Las cosas han cambiado en un abrir y cerrar de ojos, pero lo que más echamos de menos es el contacto real con los demás y salir de casa. Esta es una oportunidad para parar de verdad. Para descansar y reflexionar. Para dejar atrás las reuniones sin sentido y los viajes prescindibles. Aprovechemos para estar con nosotros mismos, charlemos con nuestra familia y amigos. Y no tengamos miedo a este receso.
1.Ordenar las fotos, reparar o crear un album.
Para los que pertenecemos a la Generación X, Baby Boomers o para los que nacieron antes, las fotos impresas siempre fueron los objetos sentimentales que antes rescataríamos en caso de fuego en casa. Probablemente repartidas, perdidas, mal organizadas o en una caja de galletas, nuestras fotos pueden ser el tesoro a rescatar en estos días de confinamiento. A buen seguro nos sacarán más de una sonrisa y se pueden escanear con el smartphone y mandar al resto de la familia o a los amigos.
2. Aprender o perfeccionar un idioma online.
No hace falta pagar para seguir buenos cursos y videos de idiomas online. Incluso existe la posibilidad de hacer intercambio de conversación en dos idiomas a través de Skype o Facebook. Para aquellos que llevan mal el inglés o para los que deseen aprender francés, italiano o portugués, por poner un ejemplo, existen múltiples herramientas sin coste y otras más organizadas con un pequeño coste adicional. Eso es aprovechar el tiempo. https://m.youtube.com/watch?v=dwZ4YdxnDsw. https://www.busuu.com/es.
3. Ordenar los armarios de la ropa
Labor creativa o tarea pesadilla, según se mire. Ahora tenemos tiempo de abrir los armarios de la ropa y – siguiendo el método Kondo o simplemente el sentido común- tirar prendas viejas, guardar en una caja aquellas que podemos vender o regalar y – por fin- poner orden en cajones y anaqueles. El resultado será liberador e incluso energizante. ;).
4.Perfeccionar alguna técnica de pintura o simplemente estrenarse en la más apetecible.
Aquellos que en su día pintaron al óleo o la acuarela, los que de pequeños sacaban sobresaliente en plástica, los niños y los mayores con cierta dosis de creatividad, pueden ocupar su tardes con una labor tan entretenida como satisfactoria. Para los menos duchos se recomienda la témpera, que es lavable. La exposición de los dibujos y cuadros en la cocina o los premios, incentivan a los más pequeños.
5. Organizar la agenda con listas pendientes
Con este parón repentino, quedan sin hacer decenas de cosas. Esta es la ocasión ideal para confeccionar varias listas que dejen constancia de lo que habrá que hacer una vez que el corona virus deje de hacer estragos. Es también una buena idea utilizar una agenda en papel o digital para programar proyectos futuros y archivar ideas que se puedan llevar a cabo cuando salgamos de esta situación.
6. Retomar o comenzar a hacer punto
El punto o el crochet dejaron de estar a la moda hace unos 30 años para el público en general, pero ahora existen clubs de punto en numerosas ciudades del mundo. Ahora que no se puede salir de casa, es una buena idea retomar las agujas de abuelas y tías, los ovillos de lana que encontremos y practicar al menos un poco, aunque solo sea para hacer una larga bufanda. Aparentemente, el punto y el crochet, agilizan la mente y calman la ansiedad. Hay cursos y videos formativos online, aunque en casa puede que encontremos fácilmente a quien nos enseñe.
7. Ordenar o pasar a limpio las recetas familiares
Es frecuente que las recetas familiares de abuelas, tias y madres estén mal escritas, se hallen en cuadernos ilegibles o estén repartidas en varios cajones. Ordenarlas, seleccionarlas y crear una copia limpia en papel o en el ordenador será el secreto que nos permitirá volver a probar delicias típicas de la casa y crear copias para otros miembros de la familia. Los niños pueden colaborar con ilustraciones o pasando a limpio los textos.
8. Elaborar un vinagre casero
Simplemente con la “madre” de un vinagre antiguo – esa película que se forma sobre el líquido cuando no se mueve en un tiempo- podemos crear nuestro propio producto. Lo ideal es encontrar una orza en la que colocar un 20% de vinagre antiguo, si es posible con película protectora. Añadir el resto de un vino blanco, tinto o un resto de ambos. Tapar con un corcho o una tela de modo no hermético y dejar en lugar cálido y aislado. En unas tres o cuatro semanas, todo el vino se habrá convertido en vinagre. Otra alternativa es utilizar zumo de manzanas en lugar de vino.
9. Crear un mini jardín en el salón
Dejar que las plantas modifiquen el aspecto del salón es una excelente idea, ahora que no se puede salir fuera. Si bien una sola planta quizás queda fuera de juego, una serie agrupada dará gran sensación de frescor. Probemos con las plantas disponibles hasta conseguir un espacio atractivo.
10. Aprender caligrafía
Esta preciosa y relajante técnica de escritura, quizás más cerca del dibujo que de otra cosa, se puede aprender también online a través de infinidad de cursos y videos de distintos niveles. Si bien los programas más puristas exigen plumines determinados, en general muchos de los tipos de letra se pueden más o menos replicar con una pluma de punta ancha e incluso con un lápiz si de aprender básicos se trata.
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