ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs El blog de Jorge Cachinero por Jorge Cachinero

Dilema diabólico para Corea del Sur

Dilema diabólico para Corea del Sur
Manifestaciones en Corea del Sur contra el régimen de Corea del Norte
Jorge Cachinero el

La tensión entre las dos repúblicas coreanas está creciendo.

En este entorno, la República de Corea, o Corea del Sur, eligió, en marzo de 2022, a su nuevo presidente, Yoon Suk-yeol, con un margen de ventaja inferior al punto porcentual con respecto a su contrincante, Lee Jae-myung.

Yoon Suk-yeol

En su discurso inaugural, Suk-yeol hizo suya, para ser adaptada por su nuevo gobierno, la política hacia su vecino de península compartida, la República Popular Democrática de Corea (RPDC), o Corea del Norte, que había sido acuñada por su predecesor, Moon Jae-in, mediante el concepto de “Paz a través de la fuerza”.

Para Suk-yeol, esa política se debería declinar a través de una transacción que consistiría en que la RPDC desnuclearizara su país, por un lado, a cambio de que ésta obtuviera ayuda económica internacional, por otro lado, gracias al endoso surcoreano.

Así, Suk-yeol, prometió al Líder Supremo -en la nomenclatura utilizada por el régimen de Pyongyang- de la RPDC, Kim Jong-un, que, si suspendía su programa de armamento nuclear, el gobierno de Corea del Sur lideraría una campaña para que la comunidad internacional levantara las sanciones a Corea del Norte y diseñara un plan económico gigantesco que transformara los estándares de vida de sus ciudadanos y de la economía de su país.

Asimismo, Suk-yeol se comprometió a que su proyecto de “Paz a través de la fuerza”, mientras el intercambio propuesto se materializara, mantendría la puerta abierta permanentemente al diálogo con sus vecinos, sin abandonar, por ello, la opción de responder rápidamente ante cualquier acción inaceptable de la RPDC.

Ejercicios de batallones de la 26a División de Artillería e Infantería Mecanizadas de Corea del Sur, 10 de mayo de 2016

De forma adicional, Suk-yeol, subrayó la importancia central que su gobierno iba a prestar a la protección y a la defensa de los derechos humanos, lo que, en sí mismo, es incompatible con el actual régimen político de Corea del Norte.

La nueva posición del gobierno surcoreano marca distancias con las de sus predecesores, a pesar de que la RPDC no ha cambiado sus políticas ni un ápice.

A pesar de este nuevo impulso y de las buenas intenciones de Corea del Sur, la tensión crece en la península por dos razones.

En primer lugar, la RPDC continúa sin descanso con el desarrollo de nuevas capacidades armamentísticas en el ámbito nuclear, tanto estratégico como táctico, en el terreno de los misiles y en el campo de las armas hipersónicas.

Por otra parte, Corea del Sur se ve atrapada por la rivalidad creciente entre las grandes potencias, cuya interlocución se está degradando peligrosamente -Estados Unidos (EE. UU.) y Rusia, por un lado, y EE. UU. y China, por otro lado- y Suk-yeol observa con preocupación el que las relaciones intercoreanas puedan quedar cautivas de una nueva Guerra Fría que obligaría a Corea del Sur a situarse del lado de EE. UU. y de Japón, cuando Rusia, China y, por extensión, Corea del Norte están cada vez más cerca unas de otras.

Todo ello sucede mientras, entre la opinión pública de Corea del Sur, crece la preocupación y la desconfianza hacia el papel de valedor y de protector suya que EE. UU. podría jugar frente a Corea del Norte, dado que, a lo largo de todo el espectro político surcoreano, se ha extendido el parecer, con fundamento, de que los estadounidenses han dejado a Ucrania abandonada a su suerte, después de todas las promesas de apoyo incondicional que se le hicieron durante años.

Esta sensación es la que está provocando el debate dentro de la sociedad y de la clase política de Corea del Sur sobre cómo debería comportarse para protegerse mejor frente a la amenaza de una Corea del Norte nuclearizada.

