Salvador Sostres el 03 oct, 2021 Me deprime ver cómo los jóvenes homosexuales, que se supone que viven vidas de inconveniente y discriminación, son los primeros en atacarse entre ellos usando su intimidad como arma y muchas veces inventándosela, con el único propósito de maldecir y de hacer daño, como si ellos mismos asumieran que ser gay es algo sucio, pernicioso o delictivo. Me abruma asistir a este autodestructivo espectáculo, muy de gueto, muy bajo, tan estridente en las formas como moralmente inaceptable. Hace tiempo que circula por Barcelona el rumor de que una celebridad aparentemente heterosexual tiene una cuenta más o menos oculta en Grindr -una aplicación de citas para hombres- y muchos de estos jovenzuelos a los que me refiero presumen de tener capturas de pantalla de su perfil e incluso mensajes que tal celebridad les ha mandado revelando su verdadera intimidad para acabar de concretar el encuentro. El viernes, harto del chismorreo, pedí a uno de estos chicos que me mostrara las supuestas imágenes que justo me acababa de decir que tenía, pero al final resultaba que no las tenía él, sino “un amigo, pero de verdad que las he visto”. Le eché del bar, y le dije al amigo que lo había traído que nunca más lo volviera a traer. Los chismes están bien y yo soy un cotilla, pero esta basura endogámica me da asco. Me da asco que la gente se destruya por lo que es, siento desprecio por los que convierten su dolor en más dolor para los demás, y si los linchamientos son la dinámica del cobarde, los que se basan en la mentira son de una repugnancia indescriptible. Nos gustan los hombres, nos gustan las mujeres, tenemos deseo, tenemos pasión, tenemos amor. Y tenemos el morbo. A todos nos pasa y a todos en distintas direcciones y por distintos motivos. Utilizar esta intimidad para herir a alguien es mezquino. Utilizarla para herir como tantas veces te hirieron a ti, o a personas que fueron como tú, es no comprender tu lugar en el mundo, ni siquiera en tu vida. Yo entiendo que todo esto es muy divertido, que la tecnología nos hace sentir a todos la mar de listos, y que cuando no somos capaces de crear nada importante con nuestro talento y nuestro esfuerzo, hablar, aunque sea mintiendo, de quién se acuesta con quién, es el último recurso para que uno crea que parece interesante. En verdad no eres interesante. En verdad no eres más que una rémora barata de los vergonzosos escuadrones que no hace tanto tiraban a los que eran como tú por la ventana. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 03 oct, 2021