Algo que padres, madres y escolares deseamos en estos días es mantener la calma. Pero con lo acontece alrededor parece algo complicado. En este inicio de septiembre, pequeños, medianos, adolescentes, universitarios y toda clase de estudiantes vuelven a clase, de una manera u otra, pero se reincorporan a una actividad de la que llevan tiempo desconectados. A diferencia de otros años, no sólo es la desconexión propia de los meses de verano, sino la desconexión de compartir aula, recreo, educación física, convivir en el colegio, comer en el comedor, mantener la calma y la quietud en clase, etc.
El 15 de marzo el mundo se paralizaba a nuestros pies. Todos nos bajamos ese día de nuestra rutina, aparcamos el viaje en el que estábamos subidos y dimos un giro total.
Niños y niñas sin ir a clase. Padres y madres teletrabajando. Y el más difícil todavía: niños, niñas, adolescentes, universitarios sin ir a clase y padres y madres teletrabajando confinados en un totum revolutum. Niños llamando la atención, desmotivación con la educación a distancia, padres y madres resolviendo problemas escolares y siendo profesores de sus hijos.
La atención y la concentración de todos los miembros del hogar, dividida. La serenidad andaba mientras de vacaciones y todos tratando de compaginar lo que no era compaginable: atender a nuestros hijos, las tareas del hogar, teletrabajar en casa, preocuparnos por el virus, cuidar en la distancia de nuestros mayores y alucinar con todo lo que acontecía en los medios de comunicación.
Han pasado meses y a pesar de habernos desconfinado, la incertidumbre sobre el año escolar es el pan nuestro de cada día. Hoy sabemos más o menos cómo va a iniciarse la vuelta al cole. Pero sinceramente, no tenemos ni idea de cómo será a mitad de septiembre, a mediados de octubre, en diciembre o el 14 de marzo de 2021.
Esta situación para los adultos es una potente fuente de estrés. En una misma situación, la vuelta al cole, se recogen varios estresores: el miedo a contagiarnos a través de los niños, la falta de planificación laboral y personal ya que dependemos del trascurso de la asistencia a clase, la dificultad de conciliar el trabajo con lo que pueda suceder si rebrotan los contagios en las escuelas, el miedo a ser despedido por no poder atender adecuadamente un trabajo que se ve interrumpido por tener a los niños en casa y por el propio miedo y ansiedad que sentimos todos, y el miedo a que la situación económica y social empeore todavía más y con ello se pierdan más puestos de trabajo.
Cómo nos sentimos los adultos parece estar claro, pero ¿y los niños? No nos damos cuenta de que los niños son tan protagonistas de esta situación como lo somos nosotros.
Tienen miedo a contagiarse y contagiar a sus padres y abuelos, tienen miedo de olvidarse de ser responsables con todas las nuevas medidas de distanciamiento social, tienen miedo de no ser capaces de seguir el año escolar, de volver a estar confinados y no seguir el ritmo de estudio. Los niños están todo el día escuchando comentarios a sus padres del tipo “esto es un desastre”, “no sabemos cómo nos vamos a organizar”, “a mí me da miedo que vuelvan”, “¿y si dentro de una semana tienen que cerrar las aulas?”, “menudo pifostio tenemos montado”, etc.
Los niños escuchan, tienen puesta la antena en todo lo que decimos y en todo lo que se publica en los medios, pero rara vez nos sentamos a darles explicaciones de lo que está ocurriendo, a preguntarles cómo se están sintiendo. Los niños y niñas también escuchan el telediario desde su inocencia y su falta de madurez y sobredimensionan noticias que ya de por sí son muy alarmantes. Darles tranquilidad, ayudarles a gestionar la situación, que estén informados o hablar con ellos son tareas que pueden facilitar la regulación emocional tanto de padres como hijos.
Estos siete consejos pueden ayudaros a gestionar la situación y serenar a niños y adultos.
- 1. Sé creativo y juega con las normas de responsabilidad sobre el Coronavirus.Todos las conocemos, incluso los niños las han escuchado. Pero la mejor manera de memorizarlas es jugar con ella. Podéis hacer un collage dibujando el lavado de manos, el uso de mascarilla o lo que significa un grupo burbuja con todos los amigos que pertenecen a ese grupo burbuja. Podéis animar a vuestros hijos a que lleven un diario de comportamientos responsables. Este ejercicio les ayudará a focalizar la atención en las conductas correctas y a memorizarlas. Otro ejercicio podría ser escribir un cuento o un cómic con ellos en torno a la vuelta al cole. Incluso idear un videojuego.
