Si valorásemos cada día el tiempo vivido, nos sorprenderíamos de la cantidad de risas, bienestar y detalles que nos perdemos. ¿Cuántas cosas pasan durante el día a las que no prestas atención? Nuestra mente tiene una capacidad limitada y pequeña respecto a la capacidad de atención. Si atendiéramos a todo lo que acontece a nuestro alrededor, la bomba informativa nos volvería locos. Así que lo que solemos hacer es seleccionar a qué prestamos atención. Esta selección depende de lo que nos preocupe en ese momento, de nuestra escala de valores, de los últimos acontecimientos, de lo que nos apasiona, de lo que nos da miedo…Cada uno mete en su mente las coordenadas que decide y estas nos dirigen la atención a temas, situaciones, personas determinadas. No atendemos a todo, es imposible.
Dividimos la atención entre el mundo externo, todo lo que ocurre con el Covid-19, al mundo interno, cómo nos sentimos, qué nos duele, y al mundo de los demás. Esta tercera atención está muy vinculada con la empatía. Y la ecuación es sencilla, si pones el foco de atención en el lugar equivocado, es decir en lo que resta, obtienes resultados equivocados, es decir la pérdida de la belleza, de lo que suma, de lo que nos permite tener buenos recuerdos.
Dijo Yoda que “tu enfoque determina tu realidad”. Cómo habrás podido imaginar con estos dos párrafos, atrapar los momentos de felicidad es una cuestión de atención. Porque todos estamos rodeados de buenas y malas noticias, de piedras y flores, de personas maravillosas y de algunas otras tóxicas. Todos tenemos de todo en nuestras vidas. Es cierto que a unos la balanza les favorece menos, pero aún así podemos seguir eligiendo en gran parte de qué es de lo que queremos nutrirnos.
Si tu enfoque determina tu realidad, y tu realidad es a la que achacas tu nivel de bienestar o de malestar, ¿qué te parecería poder cambiar ese enfoque? Imagina que a partir de ahora tu mente es una cámara de fotos. Dónde pones el ojo, pones la viveza, mientras que aquello que quedan el plano de detrás, se desdibuja y ve borroso.
Empecemos por estas dos reflexiones.
¿Qué deseas empezar a ver borroso?
Ver borroso no significa que deje de existir en tu vida, o que niegues la evidencia. Significa que tú decides que no sea protagonista de tu realidad. Decides ponerlo en un segundo plano. Los motivos para desdibujar ese aspecto de tu vida pueden ser muchos. Porque estás cansado del monotema, porque no lo puedes cambiar, porque te desgasta, te da pena, te estresa… Empieza por hacer una lista de situaciones, personas, actividades que ahora orbitan a tu alrededor y que te gustaría prestarles menos atención. Guarda esta lista porque empezaremos a trabajar con ella la semana que viene.
¿Qué deseas enfocar y poner en el primer plano de tu vida?
No podemos elegir muchas de las circunstancias que vivimos, pero sí la manera de reaccionar ante ellas. Igual que no podemos eliminar de nuestra vida todo lo que nos incomoda, pero sí centrarnos más en lo que suma. Vuelve a repetir por favor el ejercicio de la lista, pero esta vez para pensar en qué te hace sentir bien, qué te gustaría tener más presente, a qué te gustaría dedicarle más tiempo, qué personas son vitamina en tu vida, con qué ríes, con qué te relajas. Con esta lista también trabajaremos la semana que viene.
El punto más positivo, es que la atención funciona como un músculo que puede ejercitarse. Todos somos capaces de enfocar y desenfocar.
Recuerda, la mente encuentra lo que va buscando, pero no siempre la hemos entrenado bien para que sepa buscar nuestro bienestar.
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