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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

Cartas desde Manila

Cartas desde Manila
María Luisa Funes el
“Soy Angustias Batlle y Hernández. Viví en Manila en los años 80 del siglo XIX y fui muy feliz. Mi bisnieta encontró mis cartas y escribió una preciosa novela”. Así comienza “Cartas desde Manila”, la obra de Susana Cayuelas, una cordobesa de pro que vive en Sevilla y ha viajado por el mundo.
Cartas desde Manila se editó el año pasado pero esta semana ha tenido lugar su presentación oficial en Madrid. La presentación se anunciaba de modo peculiar en las redes sociales por la autora, tal y como si su bisabuela nos invitase al acto: @cartasdmanila: “Hoy quiero darles los #BuenosDías a todos ustedes invitándoles a la presentación que hará mi bisnieta de “Cartas desde Manila” este martes día 18 en el Cuartel General de la Armada en Madrid @Museo_Naval. Dará una conferencia Ilustrada con imágenes sobre #FilipinasenelsigloXIX.
Susana Cayuelas Porras explica: «Leí una carta de mi bisabuelo y hasta sus retratos volvieron a tomar vida».
Carmen Hernández, tatarabuela de Susana Cayuelas
La tatarabuela de Susana, Carmen Hernández, vio como cuatro de sus cinco hijos vivos partían hacia Filipinas en el siglo XIX. Y nunca más volvió a verlos. La hija de Carmen, Angustias Batlle y Hernández, protagoniza el libro pues se cuenta su vida en Filipinas.
Angustias Batllé y Hernandez, bisabuela de Susana Cayuelas
 Angustias se marcho a Filipinas por su marido, Tomás, que en esta foto tenía 20 años.

“Esta mañana nuestra joven amiga se ha levantado temprano para ir a trabajar en #FilipinasenelsigloXIX. Lleva bajo el brazo una tradicional cesta plana filipina en la que transporta su mercancía y como ven viste la típica saya, hoy de color rojo, con un tapis oscuro”.
Un precioso acuarela conservado en la Biblioteca Nacional de España.

Es Susana Cayuelas una de las pocas autoras que se han dedicado a estudiar y escribir sobre las Filipinas, esa parte del corazón de España en Asia que tan crudamente nos fue arrebatada.
La cultura española, la influencia china y la vida de tagalos y criollos queda bien descrita en esta deliciosa obra, escrita con todo el cariño y la dedicación de una descendiente de los protagonistas.
Tanto en el libro como en Facebook, Tweeter o Instagram, Susana nos cuenta historias de aquellos días en Filipinas, incluyendo detalladas descripciones de pueblos, lugares, casas y personajes. “El pueblo de Paco estaba situado a unos 15 minutos en carruaje desde Intramuros  Manila. En él, como en casi todas las poblaciones, había canales o esteros que lo atravesaban y se utilizaban como vía de transporte para todo tipo de mercancías. Hoy lo vemos en una postal coloreada que se conserva en la NYPL The New York Public Library”.

La autora describe por ejemplo ” a una “Educanda de Beaterío”, una jóven lleva la cabeza cubierta porque posiblemente se encamine a la iglesia a misa,; en sus manos vemos que sostiene el misal y un rosario. Era habitual que las jóvenes sin recursos o sin familia se educaran en alguno de los beateríos que había en #Manila. Este es un grabado de Baltasar Giraudier para la revista ilustrada La Ilustración Filipina publicada el 15 de septiembre de 1860″.

“Durante algún tiempo la lotería estuvo prohibida en #FilipinasenelsigloXIX,

motivo este que daba más peculiaridad a la imagen que tomó el fotógrafo Albert Honiss en su estudio de Manila en el año 1868. El chico nos mira de frente mostrando el boleto soñando con que, quizá, cambie la vida de alguien. Vía Batang Blumentritt.

“Esta es la Plaza de Binondo en el año 1857 en #Manila en #FilipinasenelsigloXIX
Al fondo vemos la iglesia de la población y ante ella desfila una sección de los Lanceros de Luzón, uniformados de gala con chapska, casaca azul y lanzas de caña de bambú. Esto último me lo sopló un amigo en Twitter, don Francisco Pavía. En primer plano varios habitantes de la ciudad hablan entre ellos mientras los carruajes se alejan por detrás. Es un acuarela del Álbum de JA de José Honorato Lozano”.

“Esta mañana el barquito de vapor está llegando a la orilla en #FilipinasenelsigloXIX. Lo vemos acercándose al pantalán y a la caseta en la que se distingue una bandera. Detrás el resto de los barcos son de vela, mucho más habitual, y navega hacia nosotros empujado por el viento otro barco con todo el velamen desplegado. El mar, los ríos, los lagos y el agua en general eran una constante en nuestra vida en #FilipinasenelsigloXIX”. Hoy lo vemos en un precioso óleo de Escuela Filipina de todocoleccion.net .
Con esta brillante iniciativa, Susana Cayuelas, una mujer inquieta, empática, inteligente y alegre, nos facilita desde su cuenta en twitter, «Cartas desde Manila», conocer con imágenes y documentos la vida cotidiana de la que fue la provincia más oriental de España hasta finales del siglo XIX.
Presentación oficial del Libro en Madrid en el Museo Naval
De izquierda a derecha:

Capitán de Navío Bernal

Dra. M Dolores Elizalde

Autora Susana Cayuelas

Diputada Nacional Teresa Jiménez Becerril

Capitán de Navío Vallespín 



¿Conoce usted Filipinas?

