Salvador Sostres el 14 dic, 2016 Nadie tendría que ser detenido por quemar una foto del Rey ni por burlarse de él en un artículo, en una viñeta, o en cualquier otro formato. La libertad de expresión no puede limitar con el buen gusto, ni con nuestras opiniones, ni con nada más que no sea la imputación de hechos falsos o las amenazas. Vivir libres tiene un precio y ser un ciudadano verdaderamente libre consiste en pagarlo. Además, no sólo no me da ningún miedo sino que estoy muy contento de que la CUP queme retratos del Rey, o de que Pablo Iglesias diga, como dijo en 2009, que el Holocausto fue una mera decisión administrativa. La libertad de expresión es la mejor herramienta de La Civilización y el mejor antídoto contra la barbarie. Que hablen, que hablen. Que quemen todo lo que quieran quemar. Lo peor que tienen son ellos mismos y exponerles es el modo más eficaz de que cada vez más incautos se vayan dando cuenta de lo despreciables que llegan a ser estas bandas con las que no hace mucho empatizaron. Lo que nos salva frente a los vándalos nunca es el silencio, sino usar bien la voz y palabra; y no es propio de los ciudadanos vertebrados y libres que se supone que somos, que nos escondamos de nuestro deber cívico esperando que el Estado prohíba lo que no puede prohibir; ni es tolerable que apelemos a la humillante corrección política en lugar de dar la cara, aunque nos la rompan, por aquello en lo que creemos; y es indigno que nos hagamos las escandalizadas cuando lo único escandaloso es el tiempo que hace que todos y cada uno de nosotros tendríamos que habernos levantado para decirles a estos canallas que ellos y sus dogmas son totalitarios, repugnantes, contrastados portadores de miseria y muerte. En lugar de esto, ¿qué hemos hecho? Pues por cobardía, por inconsistencia y por dejadez, reírles las gracias y votarles. Es patético que pretendamos luego prohibir como pichurrias lo que no somos capaces de combatir como Hombres. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 14 dic, 2016