Arrasó. Por mayorÃa absoluta. Por tercera vez consecutiva. Tras una larga reflexión personal, Alberto Núñez Feijóo anunció entre lágrimas el pasado mes de abril que repetÃa como candidato a la presidencia de la Xunta. El 25S se ha proclamado como el gran triunfador de la noche.
Con una campaña marcada por el nombramiento con alevosÃa y nocturnidad de José Manuel Soria en el Banco Mundial, en el último minuto de la investidura fallida, y el anuncio del Tribunal Supremo de investigar a Rita Barberá. Feijóo se desmarcó hábilmente, sin que la corrupción tan anunciada le haya hecho mella.
Su victoria inyecta oxÃgeno a Mariano Rajoy, que no sólo puede respirar tranquilo, sino que está más que seguro de que Feijóo no le hará sombra. De momento. Sus primeras palabras antes de llegar al atril han sido claras. «Soy el presente de Galicia». Y pondrá las bases para decidir si hay desbloqueo o terceras elecciones.
Hay que estar atentos a los mensajes que se cocinen esta semana, cuál es el que cuaja en los medios y en la opinión pública. De todos, el PSOE es quién lo tiene más difÃcil. Ni siquiera le puede decir al PP que ha quedado el último en Euskadi. «Marisa, es el infierno. El peor escenario posible. O echamos a Pedro Sánchez o el Partido Socialista será historia».
Después de los gritos de Miquel Iceta, como si se hubiera reencarnado en Penélope la noche de los Óscar, el anuncio de un Gobierno alternativo en plena jornada de reflexión sonaba a coña. ¡¡¡Pedrooooo, resiste!!! es el nuevo lema de los atrincherados en Ferraz. Han conseguido superarse a sà mismos. Acumulan hasta el tercer y cuarto peor resultado de la historia socialista, al empatar por primera vez con el PP en el PaÃs Vasco y consumarse el «sorpassiño» en votos de En Marea.
Ni son llave de gobierno con el PNV de Iñigo Urkullu, que piensa más en «una geometrÃa variable», que les permita que «haya pactos puntuales con unos y otros». Ni han conseguido superar a la más despiadada de las encuestas. El próximo Comité Federal tendrán que elegir entre cortar y parar la hemorragia, o que el PSOE se gangrene sin un proyecto más allá del «no es no». La resistencia de Sánchez promete ser numantina.
Los resultados de Feijóo sumiran a Rajoy en una tranquilidad absoluta. Más si cabe. Y «si hay que ir a elecciones, se va», porque ya piensa en conseguir otras mayorÃas, al ver que los Ciudadanos de Albert Rivera ni existen.
Habrá voces que pidan que Feijóo se proyecte hacÃa adelante, aunque el nuevo delfÃn sabe muy bien como silban las balas. Ya le sucedió en abril de 2013, cuando El PaÃs sacó del baúl de los recuerdos unas fotos suyas de hacÃa veinte años en un yate junto al narcotraficante Marcial Dorado. En polÃtica no todo vale, ¿o sÃ?
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