Si algo estamos aprendiendo en estos días es que el momento actual es terrible, que las tres semanas siguientes no van a ser nada sencillas, pero que también veníamos de un ritmo y un estilo de vida que nos tenía asfixiados.
Vivíamos una crisis de valores. Vivíamos a la carrera, y no precisamente deportiva. Vivíamos corriendo, sin tiempo para nosotros y sin tiempo para los demás. Con la mente puesta en el trabajo, en las responsabilidades del hogar, en apagar fuegos, en competir en el terreno laboral, en comprar, en acumular, en aparentar.
Nuestros hijos con varias actividades extraescolares a la vez, agobiados a deberes, deporte, música y chino. Nosotros, esclavizados con la exigencia del trabajo, de nuestro físico, de nuestra casa y familia. Y de repente, el parón.
Hemos entrado en una crisis sanitaria que nos está permitiendo reflexionar sobre este momento y lo que pensábamos que eran nuestras prioridades. Hay una prioridad que sigue siendo la misma, la salud. ¿Verdad? Que no nos falte nunca la salud. ¿Pero las otras? La manicura, la peluquería, salir a comprar ropa, complementos, bolsos, maquillaje, ir al club en el que cada uno estuviera, nuestras clases de yoga, pilates, taichi o a lo que cada uno estuviera apuntado, esas reuniones tan importantes de trabajo, las comidas de negocios, el “fisio”, tu coche, tu moto, tu bici, viajar, ir a las grandes superficies, los tratamientos de estética, los masajes relajantes para desestresarnos de tanta carrera… no podíamos vivir sin nada de esto, incluso las citas con los amantes… para quién los tuviese. Y comento lo de los amantes porque más de una persona me lo ha comentado por privado en redes sociales.
Y resulta que la vida nos está enseñando que sí que podemos vivir sin todo lo que pensábamos que era importante, incluso imprescindible. Llevamos tres semanas sin comprar más que lo imprescindible, sin salir de casa, sin realizar ninguna actividad sofisticada, superficial o prescindible. ¿Y en qué hemos volcado toda nuestra energía y nuestra atención? En los demás.
Los sanitarios, farmacéuticos, personal de supermercados, cuerpo de policía y todas las personas que de forma profesional o voluntaria están contribuyendo para que tengamos en este momento una vida más segura y confortable están abriendo camino. Y caminante no hay camino, se hace camino al andar. Y eso nos han enseñado, a andar de otra manera. A andar desde la entrega, la valentía, desde prestar ayuda y servir a los demás. A base de exponerse al contagio y de hacer su trabajo en condiciones muy complicadas, consiguen que nuestra vida sea en estos momentos complicados mucho más fácil.
Pero tú también puedes hacerles la vida más fácil a otras personas…
Agradecer
Agradecer lo que alguien cocina por ti, un mensaje de un amigo que hace tiempo que no ves, la sonrisa de tus seres queridos, agradecer que estés sano, agradecer los aplausos de las ocho de la tarde, agradecer que seguimos unidos… Hay tanto que agradecer que perdemos la perspectiva.
Proponte agradecer cada día algo. Anótalo en un diario, anota cómo te has sentido y la reacción de la persona a la que has agradecido algo.
Agradecer te ayudará a poner el foco en detalles de la vida que a veces nos pasan desapercibidos.
Perdonar
Una de las dificultades para gestionar estos momentos son las rencillas que tenemos pendientes con personas a las que apreciamos. Rencores, perdones pendientes, disculpas. No las damos porque pensamos que tendremos toda la vida para resolver esos pequeños o grandes conflictos.
En caso más trágicos, como puede ser la muerte de un ser querido, nos dificultan muchísimo la gestión del duelo.
Así que descuelga el teléfono y llama a esa persona a la que le debes una disculpa o a quién está esperando que le perdones por algo. No dudes si eres tú quién tiene que dar el primer paso. ¡Qué más da! Hazlo.
Llamar o videollamar
En estos días de distanciamiento físico, en estos días en los que no podemos besar, abrazar, tocar, una videollamada hace la diferencia. Poder ver el estado de ánimo de la persona, su cara, regalarle una sonrisa, unas palabras de ánimo. Incluso invitar a la persona a un café virtual y dedicar tiempo a ponernos al día del pasado, del presente y de los planes de futuro.
Hacer algo para mejorar la vida de los demás
¿Qué podrías hacer en este momento que facilitara la vida de alguien? Mandar una receta que le encanta a una amiga, jugar con alguien on line, enviar una canción que te recuerde a esa persona, bailar por videoconferencia con alguien, ponerte un reto con un amigo para ayudarle a tener una vida más activa o saludable. ¿Qué facilita la vida de los que tienes alrededor?
“Caminante, son tus huellas el camino y nada más. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. (Antonio Machado)
Ojalá a todos nos quedara claro por dónde no podemos volver a transitar, ojalá a todos nos deje esta experiencia una lección de vida. Ojalá todos podamos ser mañana las personas que estamos siendo hoy.
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