Crimen organizado, modelo de negocio de éxito

Desde hace medio siglo, el crimen organizado transnacional –Transnational Organized Crimed (TOC), en inglés- ha crecido, se ha extendido y, en definitiva, se ha convertido uno de los modelos de negocio más rentables y de mayor éxito económico en el mundo.

El TOC está plenamente globalizado, opera con naturalidad en el ciber espacio y mantiene proyectos empresariales conjuntos con otros grupos, tanto globales como locales.

El TOC tiene las características que son propias de los negocios glocales.

Aún más crítico para entender su éxito, el TOC ha subvertido, ha penetrado o ha capturado gobiernos en todo el mundo.

Así, el volumen de sus gastos operativos en relaciones gubernamentales le ha permitido moldear el entrono regulatorio, político y operativo de acuerdo con sus intereses de negocio.

Por ello, el TOC ha desarrollado una gran resiliencia y sostenibilidad para suprimir cualquier intento de gobiernos y de cuerpos y de fuerzas de seguridad para sacarlos del mercado.

En el caso específico del narco, uno de los verticales en los que opera el TOC, de acuerdo con las cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sus beneficios anuales sobrepasan los $100 millardos, es decir, el equivalente a los beneficios anuales brutos agregados de Apple y de Microsoft, dos de las compañías más grandes del mundo.

Asimismo, de acuerdo con servicios de inteligencia occidentales, el narco controla casi una docena de gobiernos y de sus aparatos administrativos, especialmente, los servicios de justicia y de seguridad, en Iberoamérica.

El narco, de acuerdo con esas mismas fuentes, ya tiene capturados, al menos, a dos gobiernos europeos, uno, en el sur, y otro, en el noroeste del continente.

Las expectativas sobre la rentabilidad futura del TOC son muy optimistas, ya que éste está sabiendo aprovechar muy eficientemente las oportunidades que el desarrollo tecnológico le ofrece.

El TOC fue visionario al comprender que las tecnologías disruptivas y emergentes –Emerging and Disruptive Technologies (EDTs), en inglés- son una fuerza multiplicadora de su modelo de negocio criminal.

El TOC ha ido abrazando las EDTs a medida que han ido surgiendo, ya que entendió que era la estrategia acertada para competir y para tratar de ser más listos que la policía o que las fuerzas y los cuerpos de seguridad de los Estados.

De hecho, hace tiempo que el TOC ha eliminado en su cálculo mental la distinción entre el mundo real y el espacio ciber para acometer sus actividades criminales.

El TOC está aprovechando los desarrollos en vehículos autónomos y en sistemas de entrega para innovar sus cadenas globales de suministro.

Gracias a ellos, el TOC realiza, cada vez más, sus operaciones de transporte y de logística de manera anónima, de forma más eficiente y segura, a través de internet -en cualquier lugar, en cualquier momento-, y sin la necesidad de estar presente físicamente en esas transacciones.

Otro de los dominios tecnológicos en los que el TOC está dejando una huella profunda son los de la robótica, de la impresión 3D y de la fabricación aditiva, que posibilita, en el caso de esta última, el desarrollo, la modificación y la optimización de los procesos de diseño con lo que, de esta forma, se crean en tres dimensiones.

El TOC está conectado al mercado negro de la robótica en el mundo para, gracias a ésta, evitar que las personas realicen muchas de las tareas requeridas por sus cadenas de fabricación.

Además, el TOC está haciendo un uso intensivo de la impresión 3D y de la fabricación aditiva para perfeccionar sus capacidades en la realización del fraude de tarjetas de crédito y en cajeros automáticos.

Éstos, también, están siendo utilizados por el TOC para fabricar componentes mecánicos fraudulentos e, incluso, órganos humanos para su posterior comercialización ilegal.

El TOC está utilizando de forma masiva la nanotecnología y la biotecnología.

Con el soporte de éstas, el TOC está produciendo medicinas legales e ilegales, está realizando neurohacking -manipulación o perfeccionamiento de funciones cerebrales-, biohacking o edición genética ilegal -mejora u optimización del metabolismo humano-, está ejecutando chantajes genéticos y está fabricando drogas ilegales.

El TOC utiliza, de forma masiva, la inteligencia artificial, la computación cuántica y el encriptado de datos para facilitar, respectivamente, sus actividades criminales financieras y cibernéticas, la comercialización ilegal de datos y la quiebra de los sistemas de protección de esta misma información.

En definitiva, el TOC está transformando su modelo de negocio para, de esta manera, atrapar las nuevas oportunidades que están surgiendo en los mercados.

El TOC está adoptando formas múltiples de operar, se encuentra instalado plenamente en un terreno híbrido, en el que convergen lo material y lo virtual, está provocando que los mercados legales e ilegales se solapen, se crucen y se mezclen, y está hiperconectado.

En muchos lugares del mundo, el TOC se está convirtiendo en una alternativa tangible y efectiva de gobernanza para grandes segmentos de la población que se sienten traicionados por la ineficacia y por la corrupción de los actores estatales tradicionales.

Por último, la vinculación entre el TOC y el terrorismo, yihadista o no, está creciendo.

En el Magreb, en el Sahel -dentro del triángulo que conecta Níger, Mali y Burkina Faso-, en Ucrania, en Gaza, en la cuenca del Lago Chad, en Iberoamérica o en Europa, el TOC financia y es el brazo logístico del terrorismo, cuando no es el propio terrorismo quien ya actúa como transportista seguro de las mercancías o del tráfico de seres humanos del TOC.