Nunca he estado en Filipinas. Pero conozco de la que hablo gracias a documentos familiares y archivísticos. Y parece que vivo allí.

Pero una parte de su familia la conoció muy bien. Hasta el punto de que fueron comerciantes instalados allí. ¿A qué se dedicaron?

El mayor de ellos fue inspector general de telégrafos y el que lo montó allí. Los demás tenían negocios relacionados con la banca y los teléfonos de Manila.

¿En su casa, tres generaciones después, guardan recuerdos de aquella época?

Sí, documentación personal, objetos personales, muebles y artículos decorativos.

Dígame qué objeto de los que guarda simboliza mejor la provincia española de Filipinas.

Cualquier cosa hecha en laca con dibujos de pájaros y flores e incrustaciones de nácar. Muchas de estas cosas las hacían los chinos y venían del gran continente amarillo. Vía puerto de Manila

Tengo entendido que al leer una de aquellas cartas familiares tomaron vida cuadros de familiares y objetos que permanecían en casa como objetos de museo sin carga sentimental.

Así fue. Leer una carta personal de mi bisabuelo hizo que esas personas que yo veía pintados en retratos en casa o fotografiados en sepia, cobraran vida de repente y que eran personas como nosotros. Con sus alegrías y pesadumbres.

Atuendo típico filipino

¿Lo pasó bien su bisabuela en aquella provincia?

Angustias Batlle y Hernández era una persona decidida que cuando su marido dijo que se iba a Filipinas a hacer negocios dijo que se iba con él y con un niño de cuatro años. Era muy amable y cariñosa, amantes de las costumbres filipinas, como bien podemos ver a diario en las cosas que cuelga en su cuenta de Twitter.

¿Qué es lo que más le gustaba de Filipinas?

Le gustaban mucho los objetos decorativos. Se lo pasó bomba poniendo la casa en el estilo colonial filipino.

Todas las mañanas, saluda a sus seguidores de su cuenta de Twitter, colgando una estampa o fotografía de aquel tiempo. ¿No debe ser fácil sacar una o dos imágenes por día?

Para nada. En aquella época solo existían pinturas, grabados y, en los últimos años, algunas fotografías. La búsqueda de documentación es continua y esta labor se realiza no solo en el archivo familiar, sino en bibliotecas digitales de distintas universidades, españolas y extranjeras.

¿Qué reacciones provoca entre sus seguidores esa cuenta?

Normalmente está muy bien aceptada. A la gente le despierta la curiosidad y la alegría conocer cómo era Filipinas en el siglo XIX. Mucha gente le da la enhorabuena a mi bisabuela por contarnos cómo se vivía en Filipinas en aquella época.

¿Usted cree que hay mucha gente que sepa que España y Filipinas fueron durante más de trescientos años una parte de la misma nación?

Creo que no. Hay gente a la que le suena algo. Pero ha sido muy lejano y no solo por la distancia, también quizás por el idioma. Se hablaba español. Pero no era lo mismo que en Hispanoamericana.

¿Y en Filipinas queda esa memoria histórica o fue borrada por la presencia norteamericana?

Fue borrada, ha desaparecido toda la huella hispana. Y no me estoy refiriendo solo al idioma. España no está presente en la mentalidad filipina como, por ejemplo, lo pueda estar Cuba o Puerto Rico en España.

Por entonces los españoles y las élites criollas convivían en Manila en la ciudad intramuros…

Allí vivían los españoles y sus familias, estaban los órganos de gobierno, la mayor parte de iglesias y conventos y el acuertelamiento militar, el llamado fuerte de Santiago. Aunque fuera de las murallas tenía su residencia oficial el gobernador de Filipinas, en el palacio de Malacañang, que en la actualidad es la residencia oficial del presidente de Filipinas. Una bonita construcción colonial sobre el río Pasig.

La segunda guerra mundial fue inclemente con Manila. ¿Queda algo de la huella española?

Manila fue una de las ciudades más castigadas junto con Varsovia y Berlín. En los últimos días de la guerra, prácticamente, se destruyó la ciudad colonial, con combates entre japoneses y americanos. Después se rehabilitó algo, como las murallas.

Usted escribe una novela donde resucita todos estas vivencias familiares titulada, igualmente, “Cartas desde Manila”. ¿Es la historia de su familia o pura ficción?

Ficción. El marco vital pero la historia y los personajes son pura literatura.

¿Su bisabuela se ha enterado que en Filipinas se habla inglés y se ha olvidado el español?

No. Ella vive en Filipinas en el siglo XIX y se dedica a contarnos sus recuerdos.

Enhorabuena, Susana. Y gracias por tu fantástica iniciativa, enriquecedora para todos.
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María Luisa Funes el

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