La conclusión a la que está llegando la sociedad surcoreana -según las encuestas publicadas, hasta el 70% de la población apoya esta alternativa- es que el único camino para su supervivencia como país es el de desarrollar su propio armamento nuclear porque está convencida, con toda la razón, de que Pyongyang nunca renunciará al suyo.

Además, el nuevo gobierno de Corea del Sur, como fruto de su interpretación de lo que está ocurriendo entre EE. UU. y Ucrania, en el este de Europa -aunque, inicialmente, declaró su oposición a la operación militar especial de Rusia en territorio ucraniano y se alineó, contra Rusia, en la votación de la resolución sobre este conflicto, que se realizó, en abril de 2022, en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)-, está siendo muy cuidadosa de no incluir específicamente a ciudadanos rusos a la lista de sanciones generales contra Rusia, está manteniendo las transacciones comerciales con Rusia en determinados sectores y ha evitado facilitar armas a Ucrania.

En definitiva, Corea del Sur está haciendo un esfuerzo para no romper completamente sus relaciones bilaterales con Rusia porque no sería en su interés.

El espacio de actuación, en el momento presente, de Corea del Sur en relación con su vecino del norte se está achicando y su proyecto de “Paz a través de la fuerza” no genera expectativas muy optimistas.

A pesar de ello, el gobierno de Suk-yeol seguirá intentado, poco a poco, hacer avanzar la idea de un acuerdo nuclear de baja intensidad con Corea del Norte, ya que la congelación completa de todas sus actividades nucleares es irrealista, a la vista de que Pyongyang está haciéndolas avanzar, a pesar de las sanciones económicas internacionales.

Seúl continuará proponiendo un intercambio entre el desmantelamiento de las instalaciones nucleares de Corea del Norte y la cancelación del programa de sanciones internacionales contra ese país.

Por último, Corea del Sur promoverá activamente la entrega de ayuda humanitaria a Corea del Norte para generar una atmósfera de confianza con su vecino y solicitará a EE. UU. y a Japón que faciliten la creación de un marco entre las dos Coreas, por una parte, y entre Corea del Norte, EE. UU. y Japón, por otra parte, de tal forma que coadyuve a normalizar la situación, al menos, desde el punto de vista diplomático.

A la vista de lo anterior, el gobierno de Corea del Sur parece decidido a desarrollar sus propias capacidades nucleares, lo que añadirá una derivada adicional de complejidad y de riesgo a una situación, de por sí, ya endiablada en la península de Corea.

Mientras, en paralelo, Corea del Sur continúa caminando por el alambre en sus relaciones bilaterales con las tres grandes potencias mundiales, respectivamente.

Como muestra de dichos equilibrios, Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., durante su gira asiática reciente, aterrizó en Seúl, el pasado 3 de agosto, inmediatamente después de su escala accidentada en Taiwán, sin que ningún miembro del gobierno surcoreano la recibiera a su llegada a la capital de Corea del Sur, ni se reuniera con ella, durante el día siguiente.

Pelosi, Seúl, Corea del Sur, 4 de agosto de 2022

Es cierto que Pelosi habló, por teléfono, con el presidente Suk-yeol, quien estaba convenientemente de vacaciones durante esa semana, y que el equipo presidencial de éste trasladó a la opinión pública afirmaciones suyas sobre esta visita en las que se la asociaba con un ejercicio de disuasión frente a la RPDC.

En Corea del Sur, desde entonces, no obstante, no se ha dejado de especular, en los medios de comunicación y entre los políticos locales, sobre el hecho de que la ausencia de reuniones entre el presidente de Corea del Sur y de miembros de su gobierno con Pelosi fue un acto deliberado del gobierno surcoreano para evitar, así, ser vistos en público con ella, por miedo a enfadar a China.

 

EconomíaMundoOtros temas

Tags

Jorge Cachinero el

Entradas más recientes