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Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

Complemento y suplemento

Queda el regusto amargo de preguntarse si la subvención municipal ayudará a lo que se consigue con cuotas, lotería y papeletas de sitio o servirá para tapar los agujeros que quedan después de pagar

Complemento y suplemento
La Entrada Triunfal en el Patio de los Naranjos. FOTO: VALERIO MERINO
Luis Miranda el

Cuando dos ángulos juntos suman los 90 grados de un ángulo recto se llaman complementarios. Si llegan a los 180 de uno llano son suplementarios. Lo aprendí en el colegio y nunca me catearon, pero, quizá por mi temprana inclinación a las letras, jamás terminé de comprender la diferencia entre una cosa y otra. El diccionario contempla definiciones casi idénticas para complemento y suplemento: «Cosa que se añade a otra cosa para hacerla íntegra o perfecta». Aquí habría terminado quien no haya leído a Fernando Lázaro Carreter, que entre otras cosas imperecederas dijo que en la lengua española no hay sinónimos.

El que mire con detalle habrá visto la coincidencia, pero también que suplemento tiene una primera acepción muy clara: «Acción y efecto de suplir». Es decir, es algo que sustituye a lo que falta. Para entenderlo del todo hay que irse a la medicina y a los suplementos, que están indicados para personas que tienen déficit de, por ejemplo, una vitamina. Por abreviar: si yo lo he entendido, el complemento es como un trozo de chocolate negro, que da energía para todo una jornada de trabajo a alguien sano y bien alimentado, y el suplemento es como el hierro medicinal, que mete en el cuerpo con anemia aquello que debería mantenerse de forma natural.

Las cofradías celebran con alegría sana el convenio con el Ayuntamiento, que al margen de llegar a la cifra generosa de 300.000 euros garantiza el dinero incluso en situaciones excepcionales como las de estos años en que era imposible que las procesiones salieran a la calle. El argumento de que las hermandades generan mucho dinero en los bares y en los hoteles es tan cierto como la obviedad de que no tienen que salir para llenar el bolsillo de nadie. El Gobierno municipal se ha portado y en algunos cofrades queda ahora el regusto amargo de preguntarse si este dinero que tendrá que llegar será complemento de lo que consiguen con la lotería, las cuotas de hermanos, las papeletas de sitio o los donativos o será en cambio suplemento para tapar los agujeros que quedan después de pagar alquileres y la banda un pelín más cara que ayuda a los costaleros a rezar mejor con los pies.

En este caso salir en Semana Santa sería, más que una obligación de las reglas, una vía para que el suplemento equilibre las cuentas. Aquí hay riesgo de que nazca una leyenda tan negra como la de las películas españolas que sólo se ruedan para cazar subvenciones, pero quien se queja con razón del dispendio de dinero público no tiene en cuenta que el mayor daño se lo llevan la creatividad castrada, el servilismo y la falta de vuelo de aquel bien público, sea la cultura o la procesión en la calle, que se quiere proteger con el complemento o suplemento.

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