Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho nació en Río de Janeiro en 1907.
Pronto comenzó su interés por la arquitectura, teniendo como punto de referencia la obra de Le Corbusier, si bien acabo el colegio con 20 años y solo tras casarse con Annita Baldo comenzó la universidad.
Niemeyer encontraba muy pobre la arquitectura de Río, por lo que se decidió por ese sector. Su afiliación al Partido Comunista de Brasil le trajo muchos contactos con Cuba y la URSS, pero también algunos disgustos.
Al igual que Marcel Breuer, se decantó por el uso del hormigón armado en sus construcciones, si bien las dotó de curvas, algo hasta entonces inesperado.
Con la ayuda de Lucio Costa, en cuyo estudio de arquitectura comenzó su carrera profesional, Niemeyer ideó durante años la nueva capital, Brasilia, con sus avenidas, monumentos y edificios oficiales de gran modernidad.
Dentro de sus principales proyectos estuvieron la Catedral de Brasilia, el Congreso de Brasil, el palacio da Alvorada y la sede de la ONU en Nueva York, en la que colaboró con Le Corbusier y un grupo de arquitectos, produciendo un edificio tremendamente moderno para la fecha en la que se construyó (1949-1952).
”No es el ángulo oblicuo el que me atrae, ni tampoco la línea recta, tan dura e inflexible. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer. De curvas es hecho todo el universo”. Oscar Niemeyer.
En los años 70, Niemeyer construyó la Sede del Partido Comunista Francés, tras lo que instaló su despacho en París, al tener que exiliarse de su país natal. Responsable del sambódromo de Río de Janeiro y del edificio de la Sede del Periódico I’Humanité en la ciudad de la luz.
Desde entonces no dejó de idear hospitales, centros de congresos, auditorios, residencias y museos, siempre con igual acierto. Quizás de los menos interesantes sea el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer de Avilés, que no obstante es una loable iniciativa.
Falleció en 2012 a los 104 años de edad en Río de Janeiro, su querida ciudad natal, sin dejar casi nunca de haber creado espacios sorprendentes aún no superados.
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