ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs French 75 por Salvador Sostres

La alegría de vivir

Salvador Sostres el

Hay una virtud -Borges lo dice- sin la que todas las demás son inútiles. Es el encanto. Sucede con las personas, con las situaciones, y por supuesto con los restaurantes.

Nakashita es un japonés del Borne y su cocina es encantadora. Todo es bueno, todo es intenso, todo en el punto mágico de equilibro entre el talento y el sabor, entre la calidad y la originalidad. Alguien que nos conoce bien hizo este restaurante para que nunca olvidáramos la alegría de vivir.

Nakashita huye de complicaciones innecesarias, de la detestable pedantería. Trabaja el foie con maestría, es alta la delicadeza de su carne de wagyu, y vibrantes los platos en que se emplea. En todas sus categorías y modalidades, el atún es el rey de la casa, aunque el salmón y el bacalao, tan injustamente considerados menores, alcanzan aquí un nivel de exquisitez difícilmente superable. Hay cocina japonesa más allá del pescado crudo, y distingue mucho más a los cocineros el talento que su procedencia.

Un hombre es un instinto de felicidad y en Nakashita puede uno concretarlo. El jefe de sala, Daniel, extraordinario, adapta la cocina del restaurante a las particularidades de cada cliente, y yo creo que está a punto de convencer al chef de que elimine la cebolla y el cebollino que decoran algunos platos, y que de un modo tan grosero alteran su gusto exacto. Hay que huir del concepto de decorar los platos. La decoración es contraria a la alta cocina y en un plato sólo tiene que haber aquellos ingredientes que quirúrgicamente se necesiten para obtener el sabor y textura que el cocinero haya imaginado.

Las virtudes son de todos modos superiores en número e importancia a los pequeños y corregibles defectos de Nakashita, que no cierra nunca, salvo en Navidad y Fin de Año, lo que sin duda es una cortesía con los clientes y una inusual demostración de inteligencia en una Barcelona que cierra los domingos como si no hubiera entendido que vive del turismo y de los servicios.

La casa ofrece un menú de mediodía a precio escaso y aunque cuando se profundiza sale más caro, los precios son siempre razonables. Buen sake seco, al que seguramente con demasiada facilidad se da despacho. Sorprendentes mochis de crema catalana.

No sabemos el tiempo que nos queda pero sí sé que, en cualquier caso, ir a Nakashita es una excelente manera de usarlo.

Otros temas
Salvador Sostres el

Entradas más recientes