He tenido que cruzar la ciudad, he andado 20.000 pasos y he visto cómo se deshacía, cómo se desdibujaba, cómo iba perdiendo el prestigio, y el color, y todo se volvía marronoso, grisáceo, y el aire se entristecía, y se desvanecía la esperanza, y en cada travesía la gente tenía más mueca, menos halo, la piel más dura, la ropa más gruesa, y yo quería sujetar la alegría pero me resbalaba de la mano y caía al vacío, caía, caía, del helicóptero al vacío, y estaba tan lejos el suelo, tan tenue la vida, todo se parecía a la muerte, los nombres de calles que nunca había oído, los escaparates de todo lo que en casa se habría llevado el camión de la basura, la tristeza siempre empieza en un detalle, la primera vez que no contestamos, el primer cuerpo que advierte el rechazo, señoras con el pelo de peluqueras que son ellas, señores sin tensión, sin restaurante, es imposible ser un hombre en estos callejones, cumplir como un hombre en frecuencias tan bajas, lo de verdad no sabrías ni nombrarlo pero notas la mentira y no te sirve y estas calles te pesan, y tus mujeres, y la venenosa tristeza del aire, y todo te humilla, y todo es resentimiento para el hombre demediado, la vida tan dura, el premio tan escaso, tu odio, yo siempre entendí tus culpables imaginarios, que te tentaran las soluciones mágicas, sólo la magia entre tu calle y mi calle, sólo escribir entre mi iPhone y el de la chica que nunca contestó mis llamadas, sólo mi mano y la tuya que resbala y caes, caes, sólo mis 20.000 pasos entre quien siempre quise y nunca tuve, entre tu escaparate y mi farsa, solos tú y yo frente al derribo, yo tengo más diversiones, yo tengo más gadgets, para disimular el desastre, tú tienes menos de todo, también menos desastre, pero sin gadgets es más crudo, más humillante sin diversiones, más al borde de cada línea, más al límite de cada día, vivir atormentado de sentido es la parte más pesada, más rencor no va a salvarte de nada, tampoco a mí más esperanza, el tacto, el olor de un cuerpo la noche antes del primer rechazo, la boca, la mano que parece abrirse en la noche pero siempre se desvanece antes que llegues a tocarla, el silencio de la noche en tu calle y en mi calle, los 20.000 pasos desandados, los colores de vuelta en la oscuridad, el desastre atenuado por el código postal, dejarte de ver, dejarte de respirar, volver a sonreír, volver a confiar, la pálida caricia que borra la ciudad.
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