- 2. Pregunta y responde dudas. Los niños tienen un mundo interior riquísimo. A veces lo comparten y otras veces no.
Tienen dudas, miedos, preguntas. Podéis generar un momento que invite a hablar de las dudas que tienen, incluso planteando las vuestras y dejando que ellos os den las respuestas. También se puede realizar un juego de preguntas y respuestas sobre la vuelta al cole en tiempos del Coronavirus. Se les puede pedir que apunten en tarjetas sus preguntas y dudas y nosotros las nuestras, y luego se ponen todas en un montón, se van cogiendo y respondiendo en familia.
- 3. Habla de emociones. También puedes aprovechar para hablar de emociones en general. Es el momento de comprar un bonito emocionario” y durante estos meses aprender nombres de emociones, saber cuándo las sienten tus hijos, cómo resuelven sus estados emocionales y enseñarles ejercicios de regulación emocional que les ayuden a tener una vida más tranquila, ahora y en el futuro.
- 4. Haz simulacros. Un simulacro para los niños puede ser un ejercicio divertido en el que pueden entrenar cómo deben comportarse. Se puede realizar un simulacro desde cómo hay que ir al cole, cómo hay que comportarse en clase, cómo hay que relacionarse con las personas o
cómo hay que ser responsable. - 5. Enséñales ejercicios de regulación emocional. Para todos los niños la vuelta al cole es un momento de ilusión. Están deseando ver a
sus amigos, reencontrase con la seño a la que adoran, estrenar libros, lapiceros, mochilas. Pero este año, de compañeros de viaje de la ilusión están el miedo y la ansiedad por la novedad y la dificultad de la situación. Puedes entrenar con tus hijos técnicas de relajación muscular para niños o prácticas de meditación que les ayuden a estar más tranquilos, más conscientes, más atentos y a dormir mejor. Incluso estos ejercicios que ayudan a regular las emociones mejoran el estado de ánimo y la atención de nuestros hijos. - 6. Algo que nos mantenga unidos. Después de tanto tiempo de compartir con los niños, tiempo en el que hemos sido padres, maestros, entrenadores, casi abuelos, amigos, la separación es ahora más dura. Acostumbrados a los años anteriores a conocer la rutina del tiempo que se comparte y el tiempo que en el que estamos separados, se han visto de repente con un cambio de rutina en el que a muchos les ha favorecido. ¡Quién no querría pasar tanto tiempo en casa con sus padres! Así que la separación ahora puede ser un poquito más dura. Una manera de mantener esa unión o esa seguridad es que los niños tengan algo que nos una: una pulsera, un coletero, un dibujo, un símbolo en sus brazos, (en las manos no que hay que lavarlas mucho), algo que al mirarlo les recuerde el vínculo con nosotros y nos mantenga unidos.
- 7. Normaliza todo lo que se pueda normalizar. Nada de lo que está ocurriendo en estos meses entra dentro de nuestros “normales”. Ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, de estudiar y formarnos, de tener ocio y vacaciones, de hacer deporte. Ha cambiado nuestra vida. A casi todas las personas les da seguridad lo conocido, lo de siempre, la zona confortable. Y a los niños les ocurre lo mismo que a los adultos. Así que trata de normalizar lo que se pueda. Por ejemplo, los horarios de sueño, el tipo de comidas que hacéis en casa, las conversaciones que mantenéis, los juegos en familia, la forma de vestir, la colonia que se ponen…. Es importante que los niños tengan anclajes, puntos de referencia que les den seguridad y que les recuerden a su orden y rutina. Tenemos que aprender adaptarnos, porque adaptarnos forma parte de la inteligencia. Pero podemos saber adaptarnos y tener referencias del pasado que nos ayudan a sentirnos confiados y seguros.
Una regla que nos ayuda a mantener a nuestra ansiedad a raya es tener bajo control lo controlable y desatender lo que no depende de nosotros. Mucho de lo que puede ocurrir respecto al Coronavirus no depende de nosotros, pero muchas otras actividades sí.
Pongamos de nuestra parte y enseñemos a nuestros hijos a poner de la suya.
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