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La auténtica “Operación Cataluña”

Salvador Sostres el

“La independencia de Cataluña se hará con Convergència o no se hará”, decía David Madí cuando Esquerra acusaba a los convergentes de no ser un partido que se definiera como independentista. Han pasado 15 años, David Madí continúa mandando -aunque bastante menos- Convergència i Unió se rompió, Convergència se refundó y Mas fracasó e hizo y ha hecho fracasar todo lo que ha tocado. Y sin embargo, Convergència, la misma Convergència, está a punto de marcar el principio de la solución para Cataluña.

Madí y lo que queda de la vieja guardia convergente le quieren imponer a Carles Puigdemont que el líder de su incipiente plataforma independentista, llamada la Crida, sea Artur Mas. Por decirlo en los términos de la cursilería actual, es un win-win total. Pero para España. Cuando en 2015 la CUP pidió y obtuvo la cabeza de Mas fue porque le consideraban la última garantía de que Cataluña no fuera nunca independiente. En efecto, era una garantía. Pero como hemos podido aprender del último año, no era la última.

Artur Mas i Gavarró (Barcelona, 1956) es un especialista en incendiar la casa para presentarse como un líder de los más irredentos, para presentarse luego como el rey de los bomberos para calmar a los moderados. Fue quien forzó el Estatut de máximos de 2005 para ir en 2006 a recortarlo a la Moncloa de Zapatero. También fue quien forzó la consulta del 9N para vaciarla al final de contenido político, pactando a hurtadillas con Soraya que no iba a organizarla la Generalitat, aunque aquel día quiso pasarse de listo saliendo a proclamar oficialmente el resultado. Durante los días previos a la declaración de independencia, fue quien más hizo para convencer a Puigdemont de convocar elecciones.

Fue el primer y único candidato convergente al
Parlament que ha estado en la oposición, incluso en la oposición de José Montilla. Rompió CiU para aliarse con Esquerra, en uno de los pactos más ruinosos para un partido político desde la recuperación de la democracia. Quiso refundar Convergència y todos sus candidatos fueron derrotados. No pudo ni imponer el nuevo nombre del partido.

En el nuevo reto, lo más probable es que Puigdemont no acepte a Mas, y el PDECat se escinda con Mas de líder. Por desgracia para Puigdemont, y por suerte para España, el PDECat, pese a su sinsentido, todavía conserva un considerable poder territorial, así como las subvenciones y los derechos electorales, de modo que es portentosa el arma de que dispondrá Mas para ensanchar los límites de su incompetencia y de su fatalidad.
Ésta es la verdadera “Operación Cataluña”, mucho más letal que la que tan torpemente llevó a cabo el comisario Villarejo. Ésta es la operación que dará sepultura al actual proceso independentista.

Si Mas lidera la Crida, el Gobierno estará de enhorabuena porque aunque haciéndose el gallito de cara a la galería, por detrás buscará rendirse. Muy como el 9N. Hace un par de semanas se ofreció a Suárez Yllana como el hombre que puede ser la solución para el problema catalán.

Si Puigdemont le rechaza, la escisión del PDECat será prácticamente inevitable y a la sentencia de Aznar de que “antes se romperá Cataluña que España” habrá que dedicarle una calle en todos los pueblos de Gerona.

También, y en cualquiera de los dos escenarios, se demostrará cierta la frase de Madí, advirtiendo de que la independencia no es posible sin Convergència, sobre todo ahora que van a salir a enterrarla.

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