Salvador Sostres el 05 mar, 2017 El Barça afrontó ayer su último partido previo a la vuelta contra el PSG ante un Celta al que también le gusta el fútbol y sabe jugarlo bastante bien. Como venía haciendo los últimos días, Luis Enrique atacaba con un 4-3-3 y se defendía con un 3-4-3, con Jordi Alba asumiendo las dos posiciones. No vimos al mejor Barça pero si el Barça haciéndolo lo mejor que puede tal como está. Se nota que los jugadores intentan suplir con esfuerzo y dedicación la falta acierto y de inspiración. Y esa mezcla de inercia y decadencia que es aristocrática, pero no competitiva. Si el miércoles remontamos será un milagro. Este fútbol tiene entrega y voluntad pero el pasaporte caducado. Primera parte como la noche de un sábado cualquiera de marzo. Ni frío ni calor, ni Navidad ni Semana Santa. Así el Barça como el Celta. Messi lo intentaba, Neymar lo intentaba más. Buenas intenciones y mala puntería. Sergi Gómez le dio una involuntaria patada a Messi en su masculinidad que a cualquiera de nosotros nos hubiera llevado al ingreso hospitalario, pero el argentino se recuperó tras brevemente retorcerse de dolor. En el minuto 19, primero Suárez y Messi a continuación estrellaron el balón en el mismo punto del poste de Sergio. También Roncaglia la tuvo contra Ter Stegen pero chutó desequilibrado y desviado. Un Neymar cada vez más completo atacaba y defendía y estaba grandioso en los uno contra uno pero patinaba en las finalizaciones. Quien no patinó fue Messi, que en el 23 hizo lo que sabe hacer, que sortear a cuatro y desde el balcón del área ajustar el balón al poste izquierdo de Sergio para elevar su arte a gol. Curiosa celebración del argentino, que tras dedicarle el tanto como siempre a su abuela, mirando al cielo, hizo el gesto del teléfono mirando al palco. Como dice mi querido Nacho Vegas, ¿es mi alma o es mi dinero?; y en estos días en que se negocia su renovación, todas las interpretaciones fueron en la misma dirección. En cualquier caso, ahí están las cifras del genio en esta temporada: 37 partidos, 37 goles. Pichichi en la Liga y ha marcado en 11 de los últimos 12 partidos. Pero no era justo que Neymar no tuviera su premio y lo tuvo, cerca del minuto 40. Busquets que pareció haber recuperado su buen juego, conectó fácil con la MSN, con la buena colaboración de Rakitic, Messi con extrema dulzura y haciendo obvio lo dificilísimo, le puso un balón delicioso a su brasileñoy éste lo resolvió con un toque que acreditó su clase infinita. 2 a 0. Primera parte de menos a más para el Barça. Buenas sensaciones: la mejoría de Busquets y Rakitic, la totalidad de Neymar, la finura de Messi. Hacía tiempo que al equipo le faltaba confianza y ayer, durante los primeros 45 minutos, se gustó. La segunda parte empezó confirmando el gran momento de Neymar y la firme recuperación de Busquets para el fútbol de alta fidelidad, lo que además de alegría dio esperanza. Sergi Roberto hizo una carrera memorable de 70 metros pero no la supo culminar. El tercero lo consiguió Rakitic, probablemente en fuera de juego, como culminación de una buena jugada de equipo. La impresión general era que el adiós por anticipado de Luis Enrique sirvió de revulsivo, y hasta Umtiti marcó el primer gol como azulgrana. Folklórico momento en el Camp Nou. Pero el paralelismo inevitable con el partido del miércoles lo firmó Messi logrando el quinto haciendo su jugada preferida: carrera, recorte y coger a contrapié al portero para batirle con suavidad. El encanto de esta jugada de Messi, tan suya, es que todos los defensas saben que la hará, y ni así pueden evitarlo. Descanso para Neymar, que como quería el poeta, dejó huella y se marchó entre aplausos, aunque no sé si Jaime Gil de Biedma llegó a soñar la cerrada ovación de un estadio. En fin: notable partido de un Barça con las luces encendidas y los genios afinados; y que con este marcador pasaría a cuartos. Pero el PSG también juega y son muy buenos. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 05 mar, 2017