos diputados y dirigentes del PP que sería imposible enumerar). Quizás, pienso que se acordaría de aquella otra mañana de hace casi cuatro años, cuando llegó a las dependencias del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, investida de portavoz por su mentor Mariano Rajoy, pero prácticamente sola, no sé si físicamente, pero sí aislada por sus propios diputados, que recelaban de su valía y se negaban a estar bajo la autoridad de una recién llegada (algún día se conocerán estas historias con nombres y apellidos); por algunos medios de comunicación, que la despreciaban y ninguneaban, y por parte de la opinión pública, que no terminaba de ver claro la elección de Rajoy.

 

Han pasado cuatro años, y durante este tiempo ha ido derribando uno a uno estos tópicos, casi sin despeinarse y con la seguridad que le daba la confianza que Rajoy había depositado en ella. Primero se rodeó de un grupo de diputados de su generación, fieles políticos qué venían sin hipotecas del pasado (José Luis Ayllón, Fátima Bañez, Álvaro Nadal, Alfonso Alonso y algunos más) y después se dedicó a trabajar y a dirigir un equipo de diputados a los que supo dar juego para demostrar que todos tenían un sitio, si trabajaban con lealtad.

 

Se puso al frente del nuevo PP en el Parlamento y cada miércoles sorprendía en la sesión de control al Gobierno sacando de sus casillas a la todopoderosa vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Con su verbo ágil y su rápidez en la respuesta consiguió que ésta perdiera los papeles en más de una ocasión. Entonces ya había voces que reconocían en voz baja que quizás la elección de Rajoy no había sido tan desacertada. Después llegó Alfredo Pérez Rubalcaba y tampoco se amedrentó. Un miércoles y otro también, emergía de su escaño, sin complejos y sin miedo, y se subía a las barbas del todopoderoso vicepresidente y ministro del Interior.

 

Consagrada como la imagen renovada del PP en el Parlamento y con sus detractores rendidos a la evidencia, Soraya no cambió, siguió siendo la misma política que no renuncia a la tertulia de pasillo con los periodistas, a los que casi nunca esquiva y a los que no tiene ningún complejo en llamar por teléfono si la ocasión lo requiere. Ahora, dicen que está llamada a ocupar un lugar importante en el Gobierno de Rajoy, y yo creo que es verdad. En todas las quinielas aparece como un valor seguro, pero a ella esto no le quita el sueño. Ahora, como ella misma confesaba esta mañana al finalizar su intervención, “sueño con otras cosas”, sin decirlo, reconocía que su único pensamiento está ahora en su futuro hijo, Iván, que nacerá a partir del 20 de Noviembre.

 

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Paloma Cervilla el

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