ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

La autoridad de un ejemplo

Seguro que Antonio López Peláez no pensó en sí mismo como un líder, pero terminó 2021 como el personaje del año en el pequeño mundo de las cofradías de Córdoba

La autoridad de un ejemplo
Antonio López Peláez, hermano mayor del Redil Eucarístico de la Divina Pastora. FOTO: ÁLVARO CARMONA
Luis Miranda el

De entre los que mandan, muchos quisieron estar arriba por la pura vanidad del poder y de sus privilegios. La arrogancia con que se miraban al espejo les hacía estallar el traje de la mediocridad y alguna carambola los puso a la cabeza de un grupo humano. Sólo podrán llevarlo al barranco. Los hay también que recibieron la antorcha de buen grado, pero temieron quemarse y cuando vieron que la llama les acariciaba los dedos, la tiraron al río e invitaron a los suyos a rendirse y a esperar.

Líder es un anglicismo que señala al que tiene que estar al frente de un colectivo y debe dirigirlo por un camino. Los mejores de ellos no son los que hacen aspavientos y se dan puñetazos en el pecho como los gorilas, sino los que asumen su puesto por la pura naturalidad de sus decisiones y por la autoridad de un ejemplo que cualquiera puede imitar porque sabe que es el buen camino.

Seguro que Antonio López Peláez, el hermano mayor del Redil Eucarístico de la Divina Pastora, nunca encontró a un líder al afeitarse por las mañanas, pero terminó 2021 como el personaje del año en el pequeño mundo de las cofradías de Córdoba y ha empezado 2022 con las mismas trazas. Al frente de una hermandad pequeñita y joven en su nueva etapa, sin haber pasado todavía por el trámite de la Agrupación, su actitud, como la de los mejores, no se queda en Capuchinos, sino que trasciende como ejemplo para los demás.

Antonio López Peláez sólo pensaría en julio y en agosto que tenía que intentar que su Virgen saliese a las calles en septiembre. Llamó una y otra vez a la puerta de las autoridades, preguntó mil veces lo mismo y no se escudó en vagos clichés de responsabilidad ni en cobardías mientras los contagios iban cayendo y la vida volvía a ser normal. Cuando otros todavía temblaban, entendió el momento, tomó nota de la protesta razonada y justa de Villaviciosa, y a fuerza de dar la lata y de pedir lo suyo lo consiguió.

La Divina Pastora, en su procesión del 18 de septiembre, primera en Córdoba tras el inicio de la pandemia. FOTO: J. A. JIMÉNEZ

Las hermandades hubiesen salido con él o sin él, porque en toda Andalucía ya empezaban a hacerlo, pero cada vez que en agosto y a principios de septiembre habló alto y claro de lo que pensaba fue derribando muros de miedo, de conformidad y hasta de la comodidad de no tener que inquietarse por la tasa de incidencia. A cada palabra clara se iban quitando días al momento en que hubiera pasos en la calle. Hasta que los hubo, y con toda justicia fue la primera la Divina Pastora, y luego todos los demás. Lo que debía venir y lo que se apuntó al optimismo, eso también.

Al llegar el día del Dulce Nombre de Jesús, su Pastorcillo Divino se puso en unas calles con bastantes contagios pero también llenas de quienes iban a comprar o salían a restaurantes. Sin querer otra cosa que cumplir con su deber, la Providencia lo ha colocado abriendo a los cofrades el camino y sólo habrá que esperar que sean capaces los demás de entender su ejemplo.

Liturgia de los días

Tags

Luis Miranda el

Entradas más recientes