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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Risto va a la cárcel

Salvador Sostres el

Risto Mejide entró en la cárcel de Lledoners saltándose todas las normas y recibiendo un evidente trato de favor. Yo también siento un considerable desdén por las normas y entiendo que la democracia sería insoportable, para las almas sensibles, sin los tratos de favor. El problema, en este caso como en todos, no es tanto la arrogancia, el desdén o el atajo; sino si todo ello está justificado por el talento, la nobleza, el provecho que se obtiene a cambio o lo de que de un modo más general, y tal vez demasiado grandilocuente, podríamos llamar los intereses de la Humanidad.

Desde el punto de vista de Raül Romeva y de su entorno hay que ser muy poca cosa para aceptar la entrevista de un impostor como Risto Mejide. Si quieres colar a alguien a la cárcel, que tenga algún sentido, que te sirva de algo realmente importante, valioso, algo que aporte algo de luz o por lo menos de belleza a tu causa, si es que todavía crees en ella. El problema de los tratos de favor -como todo lo que coquetea con el delito o con la falta- es que ha de justificarse con una cierta grandeza. Serrat me decía cuando me hablaba que no entendía a los hombres que tenían amantes feas. “Hay que tener amantes hermosísimas, estupendas, porque si tu mujer te descubre te echará de casa y tus hijas se van a poner de su parte, sobre todo al principio. Cuando pase el tiempo sólo te perdonan si por lo menos pueden pensar: caray, qué bacalao se zampò papá”.

Risto Mejide es lo que Serrat no entiende. Es una amante cardo; y Romeva tendría que entender que además de estar en la cárcel es muy mal plan que te descubran un trato de favor y que sea por hacerte entrevistar por semejante patán.

Desde el punto de vista de Risto Mejide hay que ser verdaderamente burro, burro con el agravante de no darte cuenta de que lo eres, para ir a una cárcel y fotografiarte en la puerta para colgar en Instagram un comentario lastimero. Si de verdad te importaran estos presos te habrías jugado tu puesto de trabajo por defenderlos, habrías pagado el precio como los hombres libres que viven en pie en lugar de hacer la parodia del artista, jugando a tu postureo de afectación y frivolidad que sólo pretende hacer negocio con la desgracia ajena y surfear cualquier causa que se ponga de moda, por estúpida que sea, para obtener el más rastrero provecho.

Desde el punto de vista del tal Mejide es procurarse una humillación innecesaria acudir a estas alturas a Lledoners y hacerte la niña tonta -Sabina lo canta- en medio de una orgía. Si hasta ahora no habías entendido lo que pasaba ni habías tenido la suficiente imaginación para hacerte una idea de la situación personal de alguien que lleva casi dos años en prisión preventiva, es que además de un burro eres un pobre imbécil.

Es también muy propio del personaje el deshonor final de negar el pastel cuando te lo descubren. Nada que no esperara de quien no ha pagado nunca el precio por nada ni por nadie, pero no por ello deja ser deprimente.

Por parte de Esquerra, que es de quien depende Romeva, es altamente torpe arriesgar sus vías preferentes con simulacros como éste. Es arriesgar mucho a cambio de un mono de circo que no va a aportaros ningún beneficio, ni concreto ni general, ni a Esquerra ni a la Humanidad. A veces parece que la cárcel no os importe y que le deis trato de segunda residencia. Sólo así se puede entender que os juguéis del modo más irresponsable las pequeñas comodidades que podáis tener, sólo para satisfacer el postureo de un analfabeto, mitad petarda de la tele, mitad Narciso desdibujado de concavidad y horterada.

Si vuestra respuesta a Pilar Rahola és Risto Mejide, ja podem plegar.

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